De a ratos fue una paliza. Acaso, la pelea debió haber terminado bastante antes. Pero recién en el 12° y último round, Brian Castaño pudo rematar su faena, ganar por nocaut técnico y retener ayer en París por segunda vez su título de los superwelters de la Asociación. El retador francés Cedric Vitu fue duro, fuerte y contestador. Pero impotente para resistir la velocidad e intensidad de las combinaciones del campeón de La Matanza quien, sobre el ring montado en el teatro La Seine Musicale, ratificó su condición de peleador con clase, temple y futuro seguro en los grandes escenarios del boxeo mundial.

Plantado de la media distancia hacia adentro, con un ritmo de combate desusado para un boxeador argentino, Castaño (67,300 kg) apabulló a Vitu (68 kg) con recias sucesiones de golpes y una derecha cruzada a la cabeza martirizante. Tal vez le haya faltado poder de definición y una mejor distribución de sus golpes, no tan concentrados a los planos altos. Pero el francés absorbió todo lo que le tiraron y recién pareció entregado en el 10° asalto, cuando recibió una tunda inmisericorde que bien pudo haber forzado al árbitro panameño Gustavo Padilla a sacarlo de la pelea.

Sin embargo, continuó de pie. Pero en el último round, Vitu dijo basta. Castaño cambió de ritmo, hundió varios ganchos poderosos a los planos bajos y tras una serie de golpes cortos a la cabeza, mandó a la lona al francés, quien se levantó con lo último que le quedaba. Castaño se abalanzó sobre él y con otra cerrada metralla a la cabeza, forzó a Padilla a detener las acciones.

Castaño aprobó casi todos los exámenes. Mostró velocidad, intensidad, combinaciones poderosas, calidad y personalidad. Pero le faltó vigor para resolver un pleito que nunca dejó de controlar. En verdad, Castaño es un welter natural que por algunos desarreglos en sus entrenamientos, se fue tres kilos arriba y compensa con calidad, lo que le falta de físico. Es chico para la categoría.

Habrá que ver que hace con eso ahora que parece llegar el tiempo de las peleas con rivales de peso en los Estados Unidos. En su agenda figura la unificación con el supercampeón cubano de la AMB, Erislandy Lara. Pero su manejador Sebastián Contursi quizás tenga algunas ideas diferentes. Y pretenda llevarlo de a poco ante rivales europeos para después, si hacerlo dar el salto grande. Algo que no podrá demorarse demasiado.