Llevó mucho tiempo lograr que se tomara conciencia de que la mayoría de los abusos sexuales son intrafamiliares. Después se empezó a visibilizar lo que ocurría en instituciones religiosas, con curas –y algunas monjas–pedófilos. Ahora saltan a la luz casos de ASI en clubes de fútbol y otras disciplinas deportivas. Los pederastas eligen deliberadamente actividades que los ubiquen cerca de sus víctimas.

A mediados de enero, en Estados Unidos, fue condenado a entre 40 y 175 años de prisión el médico Lawrence Nassar, ex encargado del equipo de gimnasia olímpica estadounidense, en un juicio en el que más de 150 mujeres dieron testimonio sobre los abusos sexuales a los que las sometía cuando eran niñas y adolescentes. En Canadá, hay un famoso caso de un jugador de hockey sobre hielo de las grandes ligas, Sheldon Kennedy, que denunció a quien fuera su entrenador durante años, también por ASI, y luego formó una ONG para ayudar a otras víctimas y trabajar para prevenir ese tipo de conductas en el deporte.

Estadística de otros países, como Australia, que han estudiado el tema, revelan que en el deporte de alta competencia la incidencia del ASI es alta.

–De acuerdo con un estudio hecho sobre 370 atletas de elite, nacionales y regionales, el 31 por ciento de las mujeres y el 21 por ciento de los varones había sufrido ASI antes de los 18 años. Es terrible. El agresor era personal ligado al ámbito deportivo en un 41 por ciento de los casos de las atletas, y en el 29 por ciento de los varones. Y la persona identificada abusador con más frecuencia, el entrenador. El 96 por ciento de los abusadores eran varones –comentó a PáginaI12 Irene Intebi, directora del Centro de Recurso Regional para América Latina de la Sociedad Internacional para la Prevención del abuso y el maltrato infantil.

El denominador común en el ámbito deportivo –como en instituciones religiosas– es que hay una estructura de autoridad y de promoción en la carrera de los chicos que depende de otros adultos, entrenadores, que se aprovechan de esa relación para generar confusión y el silencio de las víctimas. Además, juegan con que tienen se les va a creer más a ellos que a los chicos.