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Viernes, 30 de enero de 2015

La Petra feminista

 Por Raquel Olea *

Desde Santiago de Chile

Tal como Pedro lo dice en la presentación de su libro De Perlas y cicatrices, publicado en 1996, él tuvo un lugar destacado en la programación de Radio Tierra, de la corporación La Morada –primera radio feminista en Latinoamérica, proyecto pensado, dirigido y llevado al aire sólo por mujeres–. En ese prólogo Pedro hace un reconocimiento a ese espacio que además fue el primer trabajo estable que tuvo en su vida: “Han pasado casi dos años, desde que Raquel Olea y Carolina Rosetti me dieron un lugar en la programación de esta emisora de mujeres para que echara a volar estos textos en el espacio Cancionero, un microprograma de diez minutos, dos veces al día, de lunes a viernes, donde este puñado de crónicas se hicieron públicas en el goteo oral de su musicalizado relato”. Ya antes había participado en el congreso que La Morada organizó en 1989 con motivo de los cien años del natalicio de Gabriela Mistral. En esa ocasión, en el acto de inauguración, Las Yeguas hicieron sus performances de alumnas escolares, vestidas de jumper, dejando una manzana grande y verde en la mesa inaugural del Congreso, luego en la fiesta nocturna se lucieron vestidas de tutú... Me atrevería a decir que Pedro influyó en la transformación del PC en su relación con el género, desde su gran amistad con la secretaria del partido, Gladys Marín.

También recuerdo la venida de Beatriz Preciado por primera vez a Chile, donde ella con su discurso queer, trans, nómade, bollero, etc., enunciaba su desacuerdo con la identidad feminista y con el feminismo, sin querer ni siquiera tomar en cuenta a las feministas. Pedro la trató sutilmente (o quizá no tanto) de colonizadora, diciéndole que no podía hablar de feminismo sin conocer lo que el feminismo había hecho en Chile contra la dictadura. Nunca dejó de participar en las marchas antidictadura organizada por las feministas, ni menos en los actos del movimiento de mujeres organizados los 8 de marzo. Su amistad con las mujeres feministas de La Morada fue duradera y profunda hasta el final de su enfermedad, incluso la actual ministra de Cultura, Claudia Barattini, participó activamente en su funeral.

En el velorio de Pedro, que se realizó en la iglesia de la Recoleta (Recolita, le dicen) Franciscana, entre las guardias de honor del féretro y las banderas del PC que capitalizaron atrozmente el funeral, hicimos dos guardias: una de ellas fue de sus amigas escritoras feministas, donde estuvieron Nelly Richard, Carmen Berenguer, Soledad Bianchi, Kemy Oyarzún, Eugenia Prado, Eugenia Brito y yo, entre otras. Pedro estuvo siempre en las actividades del feminismo chileno y específicamente en el feminismo más radical, representado por La Morada.

* Escritora, académica, crítica cultural e investigadora

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