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Viernes, 4 de diciembre de 2015

CULTURA / ESPECTáCULOS

Un trompetista obsesionado con sombreros

Dentro de la galería de maestros del dibujo y la historieta que el C.C. Fontanarrosa exhibe, no debe perderse de vista la muestra No hay crimen sin sombrero, del también trompetista Carlos Avallone (Buenos Aires, 1936 / Barcelona, 2013). Figura bohemia del arte gráfico y del jazz, con vida en Europa desde 1964 y una predilección innata por los dos máximos aportes, según él, de la cultura norteamericana: las historietas y el jazz. De su paso rápido por su tierra natal -a la que nunca olvidaba, con visitas continuas- puede señalarse su participación con edad temprana en las revistas Puño Fuerte y Fuego. Luego vino el viaje al otro continente y sus primeros trabajos en Milán, en Barcelona, con historietas y elección posterior por la pintura. Tuvo paso por la publicidad y el arte de discos y de libros. La música le acompañó siempre, desde la cuna, vecino como era de Julio de Caro, a la vez que hijo de una familia de músicos. El tío, por ejemplo, había sido trompetista de Josephine Baker. La trompeta y el dibujo fueron sus dos pasiones. Las dos caras de lo mismo. "La música, como el arte plástico, tiene color, ritmo y armonía", decía. Amaba a Chester Gould, a Hal Foster, a Alex Raymond, con predilección por José Luis Salinas, Alberto Breccia, Hugo Pratt, a la par de una admiración manifiesta hacia Hermenegildo Sábat y Carlos Nine. Tenía fascinación por los años '20, '30, '40. Estaba preparando un libro dedicado a los años de la Gran Depresión, la Ley Seca, los gángsters. La muerte lo sorprendió antes, hace poquito, pero muchos de los dibujos están y ahora son las paredes del Fontanarrosa las que los miman. Ante la inminencia de la muestra rosarina, Juan Sasturain supo escribir en Página/12 una contratapa donde dijo: "Todo es tan cierto en esta galería de desgraciados (...) que se pueden tocar, ponerles música"; sugería que bien vendría al ánimo recorrer estos dibujos mientras se silba al compás del pie When you are'smiling, en la versión de Armstrong o de Billie Holiday con Teddy Wilson y Lester Young, lo mismo da.

No hay crimen sin sombrero se exhibe hasta el 20 de diciembre.

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