La emisión de papel moneda sin respaldo es la práctica habitual de los gobiernos de todo el mundo. Sin embargo fue considerada equivalente a “falsificar dinero” para “apropiarse de los recursos ajenos disimuladamente sin que se note”, de acuerdo a Javier Milei. Este economista afirmó que los gobiernos comenzaron apropiándose de la acuñación de los metales preciosos imponiendo nombres a la unidad monetaria: “dólares, marcos, francos y demás”; luego “incurrió en fraude, al rebajar ocultamente el contenido de oro con una aleación de peor calidad” llamando “seigniorage” a “los beneficios del envilecimiento de las monedas”. Por último, apuntó que el “podio de los estafadores” se alcanzó con el papel moneda y los depósitos bancarios que permitieron expandir la oferta monetaria sin respaldo en metales, dando lugar a la inflación.

Milei comete el error inverso lógico al tomar el hecho de que la emisión sin respaldo naciera del intento de las monarquías europeas de estafar a los usuarios de las monedas, como prueba de que la emisión sin respaldo es una estafa. De la misma manera, podría negar la existencia de América porque Colón llego a ella buscando las Indias. El hecho de que se descubriera que el valor de las monedas es distinto del bien físico que las representa a partir del intento monárquico de truchar la cantidad de metal que contenían es una anécdota histórica. Lo relevante es que los economistas comprendieron que el valor del dinero es independiente del bien que lo representa, hecho que permitió la utilización de papel moneda, electrónico y, más recientemente, de criptomonedas.

Si el valor del dinero estuviera dado por su respaldo, desde que se declaró la inconvertibilidad del dólar en oro, todas las monedas del mundo no deberían valer más que su costo de emisión en papel. Si eso fuera cierto, el valor de un billete de 10 pesos no debería diferir demasiado del de 500, ni estos del de 100 dólares o euros, ya que su costo de emisión no difiere mayormente. Hecho que prueba que el valor del dinero está determinado por factores muy diferentes que su respaldo y que el problema de la inflación poco tiene que ver con ello. Al respecto, Europa sufrió un fuerte proceso inflacionario en el siglo XVI cuando existía dinero metálico. La denominada “revolución de los precios” se produjo porque las cantidades de oro y plata robadas a América, permitieron una expansión de la demanda de bienes que no podía ser satisfecha por la capacidad productiva europea.  

La idea de retroceder al uso de monedas metálicas es una verdadera tontería económica, comparable con que un médico sugiriera volver a la sangría (sangrado del paciente). “Falsificar” teorías para socavar el monopolio estatal del emisión, haciendo lobby para transferir el señoreaje y el poder de la regulación del dinero a las grandes corporaciones, implica alcanzar el “podio de los estafadores” intelectuales.

@AndresAsiain