Con el traje de candidato recién estrenado, Omar Perotti va tendiendo lazos en su carrera a la Casa Gris. En una nueva parada de su construcción política, compartió ayer un panel con el massista Alejandro Grandinetti, quien lo piropeó más de una vez ante las más de cien personas que asistieron a la actividad que se realizó en un hotel céntrico. El senador nacional le pegó al gobernador Miguel Lifschitz por su intención reformista y dijo que en este momento "no hay urgencia imperiosa" por revisar la Carta Magna. Picante, puso el foco en las "negociaciones" que el Ejecutivo entabla con los legisladores que tendrán que aprobar el proyecto de reforma. Pidió no levantar "suspicacias", en ese sentido.

"Mesa de diálogo Santa Fe 2030", fue la propuesta de la Asociación Civil de Estudios Populares (ACEP) y la Konrad Adenauer Stiftung, para una charla observada por empresarios, científicos, referentes de organizaciones. La presencia política no fue mayoría, pero sustanciosa a la hora de lecturas, porque el periodista rosarino fue secundado por todo el Frente Renovador santafesino. Dieron el presente, en ese sentido, la diputada nacional Vanesa Massetani y el ex candidato a senador Eduardo Romagnoli, quien casualmente (o no) fue quien le dio el pie a Perotti para que desarrolle su parecer sobre la chance de reforma. Completó el trío de panelistas la intendenta de Cañada de Gómez, Stella Clérici, quien justo ese mismo día tenía en su localidad el lanzamiento de la mesa departamental de Cambiemos.

En línea con el pedido de consulta popular que reclamó su ladero, el diputado provincial Roberto Mirabella, Perotti pidió que le "preguntemos a la gente" si realmente hay necesidad de retocar la Constitución. De esa manera, cree que se "terminan todas las especulaciones". Propuso, en ese marco, dejar pasar el 2018 y aprovechar la compulsa electoral del año próximo para hacer la consulta a los santafesinos. "Eso le daría un nivel de institucionalidad a la provincia", leyó. Temas de fondo, como por ejemplo la autonomía municipal, pueden aplicarse mediante la sanción de una ley, sin necesidad de alcanzar la reforma, consideró el vicepresidente de la Cámara de Senadores de la Nación.

"Quienes son reformistas en el discurso pero nunca encuentran el momento oportuno para encarar las reformas, en realidad son conservadores y además hipócritas", fue el dardo por elevación que Lifschiz le tiró, en el multitudinario acto de Metropolitano. Perotti recogió el guante, se dio por aludido, calificó a la reforma de "salida política de algunos dirigentes", habló de "mezquindades" y focalizó sus críticas en la cantidad de votos impropios que le faltan al Frente Progresista para alcanzar la mayoría de dos tercios en cada una de las Cámaras, para impulsar la reforma. Nadie se lo pregunto, él quiso y eligió entrar en ese terreno. "La búsqueda de los dos tercios puede generar la lectura que cada uno quiera darle, ni la provincia ni su presupuesto ni su institucionalidad tienen que estar tironeadas para alcanzarlos", apuntó. No nombró a nadie, pero se sabe que el gobernador necesita de votos peronistas en el Senado para completar su deseo.

Grandinetti discurseó antes que el senador y definió al rafaelino como "una de las personas más capacitadas a nivel nacional para ser funcionario".