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Jueves, 9 de septiembre de 2010

PSICOLOGíA › EL CRUCE ENTRE LA NEUROBIOLOGíA Y LA ECONOMíA

Para domesticar al consumidor

La localización de un real neuronal lleva a algunos al sueño de desplazar la función real del acto como eje de la elección subjetiva, promoviendo una ideología del consumo que rechaza la responsabilidad del ciudadano.

 Por Ernesto Sinatra *

Hoy sería posible a partir de la neuro economía (audaz cruce de la neurobiología con la economía) para incidir en los consumidores y sus hábitos. ¿De qué manera? Se ha ideado un spray nasal que aumentaría la confianza en los otros, al par que disminuiría el sentimiento de peligrosidad causado por extraños; empleada como "técnica de mercadeo serviría para aceptar riesgos sociales que surjan de las interacciones personales". En una palabra, este invento de aplicarse serviría para domesticar al consumidor en tiempos de caída libre de los mercados. Más allá de lo humorístico de la noticia, se comprueba hasta qué punto la localización de un real neuronal lleva a algunos al sueño de desplazar la función real del acto como eje de la elección subjetiva, promoviendo una ideología del consumo que rechaza la responsabilidad del ciudadano.

Hace ya algunos años, a partir de síntomas paradigmáticos de la sexualidad masculina, intenté demostrar hasta qué punto el ensañamiento autoerótico de los hombres con el falo determina el costado macho del malentendido de los sexos (elemento central de los desajustes con el Otro sexo, pivote del rechazo al goce femenino); luego de haber reincidido en mi investigación nunca imaginé que aquélla pregunta encarnada tradicionalmente como queja por las mujeres encontrase en la neurociencia una intención de respuesta: en "textos de divulgación" científica.

Por ejemplo se puede leer que a través de una resonancia magnética nuclear se habría detectado que la amígdala del cerebro es uno de los centros primarios de la actividad emocional; y a partir de ello algunos científicos afirman que las emociones tendrían género, pues se habría corroborado que la mayor presencia de oxitocina en las mujeres que en los hombres las encausa a ellas decididamente hacia el amor (especialmente en las madres, ya que es una hormona más activa en ese estado). Deberíamos entonces responder que los hombres "son como son" a causa del predominio de testosterona y "aquí viene la novedad", especialmente por su escasa capacidad para emplear la otra hormona de referencia, la oxitocina presentada en varias notas como una suerte de abanderada química de la liberación femenina del nuevo siglo. A los hombres les falta (o no tienen suficiente) lo que las mujeres producen sin inhibición (la oxitocina, inhibida por la testosterona).

Hace algunos meses los periódicos han publicado, alarmados, índices crecientes de daños cardíacos producidos en las mujeres de nuestro país a causa de su agitado nivel de vida. Al mismo tiempo, otras experimentaciones dicen haber comprobado que "las caricias y los abrazos cumplen una función terapéutica en el corazón de la mujer" vaya novedad literalmente. Aquí también "cómo no imaginarlo" es la oxitocina la encargada de bajar la presión sanguínea y el ritmo cardíaco. Ergo, hay que abrazarse más, lo que lleva a una indicación desde la industria del comportamiento cognitivo: conseguir partenaires (masculinos o no) que las abracen más.

Ahora comprobemos otras cualidades terapéuticas y funcionales atribuidas a la nueva panacea química, supuesta base real de la industria del amor aplicadas al género femenino: "estrechan el vínculo entre madres e hijos"; nos hace "mejores personas, más confiadas y confiables"; pero, atención, sobre todo ayudaría a que las mujeres logren partenaires estables, ya que esta hormona lograría "determinar el partenaire sexual por su capacidad de estimular a las mujeres para formar vínculos emocionales fuertes". Se desprende así una ideología del amor reintroducida por la química del sexo; ella permitiría desde influir en la elección del partenaire, hasta controlar el amor pasional limitando sus efectos contingentes. Pero aún hay algo más, se habría demostrado que "shopping y sexo dan la misma satisfacción" ya que ambas actividades estarían "reguladas por la misma área cerebral, el sistema límbico".

Mis queridas señoras, señoritas, por si no lo entendieron aún: si no tienen partenaire, tienen tarjeta de crédito. El shopping las espera, y él sí, no las va a defraudar.

Comprobamos hasta qué punto se pretende colocar en el lugar vacío en el que habitaba el buen Dios padre, un Dios químico neuro económico como pretendida causa de lo humano, en una nueva "y audaz" pantomima de lo real. Y más acá de la importancia innegable de los avances de las tecno ciencias, se trata de estar advertidos de sus consecuencias para evitar que las manipulaciones del real biológico realizadas en nombre del mercado aplasten el poder de decisión de hombres y mujeres.

* Director EOL y miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).

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"Shopping y sexo dan la misma satisfacción" porque estarían reguladas por el sistema límbico.
 
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