El deporte comenzó a tener un lugar fundamental en el mundo de la literatura, con episodios que quedaron impregnados a lo largo de la historia. Los mundiales de fútbol y los Juegos Olímpicos, los dos eventos más importantes en esa materia, fueron los que ofrecieron las historias más sorprendentes. Y no sólo en el aspecto de la competencia, sino también en el campo de la política, la cultura y el espectáculo. Para reflejar todo eso, en un país tan futbolero que también fue asistiendo al desarrollo de una narrativa y una poética ligadas a este deporte y su mundo particular, del barrio al campo de juego, nació una editorial independiente que ya tiene su propia identificación: Al Arco está festejando sus 15 años en este 2018, y lo comparte con publicaciones que buscan la innovación permanente. El proyecto dirigido por Marcos González Cezer y Julio Boccalatte surgió en 2003, con el objetivo de combinar la actividad deportiva con las letras. Y en este tiempo han logrado reconocimiento y prestigio en la misma proporción. 

El primer paso fue una entrevista que ambos le realizaron a Eduardo Galeano, en la revista que llevaba el mismo nombre que la editorial. El escritor uruguayo recibió el ejemplar, y en agradecimiento les envió un cheque para poder suscribirse durante un año a la publicación, que duró sólo 12 meses, entre 2001 y 2002. Pero los editores no aceptaron ese pago y le devolvieron el bono. Por ese gesto sellaron un vínculo eterno con Galeano, quien se convertiría en un aliado clave para el surgimiento de la firma.

El primer libro fue el legendario De Puntín, una antología de once relatos que contó con la colaboración de Roberto Fontanarrosa, a cargo de las ilustraciones, Jorge Valdano escribió un prólogo y Galeano la contratapa. “Son 11. Juegan con palabras, en cancha de papel, y los dibujos de Fontanarrosa comentan el partido. Cada cual se luce según su maña y su manera, pero los 11 forman, juntos, un lindo equipo. Ojalá encuentren la hinchada que la buena prosa, como el buen fútbol, merece”, se aventuró entonces el inolvidable Galeano. Entre los que hicieron su aporte para ese lanzamiento figuran Daniel Lagares, Miguel Bossio, Walter Vargas, Ariel Scher, Gustavo Grabia, Ariel Greco, y Alejandro Caravario.

Al Arco, desde ese momento, viene sosteniendo la publicación de literatura deportiva a través de ficción, ensayos, biografías, investigaciones y otros géneros periodísticos. Para celebrar sus 15 años, la editorial lanzó su nueva página web, edicionesalarco.com.ar; anunció la tercera edición de su Concurso Nacional de Cuentos de Fútbol Roberto Santoro; y está por primera vez –en estos días-presente con stand propio en la Feria Internacional del Libro. Para ello, se sumó a la editorial y distribuidora La Coop, impulsada por el mismo espíritu que Al Arco: la difusión de la literatura sin distinción de género; la defensa de un espacio de cultura, pensamiento y análisis.

El ritmo de publicaciones es referencia ineludible del ámbito deportivo, y resultó legitimado por la colaboración de firmas reconocidas. Entre muchos otros títulos, el sello editó así Picado Grueso, de Juan Sasturain –junto con Fontanarrosa y Osvaldo Soriano, emblema de la literatura futbolera–, permitió dar a conocer la ópera prima de Horacio Pagani, El fútbol que le gusta a la gente; y publicó la biografía Sangre, sudor y oro de Juan Curuchet, el primer ciclista argentino en conseguir una medalla olímpica para la disciplina nacional, en la prueba Madison de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

Ex futbolistas como Facundo Sava y Juan Manuel Herbella debutaron en su lugar de narradores con libros que publicó Al Arco, como también memorias trascendentales para la sociedad argentina fueron impulsadas por la editorial. El caso más emblemático se llama Deporte, desaparecidos y dictadura,  un trabajo realizado por Gustavo Veiga, en el que se reconstruyen las biografías de los deportistas que desaparecieron en la última dictadura cívico militar en el país. La obra de Veiga fue declarada de interés nacional tanto por la Secretaría de Deportes de la Nación, como por la Dirección de Deportes de la Ciudad de Buenos Aires. Además, la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires declaró de interés cultural la “Semana Al Arco”, una serie de jornadas multidisciplinarias con resentación de libros y cortometrajes de fútbol, mesas redondas, exhibición de coleccionistas y fotografías, realizada en la bodega del legendario Café Tortoni, a fines de 2005.

Asimismo, Al Arco participó con cuatro cuentos en la campaña de lectura “Leer también es una pasión”, organizada por el Ministerio de Educación y Cultura de la Nación en diferentes estadios de fútbol del país; recibió el premio Estímulo de Tea/DeporTEA; y organizó dos ediciones del Concurso Nacional de Cuentos de Fútbol Roberto Santoro.

Con casi cien títulos en la calle, Al Arco logró sacar al deporte de un circuito comercial y rutinario; lo reinterpretó como un hecho cultural para el que colaboraron solidariamente nombres referenciales. Detrás de cada libro está la intención de rescatar la cultura popular que gira alrededor no sólo del fútbol, sino de todos los deportes, y considerarla con la importancia merecida. “El criterio para publicar un libro es que nos tiene que gustar. Hemos publicado libros que vendieron 32 ejemplares. Fueron libros brillantes. La clave del sello es que nosotros no vivimos del él, por eso podemos sacar libros que tal vez no tengan ventas masivas, pero sí tienen un rigor profesional fabuloso”, destaca González Cezer.

Con proyectos como este, el deseo es que los 15 años que pasaron no se detengan, y sean sólo el comienzo de una novela infinita para la cultura deportiva argentina.