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Lunes, 21 de junio de 2010

CIUDAD › LA PRESIDENTA PROMETIó PROFUNDIZAR EL MODELO EN EL ACTO POR EL DíA DE LA BANDERA

"Hay que tocar intereses poderosos"

Acompañada por todo su gabinete, Cristina Fernández de Kirchner consideró: "Hay que tomar decisiones que molestan a los que más tienen porque si no la solidaridad es un ejercicio retórico". Lifschitz y Binner recordaron a Belgrano.

 Por Claudio Socolsky

Una multitud acompañó ayer en Rosario el acto central del Día de la Bandera que encabezó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Reafirmándose como un brazo continuador de los emotivos festejos por el Bicentenario; la celebración para honrar la enseña creada por Manuel Belgrano, además de ser escenario del reiterado reclamo local para declarar el feriado intransferible, fue disfrutada por un público dispuesto a participar y una asistencia casi perfecta de funcionarios que colmaron el palco oficial. Este marco de convivencia cívica fue tomando forma y calor a través de los discursos del intendente Miguel Lifschitz y el gobernador Hermes Binner, que en ese orden resaltaron la figura del creador de la bandera y apostaron por la unión de los argentinos para "ganar la batalla de la solidaridad", como afirmó el titular del Palacio de los Leones. A su turno, Fernández de Kirchner, que más tarde confió estar emocionada ante tanto fervor, fue más allá al señalar que "hay que tocar intereses poderosos para lograr la solidaridad, hay que tomar decisiones que molestan a los que más tienen porque si no la solidaridad es un ejercicio retórico, y la generosidad es sólo un discurso para las campañas".

Las crónicas de ayer reflejaban las pocas visitas presidenciales de los últimos años a Rosario para celebrar el Día de la Bandera. Para Cristina Fernández, el de ayer fue el primero que le tocó encabezar como mandataria. "No podía estar ausente aquí en Rosario en este 20 de junio del Bicentenario", dijo al comenzar su discurso la mandataria, quien vivió de manera especial cada una de las actividades organizadas, y además fue complaciente con los pedidos de saludos, firma de gorras, remeras, y papeles, como así también con los saludos y las fotos. La presidenta presenció eufórica el paso de la bandera Alta en el Cielo, y saludó con los brazos a todos los que reclamaban su atención.

Pero en su alocución, la presidenta adoptó un tono enérgico, especialmente cuando se refirió a la figura de Belgrano, a quien prefirió recordarlo como "un combatiente por la libertad y la igualdad. No siendo un militar, tomó las armas para defender la Patria". Según la presidenta, "la liberación hubiera sido imposible sin ese general al frente del Ejército del Norte, sin ese Exodo Jujeño, en el que miles de argentinos quemaron sus pertenencias para que nada quedara ante el invasor, que pretendía seguir sojuzgándolos. Allí fueron los pobres atrás de Belgrano. Algunos ricos que se negaban a donar lo que tenían y preferían negociar fueron fusilados por Belgrano por traidores a la Patria. Esa parte de la historia siempre se han olvidado como si hubiese sido una historia de dulcificación, sin conflicto, o sin pelea".

En uno de los pocos contrapuntos de una jornada caracterizada por la convivencia política -que pudo observarse a simple vista a partir del cruce intermitente de funcionarios nacionales, provinciales y locales en el palco oficial Fernández de Kirchner dijo que "muchas veces, cuando hay que tocar intereses poderosos, para hacer esas cosas que decía Miguel Lifschitz, para esas cosas que recordaba Hermes Binner, para poder ejercer la solidaridad con los pobres, hay que tomar decisiones que molestan a los que más tienen porque si no la solidaridad es un ejercicio retórico, y la generosidad es sólo un discurso para las campañas. Yo quiero una Argentina de políticos, legisladores, gobernadores, e intendentes que se jueguen junto al pueblo como lo hacía Belgrano, sin importar si muchas veces eso nos cuesta cosas".

La presidenta también le ofreció unos minutos a su discurso para hablar del presente del país, por el que bregó por la necesidad de "integrar esfuerzos, hombres y mujeres de los partidos populares y democráticos, para seguir profundizando un modelo que en los últimos 7 años ha creado un crecimiento político y económico más importante de los últimos 200 años". Su gabinete en pleno irrumpió en aplausos, así como la parte del palco donde estaban los intendentes y autoridades kirchneristas, pero Binner y Lifschitz no subrayaron con su aplauso este tramo del discurso. "Hemos logrado convertirnos en el país más igualitario de América Latina", aseguró Fernández de Kirchner, aunque señaló que "falta mucho, porque todavía tenemos que hacer más escuelas, tenemos que hacer más casas, más hospitales, más caminos para los que no tienen la posibilidad de volar en avión o de andar en su auto".

Previamente, el intendente Lifschitz destacó el lugar que ocupa el país en el escenario político mundial, lejos de las quejas opositoras que sienten más cómodas hablando de aislamiento. "Tenemos un gran capital social, y grandes fortalezas. Argentina tiene un lugar en el mundo, no somos el mejor país pero estamos lejos de ser de los peores. Integramos el G 20 y ocupamos la secretaría ejecutiva de Unasur. Rosario lidera la secretaría ejecutiva de la red más importante de ciudades a nivel supranacional que es Mercociudades", precisó el jefe del Palacio de los Leones, en abierta alusión a la política exterior del gobierno nacional. "Este es el lugar de Argentina en el mundo -continuó Lifschitz-. Hemos trabajado en Rosario, se está trabajando en Santa Fe y en la Argentina por más libertad, igualdad y solidaridad. La lucha por más igualdad y libertad requiere de cambios progresivos y graduales, pero la solidaridad es urgente. El país requiere de urgente solidaridad, para asignar los recursos disponibles a quienes más lo necesitan, solidaridad de los que tienen más para aquellos que menos tienen. La batalla de la solidaridad la podemos ganar para que la Bandera nos abrace a todos y no quede nadie afuera, ningún excluido".

El intendente fue además el primero en encabezar el reclamo local para que el feriado por el Día de la Bandera sea intransferible. "El próximo 20 de Junio no va a ser domingo y no vamos a poder tener esta convocatoria de público. Queremos pedirle, señora presidenta, que nos acompañe en el pedido al Parlamento nacional para que el 20 de Junio, al igual que el 9 de Julio y el 25 de Mayo, sea declarado feriado nacional inamovible. Lo merece la Bandera, lo merece Belgrano, lo merecen Rosario y la provincia de Santa Fe", concluyó Lifschitz.

Antes de partir, la Presidenta fue abordada por una colega del canal Somos Noticias, quien le pidió una reflexión sobre el acto de ayer en el Parque Nacional a la Bandera. "Hay mucho fervor, no sólo por mí, si no por la Patria, que es lo más importante. La verdad es que me emocioné mucho, me emociona mucha la historia, la gente, las cosas que nos han pasado, todo lo que estamos haciendo y lo que tenemos que hacer todavía", indicó Fernández de Kirchner, para luego agregar: "Me emociono muy fácilmente porque en estos 200 años, cuando uno recorre la historia y ve todas las cosas que nos pasaron, y lo que podríamos haber evitado, y lo que podríamos haber sido hoy de no haber pasado algunas cosas, unas maravillosas y otras feas".

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La presidenta saludó entusiasta la bandera más larga del mundo, escoltada por Binner y Lifschitz.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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