Las farsas jurídicas como instrumentos de persecución política del más grande líder político de Brasil sólo podrían desembocar en disparos, en balas. Tiros en contra de los ómnibus de las Caravanas de Lula, ahora tiros en contra del campamento de solidaridad con Lula, en Curitiba. El que no tiene argumentos, apela a la violencia.

En la madrugada del viernes al sábado, a eso de las 4 horas, después de circular con varios coches desde dos horas antes, grupos de derecha han disparado hacia el campamento donde duermen los que hacen guardia frente a la dependencia de la Policía Federal donde se encuentra detenido Lula. Veinte disparos fueron hechos, dos personas fueron heridas, una de ellas de forma grave con una bala en el cuello, ambos hospitalizados.

Las farsas jurídicas como instrumentos de persecución política del más grande líder político de Brasil, solo podrían desembocar realmente en tiros. Tiros en contra de los buses de la Caravana de Lula al Sur, cuando nos acercábamos a nuestra meta final, ahora tiros en contra del campamento “Lula Libre”. El que no tiene argumentos, apela siempre a la violencia.

Las balas y las farsas son siempre los argumentos de la derecha. Las farsas se valen del arsenal de mentiras vehiculizadas por los medios, convertidos instrumentos de destrucción de la democracia, de los derechos sociales y de la soberanía de Brasil. Así como se valen de jueces convertidos en instrumentos de liquidación del patrimonio nacional y del más grande liderazgo que Brasil posee.

Las balas operan, directamente, cuando la derecha se ve sin argumentos, aislada, frente a los argumentos incuestionables que desmienten sus farsas. Operan cuando la derecha se queda sin apoyo popular, mientras el pueblo toma conciencia y se moviliza,  masivamente, a favor de Lula.  Ocurrió algo así en las Caravanas, y ahora se da así en el campamento de Curitiba.