18:41 › LA CULPA FUE DE RATO

El FMI encontró un chivo expiatorio para justificar su papel durante la última crisis económica y financiera

El director general del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, admitió que la crisis mundial había hecho fracasar las previsiones económicas y financieras de la institución. El informe de la Oficina Independiente de Evaluación del organismo, titulado "Performance del FMI en el período que desembocó en la crisis financiera y económica: la vigilancia del FMI de 2004 a 2007", es lapidario acerca de la gestión de su anterior director, el ex ministro de Economía español, Rodrigo Rato, y afirma que la "débil" gobernabilidad interna y una cultura que desalienta el pensamiento crítico jugaron un papel fundamental en la falta de previsión.

[HTML]"La incapacidad del Fondo para prevenir la posibilidad de una crisis sistémica de forma precoz, aguda y eficaz es un hecho que nos debería hacer más humildes (y) que la institución reconoce con sinceridad y al que está lista para responder", afirmó Strauss-Kahn. El informe aborda principalmente el período anterior a su llegada a Washington en noviembre de 2007.



El documento de la Oficina de Evaluación recuerda además hasta qué punto entre el otoño de 2007 y la quiebra del banco de inversiones estadounidense Lehman Borthers en setiembre de 2008, el FMI seguía convencido de la capacidad del sector financiero para absorber sus pérdidas y la de la economía estadounidense y mundial para evitar una recesión. Recuerda, por ejemplo, que en mayo de 2008 Strauss-Kahn afirmó desde Bruselas a propósito del sector financiero que "las peores noticias ya quedaron atrás".



El Fondo minimizó los riesgos que condujeron a la peor crisis financiera y económica global en décadas debido en gran parte a una cultura en la que imperó el pensamiento único y que desalentó las críticas. Esas son las conclusiones a las que llega la Oficina de Evaluación, que opera como una especie de brazo auditor y cuyo objetivo es realizar un examen crítico de la actuación del organismo internacional.



Las conclusiones acerca de la actuación de un organismo encargado de alertar de los riesgos que puedan poner en peligro la salud económica planetaria son demoledoras. "El elevado nivel de pensamiento uniforme, la captura intelectual y en general la percepción de que una gran crisis en las grandes economías avanzadas era improbable", impidieron al FMI ver la tormenta que se avecinaba, reconoce ahora el organismo.



El informe concluye que el FMI ofreció "pocas señales de advertencia claras" sobre los riesgos y vulnerabilidades asociadas con la crisis que se pergeño entre el 2004 y el 2007. El mensaje del FMI en los años previos a la hecatombe se caracterizó por un "exceso" de confianza en la solidez de las grandes instituciones financieras y el espaldarazo al comportamiento imperante en las principales plazas financieras internacionales. "Los riesgos asociados con el auge inmobiliario y las innovaciones financieras se minimizaron, al igual que la necesidad de regulaciones más robustas para hacer frente a esos riesgos", señala el análisis.



Moises Schwartz, director de la Oficina de Evaluación, indicó que el Fondo ya ha dado "algunos pasos" para mejorar su papel de guardián de la salud económica global. Pero el organismo, advirtió Schwartz, necesita ir más allá y realizar "reformas adicionales en su cultura, prácticas y gobernabilidad" para estar mejor preparado para lidiar con desafíos futuros.



El informe indicó que el FMI debe clarificar los "roles y responsabilidad" del Consejo Ejecutivo, integrado por 24 directores que representan a los países miembros, así como los del equipo directivo del Fondo y los empleados de mayor nivel en el escalafón. La Oficina de Evaluación tambión hizo hincapié en la necesidad de modificar las estructuras institucionales y los incentivos para impulsar una mejor valoración de los riesgos, la colaboración interna, la claridad en los mensajes y la capacidad del Fondo para desafiar los puntos de vista de los países, sobre todo los de las economías más grandes.



Schwartz reconoció que, en general, los expertos del Fondo se sienten "más cómodos" desafiando a las economías de tamaño medio que a las grandes economías mundiales, algo que, insistió, tiene que cambiar.

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