Paola Vega: Fui a visitar a Gumier a su casa en Tigre. [...] Hablamos mucho, fue divertido. Finalmente Gumier me propone si quiero trabajar con los archivos de Omar Schiliro, y en el proyecto de una muestra futura, algo pendiente para él desde hace muchos años y que si bien intentó varias veces encarar, no pudo. Acepté su propuesta. Me sentí honrada y feliz, Omar Schiliro es un artista importante en la escena de los noventa en nuestro país, del cual se conoce poco de su obra y de su historia porque falleció muy joven y produjo en los últimos tres años de su vida. Con mente de historiadora, pensé que iba a ser un rescate importante que contribuiría al relato del arte en la Argentina, y con mi corazón, que íbamos a poder rescatar del olvido la obra de un colega artista. Me entusiasmé. Con Gumi empezamos a trabajar juntos en abril de 2016, de a poco, tratando de ordenar los documentos, las fotos, las diapositivas, el material que iba apareciendo. Asimismo, un catálogo razonado de las obras. También, un inventario de aquellas piezas que podrían faltar. El trabajo era mucho. Pasaron los meses y la necesidad de ayuda se hizo inminente […] En este contexto acudí a vos, Cris, porque con él habíamos barajado tu nombre, por la amistad que los une hace treinta años, porque conociste a Omar y porque, a su vez, nosotras también somos amigas.

Cristina Schiavi: Así fue. Siempre supe que, llegado el momento, Gumier necesitaría ayuda para concretar su proyecto, que viene pensando y soñando hace tantos años. Lo que me contaste hizo que viajara al Puerto de Frutos de Tigre para charlar con él y preguntarle si podía incorporarme al equipo, cosa que sucedió a fines de 2016. […] Después de varias reuniones para armar y presentar el proyecto de muestra, Amalia Amoedo nos ofrece ayuda. Gumier decide que, entonces, la Colección Fortabat podía ser el lugar de la exposición. […]

Juntas comenzamos un periplo interesante en la búsqueda de faltantes, y esto implica ferias de antigüedades conocidas, como la de San Telmo, o el Mercado de Pulgas, pasando por Mercado Libre, talleres particulares en diferentes y alejados barrios de Buenos Aires, etcétera. Una gran aventura, por momentos divertida, por momentos desesperante, según quién nos tocase como interlocutor. Nos pasó de todo, desde un artesano que trabaja el vidrio y que nos aseguró poder hacer unas copias de vidrio, y que luego desapareció con los originales para devolverlos luego de meses de persecución (literalmente), hasta otros que se solidarizaron con la causa y nos ayudaban, aconsejaban, nos daban pistas y hasta donaban algo que pudiese servir. No es nada fácil encontrar piezas en vidrio o plástico de la década del noventa, compradas en ferias de antigüedades como remanentes o en negocios del barrio de Once. En ambos casos, muchas ya no se fabrican. En el caso de las piezas en vidrio, que eran partes de arañas de luz, no son las mismas las que se comercializan en la actualidad que las que se importaban en aquellos años. Buscábamos una aguja en un pajar. Con respecto a los plásticos, las empresas de aquella época ya no existen en su mayoría, cerraron, y una que sí continuaba trabajando había cambiado modelos y colores. Testarudas ambas, obsesivas y comprometidas con la causa, nunca pensamos en abandonar.

En los últimos meses previos a la inauguración, nos trasladamos con las obras a la Colección Fortabat, que nos brindó un lugar para terminar de restaurar las piezas.[...]

P.V.: El deseo de realizar este proyecto rescata la producción de un artista emblemático en la escena del arte de los noventa en nuestro país, que en tan sólo tres años de producción, y en unas treinta y cinco piezas realizadas, nos deja un universo maravilloso de colores, fantasía y luz. Omar Schiliro, utilizando materiales de bajo costo y realizando él mismo sus obras –no sólo los ensamblajes sino también las conexiones de lumínicas precarias y maravillosas–, es un referente para mi generación y probablemente lo sea para las posteriores que no vivieron su época y que hoy podrán conocerlo a través de esta retrospectiva. Esta exhibición y su documentación plasmada en el catálogo habilitan el material necesario para investigar su trabajo. A medida que fui transitando el mundo de Omar, me resultó cada vez más atrapante y fantástico. Ahora lo siento parte de mi vida. Sin dudas, ahora brilla.

C.S.: Los porqués siempre se me escapan, me quedan los impulsos, los deseos, las obsesiones. Recorriendo múltiples y variados negocios, al por mayor y al por menor, por cada rincón de la ciudad, buscando las piezas faltantes de los trabajos de Omar, me invadió un deseo enfermizo de conocer cómo su cabeza relacionaba estos dos materiales, la cotidianidad del plástico de bazar y el refinamiento del cristal de caireles y rulos de lámparas antiguas. Siento que esta pausa no deseada que produjo su muerte, en la lectura de su obra, me permitió recuperar la sensación de asombro ante lo irracional, lo onírico, lo fantasmal, lo fantástico de su producción, tan corta en el tiempo, tan llena de esperanza.

* Curadoras de la muestra cuya idea y proyecto es de Jorge Gumier Maier. Texto introductorio del catálogo, editado. La exposición sigue hasta el 10 de junio, en la Colección Fortabat, Olga Cossettini 141.