18:11 › RAúL CASTRO ENCABEZó EL TRIBUTO

Cuba despidió con honores al comandante Almeida

El pueblo cubano rindió un masivo homenaje, encabezado por el presidente Raúl Castro, al comandante y vicepresidente Juan Almeida, cuya muerte, a los 82 años, asestó un duro golpe a la revolución al tratarse un protagonista de la generación histórica.

Vestido en uniforme de general, Raúl Castro abrió el tributo al depositar una rosa ante el retrato de Almeida, que con escolta militar y flanqueado por una enorme bandera de Cuba, fue expuesto en el Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución.

De duelo oficial, con banderas a media asta, Cuba vive una jornada de actos en tributo a Almeida, "número tres" del Gobierno y miembro del selecto Buró Político del Partido Comunista (PCC), quien falleció el viernes en La Habana de paro cardiorrespiratorio, tras más de medio siglo de absoluta lealtad a los hermanos Castro.

"Lo conocí personalmente, era sencillo y noble. La revolución sufre una gran pérdida, pero aunque Almeida no esté, o Fidel o Raúl, va a seguir su curso", dijo a la AFP Petra Hernández, una operadora de comunicaciones de 73 años que formaba la kilométrica fila afuera del Mausoleo.

Entre ofrendas florales, un estrado exhibe las condecoraciones de su larga trayectoria, desde el ataque al cuartel Moncada en 1953 -primera acción armada-, el desembarco de los rebeldes en el yate Granma, la lucha en la Sierra Maestra que llevó al triunfo de la revolución en 1959, hasta sus últimos días de vicepresidente.

Una de las coronas de flores es de Fidel, el máximo líder, de 83 años, y quien convalece en su casa de una enfermedad que lo hizo dejar el mando a su hermano en 2006.

Tras Raúl, la cúpula del poder desfiló a primera hora en el Mausoleo, entre ellos el número dos, José Ramón Machado, y los comandantes de la revolución que ahora quedan vivos, Ramiro Valdés y Guillermo García. Los máximos jefes de las Fuerzas Armadas rindieron guardia de honor.

Exaltando su fama de corajudo, los medios y los dirigentes destacan en toda esta jornada la frase que gritó Almeida, diezmados los rebeldes en el primer combate contra las tropas del dictador Fulgencio Batista: "¡Aquí no se rinde nadie, cojones!".

Su muerte aumenta la urgencia del relevo en el Gobierno y ocurre cuando se prepara una conferencia nacional que renovará los cargos del PCC, del cual Fidel continúa siendo el primer secretario -el más alto en un sistema comunista- y su hermano el segundo.

Nacido el 17 de febrero de 1927 en una familia obrera de La Habana, Almeida, quien se unió a la lucha de Castro contra Batista siendo un albañil de 26 años, marcó presencia de la población negra y del carácter popular en el más reducido círculo del poder.

"Nos representó en las altas esferas. El sabía que su sector era de los más pobres, pero dio el paso al frente", dijo Mario Portuondo, un mulato de 58 años, quien vive su retiro militar en Centro Habana, barrio de población negra.

Almeida, padre de nueve hijos -uno de ellos detenido por intentar salir ilegamente del país-, combinó su actividad en la más alta jerarquía de la revolución con la literatura y con la música, siendo autor de más de 300 canciones.

Sus restos serán sepultadas en el mausoleo del III Frente Oriental, en la oriental provincia de Santiago de Cuba, en las montañas de la Sierra Maestra, donde luchó.

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De duelo oficial, con banderas a media asta, Cuba vive una jornada de actos en tributo a Almeida. El centro de los homenajes fue el Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución.
 
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