La inesperada cita entre el líder norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, revolucionó ayer los pasillos de la Casa Blanca y el Capitolio. Los líderes republicanos dieron todo el crédito de la futura negociación a la presión ejercida por su jefe. 

El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, aseguró que su gobierno no hizo ninguna concesión para lograr que Corea del Norte acceda a negociar su programa nuclear sino que, por el contrario, el avance se debe a las sanciones impulsadas por Trump para aislar al país asiático. “Los norcoreanos van a venir a la mesa negociadora a pesar de que Estados Unidos no haya hecho ninguna concesión, y de que, trabajando de cerca con nuestros aliados, hemos aumentado constantemente la presión al régimen de Kim”, afirmó Pence en un comunicado.

Trump aceptó el jueves la petición del líder norcoreano de sentarse a negociar cara a cara y en el lugar y el tiempo que se determine, según afirmó. El pedido llegó al mandatario estadounidense de manos de un emisario surcoreano que se había reunido con Kim el martes pasado en Pyongyang. Kim ofrece desnuclearizar el país y poner fin a las pruebas nucleares y misilísticas. Para Pence, el ofrecimiento de Corea del Norte demuestra que la estrategia del presidente Trump para aislar al régimen de Kim está funcionando.

Por su parte, el senador republicano Marco Rubio, opinó que el ofrecimiento de Kim puede tener dos motivos: o bien confía en que la evolución de su programa nuclear le permite negociar desde una nueva posición de fortaleza, o se siente presionado por las sanciones internacionales. En una entrevista con la cadena de noticias CBS, Rubio señaló que será crucial ver si Corea del Norte cumple con las condiciones establecidas por Estados Unidos así como con los surcoreanos en las reuniones que mantuvieron en las últimas semanas. “Si no está dispuesto a abandonar las armas nucleares y la capacidad de atacar a Estados Unidos, entonces tengo la sensación de que esto es básicamente un esfuerzo por socavar las sanciones internacionales diciendo: ‘Miren, estoy dispuesto a un encuentro’ Pero en esas reuniones pedirá cosas que sabe que nunca podremos aceptar”, consideró. “Como, por ejemplo –agregó–, que Estados Unidos abandone Corea del Sur y saque todas las tropas de nuestra alianza allí. Él sabe que esas condiciones nunca se cumplirán. Y luego puede dirigirse a la comunidad internacional y decir: ‘Miren, lo intenté. (Soy) Una persona razonable, pero Donald Trump y los estadounidenses no razonan’”, afirmó Rubio, quien además es miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores.

En ese sentido, subrayó que para el encuentro entre los dos líderes tendrá que tener lo que llamó condiciones previas. “No vamos a deshacernos de las sanciones y vamos a seguir avanzando en los ejercicios militares (...) Y si todavía está dispuesto a reunirse a pesar de eso, entonces habrá una reunión”, afirmó el senador.

Asimismo, el vicepresidente aseguró que la determinación de su gobierno es firme y que la política sigue siendo la misma. “Todas las sanciones siguen estando en pie y la campaña de presión máxima continuará hasta que Corea del Norte dé pasos concretos, permanentes y verificables para acabar con su programa nuclear”, afirmó Pence. 

Por su parte, el secretario de Estado, Rex Tillerson, sostuvo, desde Yibuti, que cree que aún llevará algunas semanas fijar la reunión entre Trump y Kim. Además, opinó que es pronto para mantener negociaciones, aunque no para conversar con Corea del Norte.

En tanto, la ONU celebró que Estados Unidos y Corea del Norte hayan acordado mantener una reunión cara a cara. El secretario general de la ONU, António Guterres, destacó lo que consideró el liderazgo y la visión de todas las partes y reiteró su apoyo a todos los esfuerzos para una desnuclearización pacífica de la península de Corea.