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Jueves, 24 de mayo de 2007

PSICOLOGíA › LA PARTICULAR RELEVANCIA DE LA PERVERSION

Transgresión de la norma

El psicoanalista Néstor Yellati dictará una conferencia de actualización sobre las perversiones el 1º de junio en la EOL Rosario. En esta nota anticipa el enfoque que desarrollará.

 Por Néstor Yellati *

El tema de las llamadas perversiones tiene hoy una particular relevancia. La enorme transformación sufrida por la sociedad occidental en su conjunto desde la época victoriana de Freud, que consideraba la unión heterosexual con fines de procreación como única compatible con la moral, hasta una actualidad en que prevalece la diferencia entre sexualidad y género y se reinvindica la legitimidad de múltiples prácticas de goce, hace necesaria una puesta al día de un término que tiende a la desaparición.

En efecto, es a fines del siglo 19 cuando la perversión es objeto de investigación en el campo médico en tanto transgresión de la norma que rige la relación entre los sexos.

Es así como surgen autores como Havellock Ellis y Kraft﷓Ebbing, creador de la famosa Psicopathia Sexualis, quienes se encargan de clasificar y describir las prácticas consideradas perversas con un detalle que hace que a pesar de las transformaciones antes mencionadas no se pueda prescindir de su referencia. Un ejemplo de ello es que no se ha podido dejar de usar en ningún ámbito los términos sadismo y masoquismo para referirse a prácticas sexuales determinadas.

Freud como contemporáneo de esos autores recoge la clasificación establecida pero para subvertirla. Ya no se trata de localizar lo anómalo en la sexualidad sino de caracterizar a ésta en tanto anómala, constitutivamente perversa no sólo a través de la caracterización de sus distintas manifestaciones sino como lo propio de todo ser parlante desde su nacimiento.

Para Freud la pulsión sexual no esta ligada a ningún objeto de manera natural. La unión se produce no solo debido a determinantes biológicos sino como respuesta a contingencias de la vida con las que cada sujeto debe confrontarse.

La sexualidad humana pierde así toda naturalidad y lo que aparenta como tal no es más que el resultado de un complejo proceso dentro del cual lo llamado "perverso" es una posibilidad tan legítima como lo considerado "normal". Mas allá de los determinantes que efectivamente inciden en la posición sexual de lo que se trata es de una elección inconciente, y por tanto ética y no moral.

Es Jacques Lacan quien recoge la perspectiva freudiana haciendo del concepto de falo y castración el pivote alrededor del cual gira la sexualidad humana y de la posición del sujeto en relación a la castración lo que determina su estructura en tanto neurótica, perversa o psicótica.

Pero es necesario poner en claro que esta es la orientación seguida en la primera parte de su enseñanza. En el curso de la misma, la producción del concepto de goce extraído de la médula del descubrimiento freudiano y el lazo del sujeto con el Otro permite revelar la posición perversa desde una perspectiva renovada en profundidad.

El principio lacaniano de que no hay relación sexual entre los seres parlantes, conclusión necesaria del descubrimiento freudiano, hace de la llamada perversión uno de los recursos para procurar hacerla existir.

Uno de los desafíos para el psicoanálisis hoy es responder al discurso hegemónico que es el de las neurociencias. Basta acceder a cualquier medio de difusión para advertir el bombardeo cotidiano de nuevos "descubrimientos" que explican no sólo las capacidades cognitivas sino el amor heterosexual, la homosexualidad, los fundamentos biológicos de la atracción sexual dependientes de la diferencia cerebral entre hombre y mujer, etc.,etc.

Este discurso, de fundamento científico pero de conclusiones que contradicen tanto la más mínima experiencia clínica como evidencias de todo tipo se opone al descubrimiento psicoanalítico en nombre de la ciencia. Hay que reconocer que su capacidad de penetración iguala a la de provocar perturbaciones en quienes sufren.

En un polo opuesto pero de un modo marginal, con una influencia mas limitada pero con fundamentos que merecen ser estudiados, existen hoy día teorías acerca de la sexualidad como la teoría Queer que plantea al género como producto de una construcción social.

Esto tiene como consecuencia necesaria lo impropio del uso de un término como perversión en tanto referido a la norma, en tanto la norma es social y por lo tanto variable tanto sea considerada diacrónica como sincrónicamente. Una posición extrema respecto de la imposición social consiste en la llamada autodesignación del género, es decir, solo el sujeto decide su posición sexuada en un ejercicio que se pretende libre de determinaciones. Hay puntos de contacto y diferencias de importancia con la teoría psicoanalítica que justifican ser analizados.

Como conclusión podemos decir que la problemática de la perversión, considerada como una perspectiva de la sexualidad humana en particular (los hallazgos de homosexualidad en monos solo sirven para desviar la cuestión) ha adquirido gran complejidad y es motivo de un debate de múltiples implicancias en el que el psicoanálisis deberá demostrar una vez mas la importancia de sus hallazgos.

* Psicoanalista. Miembro de EOL.

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Para Freud la pulsión sexual no esta ligada a ningún objeto de manera natural. No se ha podido dejar de usar en ningún ámbito los términos sadismo y masoquismo.
 
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