La masiva huelga que paralizó Armenia este miércoles fue el toque final de tres semanas de protestas multitudinarias, y logró una rendición política del gobernante Partido Republicano. El próximo martes, el Parlamento armenio va a votar un nuevo gobierno y el líder de las protestas, Nikol Pashinian, tiene asegurada su elección como nuevo primer ministro. Los republicanos, arrinconados por las protestas, habían puesto una sola condición, que al menos un tercio de los parlamentarios pidieran la votación. Pashinian logró 41 firmas para la iniciativa, lo que la validó. Apenas dos días antes, el ex presidente Serge Sargsian, ahora líder republicano, había llevado a su partido a votar contra Pashinian. Armenia empezó a recuperar la normalidad, a la espera de que los republicanos cumplan con su promesa y apoyen al líder de esta revolución de terciopelo. Los comercios abrieron de manera habitual, el transporte público funciona normalmente, y Ereván, de cerca de un millón de habitantes, recuperó su ritmo de vida después de la “huelga total”. Muchos jóvenes se unieron a los servicios de limpieza para barrer las calles y limpiar la Plaza de la República, epicentro de las protestas. Las movilizaciones populares empezaron el 13 de abril contra el ex presidente Sargsian, acusado de haber reformado el sistema del presidencialismo al parlamentarismo para perpetuarse en el poder.