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Martes, 18 de diciembre de 2012

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Un robo

Ya no me quedaban fuerzas para seguir luchando contra la indiferencia de los funcionarios, la desidia en el manejo de la cosa pública, la indiferencia de los dirigentes gremiales y el dejar hacer de una sociedad que ha perdido el sentido de pertenencia de nuestro patrimonio.

Con la misma naturalidad que se aceptó el cierre de los ramales ferroviarios, el posterior levantamiento de vías, el robo de durmientes, galpones y tinglados, máquinas de los talleres, etc. nuestra sociedad cambió el tren por el ómnibus y comprobó tardíamente que los pasajes salían mas caros y que no era lo mismo viajar cómodo, que con las piernas acalambradas, que no se podía caminar por los pasillos para ir al baño, al comedor o simplemente cambiar de posición para leer un diario o una revista, debimos adaptarnos a ir a Buenos Aires en más de cinco horas, soportar asientos incómodos, poco espacio con los delanteros y viajar con las rodillas pegadas al pecho que caracteriza a la mayoría de las unidades que hoy prestan servicios y nos pretenden convencer de que eso es "confort".

Si se pudiera medir el monto de las pérdidas ocasionadas a nuestra economía como consecuencia del retiro de los trenes, la sorpresa superaría toda previsión real y concreta porque, a lo directamente vinculado a la explotación del servicio ferroviario para el traslado de pasajeros y cargas, hay que sumar todos los costos de los asentamientos irregulares de las principales ciudades como consecuencia de las migraciones internas, los accidentes provocados por la siniestralidad de nuestra rutas y autopistas, el mayor consumo de combustibles y la directa relación con la caída de nuestras reservas, la desaparición de cientos de poblaciones y el progresivo deterioro de las estaciones por falta de mantenimiento, junto al saqueo de nuestro patrimonio.

Y ni que hablar del levantamiento de kilómetros de vías y su posterior comercialización con las principales acerías del país, constituyendo uno de los delitos de mayor envergadura de todo el desguace.

Con una denuncia que encaré en los Tribunales Federales de Rosario junto a un ex ferroviario de los talleres de Pérez, intentamos recuperar un torno vertical para ruedas que funcionaba en los galpones de los que fueran los talleres ferroviarios de avenida Alberdi y Junín, que medía 4 metros por cuatro y seis de altura, que pesaba más de 25 toneladas y fuera retirado por una conocida empresa de transporte rosarina. Ignoro su destino final y nuestra lenta justicia no ha investigado, pese a haber reiterado nuestro pedido.

Angel Contestí

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