El Fontanarrosa Jazz Festival culmina hoy, con lujo de músicos: Adrián Iaies y Mariano Loiácono, a las 19 en Museo Castagnino (Pellegrini 2202). Pianista y trompetista presentarán el disco NikliSong, consecuencia de una colaboración de amistad y admiración compartida. "Es una relación de mucho afecto y disfrute, nos gusta tocar juntos, pasar tiempo juntos, tenemos algunas opiniones bastante coincidentes respecto del compromiso de cómo hacer música, así como ciertas afinidades estéticas", explica Iaies a Rosario/12.

Y prosigue: "Mariano es un músico mucho más enfocado y mucho más homogéneo en su estética personal, en su discurso. Se nota en la música que toca, que escribe, en los grupos que arma. Lo mío es un poco más ecléctico, tengo intereses mucho más variados, por decirlo de algún modo; pero cuando tocamos juntos, hay un territorio en común que creo tiene que ver con buscarle la vuelta a la posibilidad de aprovechar ese afecto".

NikliSong contiene ocho piezas: seis originales y dos versiones: Fermín, de Luis Alberto Spinetta, y Zamba del Laurel, de Cuchi Leguizamón. "Es el primer disco que hacemos juntos, aun cuando Mariano viene participando en discos míos desde hace cuatro o cinco años; ha grabado varias veces conmigo, con el trío, de invitado, con el cuarteto, pero ésta es la primera vez que hacemos un disco juntos, de dúo; y más allá de que las composiciones son prácticamente todas mías, es una música que yo pensé para poder tocar con él, algo que él pudiese disfrutar y sacarle el jugo. En este sentido, me aprovecho de una cualidad que es para mí la que hace a Mariano un músico diferente de la mayoría de los músicos que hay en Buenos Aires, y es que puede adaptarse a tocar una música que no es la que él naturalmente suele tocar, pero sin salirse del estilo. O sea, no es que él viene a tocar mis temas y los quiere llevar para otro lado, sino que él va a tratar de aportar desde lo que los temas proponen, desde la estética de la propia música, sin forzar ninguna situación. Como buen músico de jazz, Mariano es alguien inteligente, y tiene una inteligencia que está por arriba de la media. Todo lo que toca lo aprovecha para sí mismo. Y hay algo más, muy importante: el sonido. Vos escuchás la trompeta de Mariano y ya sabés que es él. En un trompetista, eso es algo clave".

-‑ Pienso también en un desafío personal, al exigirte estar a la altura de esta amistad y admiración musical -comenta Rosario/12.

-‑ Sí, para mí compartir el escenario con Mariano es siempre una responsabilidad, es un compromiso, porque creo que Mariano pone la vara muy alta, es un tipo que no se perdona nada y es muy autoexigente; yo conozco esa faceta suya, soy también así. Me imagino que él también vive un compromiso especial cuando toca conmigo. Me parece que somos muy parecidos, muy autoexigentes, y nos gusta estar a la altura de las circunstancias. Por otro lado, como director del Festival de Jazz en Buenos Aires, he tenido la chance, la suerte, de conocer a la mayoría de los músicos que están tocando jazz, al menos en Buenos Aires, y también a los más importantes o representativos de los que están por fuera de Buenos Aires, y me parece que en este momento Mariano es el músico de jazz más importante que hay acá, es el músico más completo. Si tuviese que nombrar dos o tres, Mariano seguro que está en ese podio.

-‑ Tengo entendido que al disco lo grabaron en una sola sesión.

-‑ Fueron tres horas. Básicamente, es una música que veníamos tocando, no sé si hay algún tema que hayamos estrenado en el estudio, creo que no. Los dos tenemos bastante experiencia de estudio, sabemos qué esperar, qué queremos. No se trata de inventar nada raro, sino sólo de tocar esos temas del modo más inspirado posible. Además, grabamos en un estudio donde los dos solemos hacerlo, es el estudio de Florencio Justo, donde grabé mis últimos cinco o seis discos: conozco al técnico, la sala, el piano, toda la situación estaba dada para que fuera muy rápido. Fueron tres horas y luego hicimos algunos temas de nuevo, por si queríamos cambiar algo, pero me parece que lo quedó es lo que grabamos de entrada, fue bastante sencillo.

-‑ Las únicas dos composiciones que no te pertenecen son de Spinetta y Leguizamón, ¿por qué ellos?

-‑ Son músicas que para mí son muy especiales. Me atrevo a decir que eran temas que Mariano ni conocía antes de tocar conmigo, que no era una música que él escuchaba, y sin embargo, ya ves, lo que tocó en esos temas está perfectamente. No es que vos escuchás a un trompetista de hardbop tocando Fermín, de Spinetta, tratando de llevarlo a que parezca cualquier otra cosa, sino que está tocado como lo que el tema propone. Por otro lado, se trata de compositores que aparecen muy frecuentemente en la música que hago, con los distintos proyectos. O sea, la música del Cuchi, Spinetta, Cobián, Monk, son músicas que aun cuando en los últimos años me he dedicado mayormente a tocar mi propia música y me enfoqué mucho en la composición ‑gran parte del material que está en mis últimos cinco o seis discos es música que yo escribí‑, de vez en tanto, sobre todo cuando toco en vivo, son compositores que aparecen muy frecuentemente, porque me permiten hablar de mi identidad, tanto como cuando toco mi propia música. Son músicas muy potentes y muy generosas, en la medida en que cuando tocás esa música no sólo hablás de ellos, sino que también hablás de vos.

Las entradas para esta noche están agotadas, lo que motivó la instalación de una pantalla en la explanada de Museo Castagnino junto a 300 sillas. Las ganas de compartir música son evidentes, la última noche del Fontanarrosa Jazz Festival será una celebración.