El sacerdote Eugenio Segundo Zitelli, quien como capellán del servicio de informaciones de la policía de Santa Fe participaba de interrogatorios bajo torturas en el mayor centro clandestino de la provincia, murió ayer a los 85 años. Procesado desde 2012 como partícipe necesario de secuestros y torturas, Zitelli iba a ser juzgado junto a un grupo de policías en la causa Feced III, que se postergó tres veces, la última el mes pasado. “El Poder Judicial no estuvo a la altura de la circunstancias. Ni para darle la oportunidad de defenderse y, fundamentalmente, para ventilar en un juicio oral las acusaciones donde, estamos seguros, hubiera caído una condena ejemplar”, afirmó Gabriela Durruty, abogada de la APDH Rosario.
“La Iglesia sigue sin pedir perdón por sus crímenes ni reconocer a través de sus jerarquías la participación directa que tuvieron en los peores delitos cometidos por el Estado argentino”, declaró a un portal de Casilda, donde Zitelli ejerció el sacerdocio hasta 2012 en la iglesia San Pedro Apóstol. “Murió impune porque recibió todos los apoyos posibles de la Iglesia y el poder judicial para lograr que no se siente en el banquillo de los culpables”, escribió Norma Ríos, presidenta de ese organismo. Zitelli fue el tercer sacerdote con procesamiento firme por delitos de lesa humanidad. El primero fue Cristian Von Wernich, condenado a prisión perpetua y firme en las filas de la Iglesia. El segundo fue José Mijalchyk, absuelto en fallo dividido luego de ser juzgado en Tucumán, quien murió poco después.