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Domingo, 5 de junio de 2011

CIUDAD › EL CASO DEL EX CAPELLáN DE LA UNIDAD REGIONAL II DURANTE LA DICTADURA

Más testigos complican a Zitelli

Fiscales de la Unidad de Asistencia para causas por violaciones a los Derechos Humanos, pretenden que el sacerdote declare por los delitos de asociación ilícita, privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos, en el marco de la causa Feced.

 Por José Maggi

El juez federal Marcelo Bailaque recibió un nuevo pedido de dos fiscales para que ordene el llamado a declaración indagatoria de Eugenio Segundo Zitelli, el ex capellán de la Unidad Regional II durante la ùltima dictadura. Se trata de los fiscales Gonzalo Stara y Mario Gambacorta a cargo de la Unidad de Asistencia para causas por violaciones a los Derechos Humanos, quienes pretenden que declare por los delitos de asociación ilícita, privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos, en el marco de la causa "Feced, Agustín y Otros s/ homicidio, violación y torturas", expte. N 130/04, esta vez, por los hechos que damnificaron a Mónica Cattoni y Eduardo BracacciniI. El pedido fiscal surge a partir de que UMANO y Familiares de detenidos desaparecidos por razones políticas Rosario, ofrecieran el testimonio de Mónica y Jorge Cattoni y Gladis Bonafede.

Del testimonio de ésta última, surge que cuando detienen a su hijo en julio de 1977, ella supo por su sobrino que Eduardo estaba en Jefatura. Dijo también que, por medio de un matrimonio conocido de ellos y conocido también de Zitelli, consiguieron una entrevista con éste. Que entraron por la puerta de Jefatura, se entrevistaron con Zitelli quien les dijo: "los presos políticos no figuran en guía, voy a intentar hablarlo pero no me pida de sacarlo". Agregó que Zitelli estaba vestido con un traje gris oscuro y el típico cuello de cura; y los atendió en un escritorio donde estaba él solo. Contó que ella se fue algo tranquila porque hasta ese momento creía que él era un buen hombre y que, como era de Casilda, la iba a ayudar.

Del testimonio prestado por Mónica Cattoni surge que la nombrada junto con su esposo, Néstor Caraballo fue privada de su libertad entre navidad y año nuevo del año 1976. Luego, fueron llevados a la Jefatura, donde permanecieron cautivos hasta el 17 o 18 de enero de 1977. Durante su cautiverio, fue sometida a varios interrogatorios, en los primeros diez días. Estando allí, escuchó cuando torturaban a otras chicas presas. Estuvo primero en la escalera, luego en una habitación donde dormían, que estaba cerca del lugar donde torturaban; incluso un día la hicieron bajar y la hicieron cocinar. Dijo que muchas de las personas detenidas estaban golpeadas, torturadas, violadas. Contó que, junto con ella, estaban detenidas María Inés Luchetti, Marisol Pérez, una chica de apellido Hernández, otra de nombre Alicia embarazada de pocos meses y su pareja. También estaba con ella una señora que tenía cuatro hijos, con acento español, cree que le decían "Pili", a quien torturaron mucho. Que también estaba la suegra de María Inés Luchetti, violada y golpeada. Recordó también la testigo que un día escuchó que uno de los policías gritaba el nombre de Darío Castagnani a quien conocía de Casilda , que le decía: "tenés visitas". Esas visitas eran un primo de Mónica Catoni, lo que ella supo luego porque se lo contaron. Este primo suyo habló con Castagnani, quien le dijo que había hablado con Zitelli durante su detención. En relación al personal del SI, pudo escuchar los apodos de "el ciego", "el cura", "archi", "el sargento" o pelado", "ronco", "Rommel", "Darío", "monito", "Beto", "lagarto", "Diego", "kunfu", "kunfito", "Managua", "pirincha", "kuriaqui", "bruja", "Toni", "japonés".

La testigo aseguró que en los días en que estuvo detenida, "vió al cura Zitelli, ya que a pesar de estar tirada en el piso y vendada, algo podía ver". De igual modo agregó que "frente al lugar donde estaba sentada, pasaban los guardias y que por ahí vio pasar al sacerdote, al que reconoció porque ella era de Casilda, y su mamá era docente de un sobrino de Zitelli, quien además solía participar en fiestas religiosas en esa ciudad.

Mónica dijo también que si bien no podrìa asegurarlo creyó ver a Zitelli con sotana, y que recordaba otra vez que este había ido a observar el lugar donde estaba, tras lo cual le dijo a un familiar de su suegro que era el contacto que tenían con el sacerdote que ella estaba viva y que tenía puesta una pollera roja lo que dio a sus familiares cierta tranquilidad porque efectivamente ella tenía una prenda similar al momento de su detención . También cree que escuchó varias veces a Zitelli hablando con Feced; agregó que, en esa ocasión, le reconoció claramente la voz a este último. Además, contó que Zitelli, en una entrevista ya en democracia, reconoció que le daba consejos a Feced. Los dichos son corroborados por su hermano Jorge Cattoni, Contó que, cuando detuvieron a su hermana, fue con el ex suegro de ella a ver a Zitelli, alrededor de las 9 de la mañana del día siguiente a la detención. Le contaron lo que había pasado la noche anterior, y Zitelli confirmó que la noche anterior había habido varios operativos con muertos y heridos, que, si bien él todavía no había ido a Jefatura, sabía de las detenciones. Zitelli les dijo que tenían que hablar con quien había estado a cargo de los operativos, Guzmán Alfaro, pero les recomendó que vaya sólo el suegro de Mónica porque, como Jorge era joven, había riesgo de que lo dejaran detenido. Les recomendó que fueran a la tarde porque, como habían tenido mucho trabajo, posiblemente Guzmán descansara una buena parte del día. Les relató minuciosamente el camino que tenían que recorrer dentro de la Jefatura para encontrar a Guzmán Alfaro. Contó que, a las 18 hs. de ese día, Eduardo Caraballo fue a Jefatura, ingresó, siguió el camino que le indicó Zitelli y golpeó la puerta. Allí se encontró con Guzmán Alfaro y le intentó explicar que Mónica y Néstor no tenían nada que ver, que habían sido detenidos por error. Este hombre lo escuchó pero no le contestó nada. Durante esos 18 días de detención de Mónica, su hermano sólo recuerda que el pariente de Eduardo Caraballo que fue quien les permitió contactar a Zitelli les contó en algún momento que Zitelli le había dicho que había visto a Mónica y que ella tenía puesta una pollera roja.

Pero además, sostiene la fiscalía, de las indicaciones concretas que han efectuado los testigos respecto de otros imputados de esta causas, surge que todos ellos, conformaban un equipo, un "grupo de tareas" que, cumpliendo distintas funciones, perseguían el mismo fin, que no era otro que llevar adelante el plan sistemático de represión ilegal en nuestra zona.

Este ha sido, por otra parte, el criterio de imputación propuesto por el Fiscal del juicio "Díaz Bessone" ante el TOF 2, Gonzalo Stara, al ampliar la acusación de los imputados, que se resolverá el martes próximo.

Por ello, se solicitó también y por los hechos que damnificaron a Cattoni y a Braccacini la indagatoria de José Rubén Lofiego, Mario Alfredo Marcote; José Carlos Antonio ScortecchiniI; Ramón Rito Vergara; Lucio César Nast; Ramón Telmo Alcides Ibarra; Julio Héctor Fermoselle; Diego Portillo; Ernesto Vallejo; Antonio Tuttolomondo; Carlos Ulpiano Altamirano, Ramón Telmo Alcides Ibarra, Ovidio Marcelo Olazagoitia, Pedro Travagliante, Eduardo Dugour, César Heriberto Peralta, Héctor Oscar Gianola; Daniel González.

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El padre Zitelli fue visto por varios testigos en los "chupaderos" de Agustín Feced.
 
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