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Lunes, 3 de octubre de 2011

OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD

La última tentación de Binner

El gobernador ha incrementado en la recta final de su campaña presidencial el nivel de críticas hacia el gobierno nacional. Los votos que su accionar puede sumarle o restarle, sus chances para el 23 y su encuentro con Cristina en Venado Tuerto. Lifschitz habló de Nuevo Alberdi y del debate por el futuro de ese codiciado territorio.

Cuesta seguirle el paso y el razonamiento al gobernador Hermes Binner lanzado como candidato presidencial. Qué quiere decir exactamente el socialista cuando dice que este gobierno nacional se parece al de "Menem y De la Rúa". Cuál es el significado de la frase "la Corte anterior era menemista pero esta no resuelve nada". De qué manera Guillermo Moreno lo llamó por teléfono para pedirle "que cambie los datos del Ipec". Cree realmente que la gente considera "roba pero hacen". Toda la andanada está dirigida a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y a su gobierno. Por el momento, Binner mantiene el buen gusto de no personalizar el ataque en la figura presidencial. Se equivocaría muchísimo si un buen día, antes del 23 de octubre, comienza a hablar de las carteras de Cristina o de sus zapatos, ¿no?. Ya con sus críticas a la mejor Corte Suprema de los últimos años de la historia argentina, parece suficiente, por el momento.

Es claro y evidente lo que hace el candidato del Frente Amplio Progresista: busca reunir como sea el voto antikirchnerista. Y no le está yendo nada mal, está segundo con una proyección de casi 15 puntos, claro que con muchísima distancia de la presidenta. Acortar esa distancia enorme, no ganar por supuesto, es la tentación del gobernador santafesino. El punto está en que a su masa de votantes se sumarán decepcionados partidarios de Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde. O sea, juntará de todos lados. Es el famoso razonamiento que se impusieron los opositores tras el golpe de las primarias de agosto: Hay otro 50 por ciento que está disponible. Claro, se sabe que las matemáticas y la política no siempre se llevan bien y es un desafío enorme conquistar semejante horizonte electoral.

Pero lo que al parecer Binner y sus asesores de campaña no se han preguntado es si sus votantes más genuinos quieren escucharlo en ese registro. La figura de Binner emergió inmaculada de entre el barro que supo multiplicar la oposición, sin saber que terminaría enlodada ella misma de pies a cabeza. Binner hizo en cinco semanas una cosecha de millones de votos, ¿qué diferencia habría hacia el futuro con cinco o seis puntos más para él que en las primarias pero a costa de parecerse un poco más a los horribles?

El programa de gobierno que presentó en el Gran Rex de Buenos Aires es la verdadera carta de triunfo de Binner. Su gestión provincial ﷓-la de una provincia grande y gravitante-﷓ es la mejor presentación como candidato. Su histórica mesura, su concepción de las políticas públicas de salud, su estampa de estadista disminuye cuando le quiere poner "pimienta" a su campaña. Para decirlo con todas las letras: si hay un lugar donde la gente no lo quiere a Binner es en ese terreno de crítica permanente. Será que él mismo y sus asesores están bien seguros de que el voto que obtuvieron en la primaria está consolidado y hay que hacer lo que sea para conquistar a los otros votantes.

Se entiende su afán por diferenciarse, sobre todo porque hay un coro inmenso diciendo que tiene la misma idea del Estado que el kirchnerismo, con la intención de presentarlo como "es más de lo mismo, quedémonos con la original". Si bien no es exactamente igual (el kirchnerismo está anclado en el peronismo y eso es sustancial y definitivo para la política de este país); no son pocos los que insisten en que "Binner no piensa muy diferente de lo que lo hace el gobierno nacional", como dijo recientemente Omar Perotti por ejemplo.

Este fin de semana, el conocido politólogo Ernesto Laclau dice en un reportaje en Página/12 que Argentina necesita de una oposición en serio, que es necesaria para la democracia. Que si no, hay que inventarla. Pero el célebre pensador argentino residente en Francia, autor de la idea del neopopulismo como respuesta casi revolucionaria al republicanismo liberal también habló de Binner y del FAP. al que ve en un futuro cercano con "un diálogo fluido y cordial" con el gobierno. Es más, Laclau ve "pequeños coqueteos de Binner a Cristina". Como se ve, hasta los más renombrados pensadores notan las similitudes de las que ﷓-en estos momentos-﷓ Binner se quiere alejar desesperadamente.

Este martes Binner y la presidenta compartirán nuevamente un escenario. Se espera que haya tensión después de lo que se vivió en Rosario, donde el gobernador fue muy criticado por su intervención con críticas profundas al gobierno nacional en un acto institucional como lo fue la entrega de créditos del bicentenario para empresarios nacionales; después de la inauguración del Instituto de Biología Molecular y Celular que pone a Rosario a la vanguardia de las investigaciones en biogenética aplicada. Mañana en Venado Tuerto se verá la actitud de Binner, aunque por lo que se ha visto hasta ahora al gobierno nacional no le interesa demasiado la discusión con el gobernador santafesino, sabiendo que las respuestas permanentes terminarían por subirlo al peldaño de adversario de riesgo.

Debate territorial

El intendente Miguel Lifschitz salió a dar el debate por los territorios de Nuevo Alberdi y las zonas aledañas del área noroeste de la ciudad, donde hay casi 300 hectáreas en disputa para distintos proyectos habitacionales. El acicate de los jóvenes del movimiento Giros terminó por movilizar a la administración local que, tras afrontar las acusaciones contra algunos de sus funcionarios, llevó sus propuestas al Concejo.

Lo que ahora queda claro es que la idea del intendente Lifschitz para el área en cuestión es bien distinta a lo que plantea tanto la agrupación que trabaja desde hace seis años en ese territorio, como lo que impulsan los concejales del socialismo que responden al senador Rubén Giustiniani.

Más allá de las discusiones alrededor de los emprendedores privados y sus intereses en esas hectáreas y del paso en falso que dio la concejala Laura Weskamp; el intendente está convencido de que no puede destinarse en su totalidad el área en debate a viviendas sociales. Pero, según sus declaraciones, no porque pretenda favorecer a los emprendedores privados; sino porque está convencido de que es un territorio lo suficientemente amplio como para que lo habiten personas con demanda habitacional de distintas extracciones sociales. Para Lifschitz esta es su visión de una ciudad integradora, que descarta tanto los barrios cerrados para ricos como los barrios apartados para sectores sociales más empobrecidos.

Con todo, la preocupación del municipio en materia habitacional sigue pasando por la infraestructura urbana. Los técnicos del municipio aseguran que es la mayor inversión para el Estado. Incluso es donde se centraría el esfuerzo mayor de la futura gestión del gobernador Antonio Bonfatti, que tiene la idea de otorgar terrenos para que sea la gente la que levante su propia vivienda con ayuda del Estado. "Se puede ayudar a las familias con ladrillos, materiales, asesoramiento, pero primero hay que abrir calles, hacer cloacas, llevar agua y gas, y eso son millones y millones que no tenemos", confió un experimentado técnico de Obras Públicas a este periodista. Como sea, está claro que el desafío pasa para las próximas gestiones a través de la cobertura que puedan darle a ese déficit que hoy como nunca demanda la sociedad.

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Imagen: Alberto Gentilcore
 
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