UNIVERSIDAD › CONFLICTO EN EL PROGRAMA DE ADULTOS DEL CENTRO CULTURAL ROJAS

De docentes a monotributistas

Un grupo de profesores del Rojas con más de veinte años de antigüedad denunció que la UBA no renovó sus contratos y que les proponen continuar, pero presentando facturas por su trabajo. Los alumnos del programa elevaron un petitorio con 4400 firmas.

Los conflictos laborales entre la Universidad de Buenos Aires y sus docentes no tienen tregua, pese al receso académico. La controversia, en este caso, se da al interior del Centro Cultural Ricardo Rojas, donde un grupo de profesores denunció que la UBA dejó caer sus “cargos docentes” y que, a partir de ahora, deberán ofrecerse como monotributistas si quieren seguir trabajando en el centro. Apoyados por sus alumnos, los docentes se oponen al cambio de contratación y no esconden sus críticas a la gestión del Rojas. Tienen entre 25 y 20 años de antigüedad y son fundadores del Programa para Adultos Mayores, que nuclea a 7300 talleristas. “Perdemos la jubilación, la obra social, el aguinaldo, las vacaciones y, sobre todo, perdemos la categoría de docentes universitarios. Pasaríamos a estar en negro”, aseguró Alejandro Robino, uno de los docentes afectados. Los alumnos elevaron un petitorio al rectorado con 4400 firmas.

“No digo que antes estuviéramos en blanco plenamente –continuó el docente–, estábamos en una especie de gris, nos renovaban cada tres o seis meses, según la gestión. Pero esto ya sería una burla, sería una fantochada que el profesor les diga a sus alumnos que va a estar en negro”, manifestó Robino, a cargo del Taller de derecho como herramienta de inclusión social. “Dicen que no van a renovarnos los cargos docentes, que pasemos a firmar el monotributo –se quejó la poeta Silvia Jurovietzky, a cargo del Taller de literatura y escritura–. Si no lo aceptamos, quedamos afuera, sin indemnización. Y encima todo es de palabra, queremos que aparezca un papel, una notificación.”

El Programa para Adultos Mayores del Rojas fue creado en 1987; por entonces, era gratuito y sin profesores en negro. El congelamiento de los salarios y la reducción del presupuesto educativo en la década del ’90 condujeron a una suerte de “privatización” del programa: se arancelaron los cursos y comenzaron los “contratos basura”, según las palabras de Robino. “A partir de ese momento, todos los profesores comenzaron a entrar como monotributistas. Y los cuatro docentes que quedamos en esta situación somos los sobrevivientes del programa inicial, pero parece que no quieren testigos, todavía somos como una presencia en blanco”, ilustró el docente. De acuerdo con la denuncia, las designaciones concluyeron el 30 de junio y no fueron renovadas. Autoridades del Rojas comunicaron a los docentes la decisión institucional de conservar sus cargos bajo el carácter de monotributistas, pero aún no hubo notificaciones por escrito que así lo acrediten. Mientras, los cuatro docentes continúan dando clases, ya que todos dictan cursos anuales. Pese a las consultas realizadas por este diario, no se pudo obtener información oficial del centro cultural sobre el conflicto.

Los alumnos no son ajenos a la situación. Desde 2002 conformaron el Ceupa 50 (Centro de Estudiantes para Adultos), una comisión para “defender el programa”, según indicó su presidenta, Julia Darmun. “Estamos tratando de hacer las conexiones posibles para que las autoridades revisen la situación. Porque si los profesores renuncian, o hay cambios de docentes, los alumnos no siguen –afirmó Darmun–. Esto traería como consecuencia la pérdida de casi mil alumnos. Así que indirectamente éste es un problema también de los estudiantes, por eso estamos peleando.” Darmun informó que le hicieron llegar al rectorado de la UBA, del que depende el Rojas, un petitorio en sintonía con el reclamo docente, apoyado por la firma de 4400 alumnos. Ahora esperan una respuesta de la universidad.

“Yo no veo un proyecto cultural del Rojas, sino más bien un kiosco disgregado de cursos –dijo Jurovietzky–. Y en cuanto al programa, creo que se lo están llevando puesto”, sentenció. Robino evaluó: “Necesitamos que se preste verdadero interés al programa; si esto ocurriera, no estaríamos discutiendo”. Respecto del reclamo puntual, manifestó: “Queremos mantener nuestros cargos docentes y que se termine el contrato basura para todos nuestros colegas. No es algo que se haga de la noche para la mañana –concedió Robino–, pero debe plantearse cuál va a ser el camino”.

Informe: Agustín Saavedra.

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El programa para mayores del Rojas funciona desde 1987 y reúne a 7300 talleristas.
Imagen: Jorge Larrosa
 
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