El hallazgo fariseo del ex ministro Alfonso Prat Gay (un aumento igual a dos pizzas) quedó atrás, pero la inventiva oficial sigue sempre avanti. El presidente Mauricio Macri actúa como idishe mame: exhorta a los argentinos a usar pulóver dentro de casa. Los ministros derrochan contabilidad creativa.

Los radicales, culposos sin coraje, consiguen pagos en cuotas  con intereses (ver nota central). Empezarán a pagarse cuando se haya concretado un nuevo tarifazo.

Los cuestionan laburantes, jubilados, empresarios Pyme cooperativistas, socios de empresas recuperadas o de organizaciones sociales… blanden boletas. La incidencia de los servicios públicos en sus presupuestos crece exponencialmente.    

Era necesario, arguyen los funcionarios: los subsidios los pagábamos todos. Un cronista profano replicaría que las tarifas también: dado los incrementos colosales, todos los ciudadanos-usuarios ponemos más que antes.

En el mismo lapso, Edenor y Edesur amarrocan ganancias inmensas. Más allá de cómo se la nombre, hay una bruta transferencia de ingresos desde sectores medios y humildes a favor de los concesionarios: aliados, socios o hermanos de la vida del presidente.

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El velazo, las manifestaciones se suceden. Un apagón oscurece la noche en Pehuajó, informa el Newsletter InfoGei: “linda modalidad de acción directa” podrá comentar Macri: mientras protestan, ahorran.

Los Tribunales se aprestan, alisando el rectángulo de juego. Los amparos lloverán en este año de sequía meteorológica y malaria económica. Habrá más novedades para este boletín, en las próximas semanas.

En el Congreso nacional el oficialismo rehúsa quórum e impide el debate. La oposición procura atenuar el sablazo al bolsillo, minga de “cuánto peor, mejor”.

Varios Concejos Deliberantes ponen sobre el tapete la emergencia tarifaria: en la ciudad bonaerense 9 de julio la aprueban hasta los representantes de Cambiemos. Sus colegas de Trenque Lauquen la rechazan, rodeados de miles de vecinos enojados. Hay batahola, piñas, malhumor.

Ocurre en interior de la provincia, bastión electoral de Cambiemos.

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Las referencias de esta nota son surtidas, no equivalen a muestras estadísticas, aunque sí a señales dignas de atención.

Vecinos observadores comentan que abundan personas o barrios que “se cuelgan” de los cables de energía eléctrica. No hay novedad, pero si una tendencia en crecimiento.

Según dichos observadores dispersos, existen parajes donde los inspectores hacen la vista gorda. En otros van con policías para reestablecer el servicio, con violencia de por medio.

Todo lo sólido se desvanece en el aire, todos los aumentos de insumos se trasladan a costos. La inflación seguirá pum para arriba: el transporte ayudará, los combustibles líquidos también.