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Lunes, 26 de septiembre de 2016

CIUDAD › SIETE DíAS EN LA CIUDAD

Tropas y munición gruesa

Además de los tironeos con el socialismo por el desembarco de las fuerzas federales, el gobierno nacional utiliza el tema para acomodar su propia interna en la provincia. El PRO ya actúa en Santa Fe como un partido del poder. El peronismo se acomoda en la primera fila y por ahora disfruta el espectáculo.

 Por Leo Ricciardino

La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y el gobierno de Cambiemos en general, no sólo establecen pautas políticas que beneficien al PRO en la provincia de Santa Fe al tomar decisiones en materia de seguridad, sino que también utilizan la sensible materia para su propia disputa interna. Esa es la única manera de entender por qué Bullrich puso al ignoto dirigente Agapito Blanco como artífice del proyecto de seguridad en los puertos a la vera del Paraná. Además de tener un nombre gracioso, Blanco es un antiguo dirigente del Partido Demócrata Progresista que nunca logró acceder a un cargo por la vía electoral. Se incorporó a Cambiemos en los primeros tiempos y fue derrotado estruendosamente como candidato a senador por el departamento Rosario. La primera noche del largo escrutinio que determinó que el gobernador sería Miguel Lifschitz y no Miguel Del Sel, un eufórico Mauricio Macri les agradecía a todos los que estaban a su lado en el escenario en la ciudad de Santa Fe. A Del Sel, a Carlos Reutemann, a Jorge Boasso, a Roy López Molina, a Anita Martínez y al "Gatito Blanco". Así lo dijo, no sabía de quién estaba hablando.

Ahora, este grandote de barba que utiliza cinturones con hebillas que forman sus iniciales resulta ser el artífice de la política de seguridad antinarcotráfico para los puertos privados que se extienden a la vera de Rosario, sobre el Paraná, desde que en 1981 fueron adjudicados a privados por la dictadura militar. Desde esos oscuros años se estableció que serían tierra de nadie y eso se cumplió a rajatabla. Nadie entraba a esos cotos sin una orden judicial a inspeccionar nada. Ahora son ellos los que se allanan a firmar un convenio con el gobierno nacional. Grande Agapito.

Pero además, Agapito fue el encargado de comunicar oficialmente el celosamente guardado número de efectivos federales que vendrán el próximo jueves a la provincia, y concretamente a Rosario. "Entre 1.500 y 2.000", dijo Blanco sin inmutarse cuando ningún periodista había podido sacarle esa estimación a la ministra Bullrich, ni al gobernador Lifschitz, ni al ministro de Seguridad provincial, Maximiliano Pullaro. Había un acuerdo de no revelar el número.

Eso significa que Agapito pasó a ocupar un lugar que no tenía. Un espacio que estaba designado para quien era llamado desde el principio como "edecán" del presidente Macri: el diputado provincial Federico Angelini. Un sólido tejedor en las sombras, artífice de la candidatura de Ana Martínez como intendenta de Rosario y enemigo interno de Del Sel desde los comienzos. Lo que dicen es que Angelini fue perdiendo poder en su relación con el gobierno nacional, tras un fino trabajo de desgaste que la diputada Martínez puso en marcha desde hace meses, despacho por despacho, ministerio por ministerio.

Paralelamente a este proceso, se decidió relanzar en Rosario la Fundación Pensar con Ana Martínez, Luciano Laspina y Miguel Del Sel. Está claro que es una plataforma para el lanzamiento de Laspina, que buscará renovar su mandato en 2017 y que será impulsado como candidato a gobernador en 2019. El PRO decidió no hacérsela tan fácil al intendente de Santa Fe, José Corral, el principal aliado radical en la provincia. Este relanzamiento de la fundación puso a Angelini afuera de cancha y él mismo lo hizo saber con aquel tuit en el que más o menos decía: "Qué lindo es trazar una raya y no ser uno el que la traza. Nos vemos en la cancha", chicaneó. Tampoco es casualidad que la única respuesta proviniera de la cuenta de Agapito Blanco que en la foto de perfil de Twitter está abrazado con Del Sel. El PRO comienza a actuar en Santa Fe como un partido del poder.

El otro capítulo tiene que ver con esmerilar a Antonio Bonfatti, el ex gobernador cuyo nombre suena fuerte para encabezar una lista de candidatos a diputados nacionales. El mismo que fue objetivo del informe de Jorge Lanata que contó lo que todo el mundo ya había publicado y contado en Santa Fe. La manipulación de la computadora personal del narco asesinado Luis Medina, el asesinato del comisario Morgans que estuvo presente en esa requisa. Los supuestos acuerdos y el atentado contra la casa del propio Bonfatti. Todo fue investigado por la prensa local y provincial. Y por la justicia. Las pruebas nunca aparecieron. Lanata tampoco las tuvo. Es más, hubo varios dirigentes del peronismo santafesino que fueron de los que más insistieron con estas acusaciones que se negaron a participar de las entrevistas que hizo el periodista porteño. "Somos oposición del socialismo, pero no somos estúpidos", le dijo uno de ellos a este periodista.

En ese marco, la presentación judicial ante la fiscalía federal de Rosario que hicieron Federico Steiger, Eugenio Malaponte y Lucas Incicco, entre otros, tuvo la finalidad de "judicializar un tema político, fue una puesta en escena para autopromocionarse", dijo el presidente provincial del radicalismo Julián Galdeano, que es aliado de Cambiemos pero también del Frente Progresista Cívico y Social y pretende seguir haciendo equilibrio en ese estatus. Sobre todo Federico Steiger merecería un lugar de privilegio en Cambiemos, el ex concejal radical pensaba todo esto que está pasando mucho antes de la existencia de ese frente y antes aún del lanzamiento del PRO como nueva fuerza política. Hay una coherencia ideológica que es absoluta.

El socialismo ya tomó nota de por dónde pasará la batalla electoral con Cambiemos el año próximo y que seguirá camino al 2019. "Una cosa es que te tiren uno o dos ministros, pero a nosotros nos está tirando directamente el presidente", le dijo a este cronista un encumbrado y experimentado dirigente del PS. Pero agregó: "Cuidado que a lo mejor esos ataques nos terminan favoreciendo. Días pasados, en una actividad en otra provincia argentina a Lifschitz lo felicitaron por ser el único gobernador que se le anima a Macri", contó.

Por ahora el peronismo se acomoda en su silla de primera fila y disfruta del espectáculo. Claro que tendrá que salir a jugar más fuerte a medida que transcurran los meses y para eso deberá tener una estrategia mucho más clara que la que tiene actualmente.

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Imagen: Sebastián Granata
 
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