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Jueves, 27 de octubre de 2005

PSICOLOGíA › A PROPOSITO DEL ESTRENO DE "LA NARANJA PARTIDA"

Lo que se pone en escena

El psicoanalista Alberto Tudurí nos aproxima su comentario sobre la obra que dirige Sabatino Cacho Palma. Es el pasado, que desde el presente de la pieza, nos conducen al futuro.

 Por Alberto Tudurí *

Otra vez el teatro demuestra que es explosión﷓implosión﷓aventura y básicamente pregunta. Una pregunta que seguramente ha requerido un tiempo y un espacio de reflexión﷓decisión, para que la vida y la muerte preparen el soporte de la "Mise en scene", que es agón ﷓Odisea﷓ lucha, como lo relata Homero y lo canta nuestro Homero Manzi en "Naranjo en Flor". Ese es el experimento teatral posible. Eso es lo que llamamos experimental, es decir, pregunta (punto de iniciación﷓acaecimiento). Quizá esta fue la condición germinativa, produciendo lo biográfico﷓testimonial. Uno frente al Otro, ese otro de la exterioridad, pero ese Otro más allá de la conciencia, es decir del orden de lo más íntimo﷓sagrado﷓real.

Vibra una Ronda intensa y tierna de "pañuelos blancos" emblemáticos, transidos por Eros y Thánatos, que desde el horror, lo siniestro, se convirtieron en las "locas de la partición﷓parición", dando a luz, desocultando a "cielo abierto" la verdad de historias ominosas convertidas, transformadas, en poesía, bravura, belleza. La fuente está en nosotros y en nuestra historia, que resuena, hace eco en el cuerpo

﷓actor, como grito, aullido, canto, bramido o silencio. Es el pasado, que desde el presente de la Pieza, nos conducen al futuro. La historia se recupera a través del relato, la narración dramática, ya que cada uno de estos espacios "pone en escena" roles que nos implican, nos interpretan, nos cuestionan. Una bella forma contemporánea de "retornar al hilo, filamento del mito".

Si podemos aceptar lo inesperado, lo no sabido, que trágicamente lo encontramos en la actuación, la vida entonces nos da hoy la posibilidad de comenzar de nuevo (punto de advenimiento), confirmando entonces, el reconocimiento a un Teatro en continuo invento﷓combinatoria﷓ experimentación. Un Teatro moderno, peligroso. Un Teatro de borde, abisal, siempre buscando ese quiebre que lo lleva en su "concepción escénica" más allá de cualquier ilusión de cierre, armonía o completud.

Nietzsche recordaba: "vivid en peligro". Vivir es estar en peligro, pero es preciso hacerse cargo del riesgo para poder vivir, y no crear a partir de su renunciamiento, la cobardía o el eco de la muerte narcotizante.

Zaratustra canta "únicamente los que tienen vocación de pájaro pueden volar y hacer su nido, ahí en el borde del Vacío". Hay que animarse, arriesgarse, seguir el camino divergente, que es el destino, "trocha angosta", incierta, inquietante, del deseo y su Acto.

Con alegría, queremos resaltar un trabajo, una apuesta que se sostiene en un fondo de ausencia, ya que la actuación dramática ha tenido la particular función de realizar una representación no de algo compacto, lineal, homogéneo, sino de llevarnos mágicamente a la bordadura de un espacio de donde surgen las voces internas, lejanas, los ecos de la fiesta popular, la ceremonia ritual, así como la fuerza dispersante de la peste (enigmática﷓misteriosa).

Esta representación es derroche, erotismo, fiesta del alma, carnaval; elige la Voz, que solidariamente se anuncia en el grito y el silencio. Esa voz que pro﷓clama una nueva inscripción, textura, continuidad del "deseo indestructible", de la vida indetenible, promesa del Teatro, alba, acrobacia inexorable, canto y danza, donde el Teatro anticipa ese nuevo Acto ético que la humanidad esta esperando. San Agustín dice "Nuestro corazón esta inquieto".

La búsqueda de originalidad no es cuestión que importe, no hay nada a defender en el sentido de "progreso cultural" (donde algo se gana, también perdemos o descontamos). El Teatro no es un problema tecnológico, de mercado o burocracia cultural.

No se trata de experimentos magistrales ni perfectos, tampoco una carrera de postas o de jugar a la oferta y demanda. Es un modo de existir, no de subsistir, de arriesgarse, es un juego que incluye intenciones, deseos, goce, aluvión de fuerzas, convirtiendo un trabajo riguroso, en belleza, presencia y presente, dejando marcas en su desplazamiento. La pieza está hecha "por encima de si mismo" es decir más allá de lo racional, un paso más, cerca de ese limen, donde las palabras dejan de ser activas y sólo enuncian brechas, pinceladas, sombras, momentos de ser. La frescura de la arquitectura escenográfica y el diseño luminotécnico del hecho teatral con sus pliegues de luces y sombras, conforman un suave acercamiento a lo poético ﷓ fractal.

Seguramente esta "residua fugaz" que deja este trabajo actoral, avivará el gusto por la polémica y creará un espacio de debate inquietante.

Apostar, con ﷓ vocar, representar, jugar ﷓ jugarse, es un ejercicio ampliamente provocador y desencadenante.

* Psicoanalista.

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La historia se recupera a través del relato, la narración dramática.
 
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