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Miércoles, 16 de mayo de 2007

CORREO

Marcas

La relación entre la violencia y la perversa ineptitud de los administradores estatales es directamente proporcional. Si muchas veces se dijo que las imágenes hablan por sí mismas, habrá que reiterarlo porque las imágenes de Neuquén, Salta y ahora Santa Cruz son elocuentes. Las marcas en los cuerpos son de balazos y garrotes gubernamentales.

Un maestro asesinado y un gobernador que de modo autista sigue en su poltrona. Trabajadores aporreados, obligados a dispersarse con gases y balas, aquí y allá.

En el Norte y el Sur, los funcionarios tienen la malvada costumbre de poner en sospecha a las víctimas de la represión, las que seguramente "algo habrán hecho". Por supuesto que algo hicieron y hacen, reclamar por sus legítimos derechos a percibir retribuciones dignas.

El mismo Estado que paga en negro la mayor parte de los salarios a los trabajadores estatales es el que persigue a la población para exigirle el cumplimiento impositivo puntual y efectivo. Claro "la nueva cultura tributaria" implica que continuemos pagando los trabajadores para sostener a cualquier costo los privilegios prebendarios de minorías asociadas al capital vernáculo y transnacional.

Mientras continúa el macabro festival represivo, el presidente prefiere las quebraduras de miembros de los de abajo para persistir en la opresión y la rapiña.

Ya lo sabemos, la única senda a transitar es la organización popular y la lucha. Ellos no cambian, nosotros somos más y podemos demostrarlo con la resistencia y la dignidad.

Carlos A. Solero

Miembro APDH Rosario


Ambientales

Si a cualquier persona medianamente informada le preguntáramos: ¿piensa que Al Gore o George Bush son parecidos, tienen similitudes o coincidencias?, seguramente nos responderá que no, y tal vez apunte algunas diferencias como las siguientes: Gore fue vice presidente, Bush presidente de los EE.UU. por dos períodos. Gore defiende el ambiente y Bush lo arrasa. Uno es demócrata y el otro republicano.

No es poco, pero si rasgáramos levemente la cáscara de esta verdad impuesta veríamos que Gore y Bush son lo mismo, aunque no lo parezcan tanto.

No obstante tenemos que aceptar que mientras Bush es la cara odiosa y odiable, Gore es una contracara simpática y aceptable, de un mismo país.

Ambos han sido parte de la conducción y responsables de las políticas insustentables de la nación más poderosa de la tierra, que emite el 25 % de los gases de efecto invernadero causantes del cambio climático y el calentamiento global, con sus secuelas de destrucción y muerte.

Coinciden además y han hecho causa común en la defensa, promoción e incremento de la producción de biocombustibles. Producción mayoritariamente sustentada con semillas transgénicas, agroquímicos altamente tóxicos, destrucción de selvas, montes y bosques nativos y exclusión de amplios sectores rurales, que terminan como asilados ambientales en la villas miserias de las ciudades de todo el mundo.

Los dos apuestan todas sus fichas a la consolidación del nuevo paradigma productivo, el biocombustible, como sustento de sus políticas hiperconsumistas, de las cuales no reniegan.

Ricardo Luis Mascheroni

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