A días de cumplirse dos meses del asesinato de Facundo Ferreira, las sospechas sobre el accionar de la Policía de Tucumán antes y después del crimen suman elementos pero no reacciones judiciales. Uno de los médicos del servicio de ambulancias que atendió al chico de 12 años baleado en la cabeza en la madrugada del 8 de marzo aseguró que, cuando los policías lo llamaron, le informaron que el caso se trataba de “un accidente de tránsito” y que en esa condición él lo llevó al hospital. Hasta ahora, la querella apenas pudo hojear el expediente y pidió que se separe de la fuerza a los agentes involucrados. En tanto, la fiscal del caso sigue sin citar a declarar a esos dos agentes involucrados, uno de los cuales había fumado marihuana y posiblemente consumido cocaína en la noche del operativo.

El médico que declaró –y cuya identidad fue reservada- trabaja en el servicio 107 de emergencias y en su declaración testimonial dijo que la noche del 8 de  marzo, cuando la Motorizada 911 lo convocó a la esquina de Río de Janeiro y Avellaneda, “nadie me informó del tiroteo” que dejó en Facundo un orificio de entrada por la nuca y de salida por la frente.

No le dijeron “ni que había un herido de bala”, añadió en su declaración a la que accedió Página/12. “El traslado fue sin tomar conocimiento de esa situación y así se le dio ingreso en el hospital, como ‘accidente de tránsito’”, puntualizó en el texto que está en manos de la fiscal Adriana Giannoni.

De darse por cierta, la versión complicaría aún más la situación de los policías Nicolás González Montes de Oca y Mauro Gabriel Díaz Cáceres, que habrían intentado omitir el crimen. Sin embargo, ninguno de los dos fue citado a indagatoria, a pesar de que al cabo de este tiempo la causa sumó varios indicios de presuntas “irregularidades” en el procedimiento:

* Hace tres semanas se supo que el resultado de un test hecho a ambos policías dio cuenta de restos de marihuana y una sustancia similar a la cocaína en uno de ellos.

* Existe un video filmado por una persona que estuvo en la esquina donde cayó Facundo que muestra a los agentes pasivos ante los gritos de Juan, el niño que manejaba la moto donde viajaba la víctima, que rogaba que ayudasen a su amigo tirado en el piso.

* La espalda y los brazos de Facundo presentaban "múltiples" lesiones de perdigones de goma utilizados por la Motorizada 911 y su rostro tenía un golpe. Los familiares relacionaron esa herida con el testimonio de transeúntes de la esquina de Río de Janeiro y Avellaneda, quienes de manera informal les contaron que la policía había pateado al niño en el piso.

* Si bien el dermotest hecho a Facundo indica la existencia de restos de pólvora en sus manos, el dato llamativo es es que no se encontraron huellas ni ADN de los niños en el arma calibre 22 secuestrada en el lugar de los hechos.

* Los profesionales del hospital Ángel Padilla que recibieron a Facundo le dijeron a la familia de la víctima que la policía les había informado de un accidente de tránsito y que luego se dieron cuenta del balazo en la cabeza y las heridas de balas de goma en el cuerpo del niño.

Los integrantes de Abogados del Noroeste por los Derechos Humanos (Andhes) que patrocinan a la familia Ferreira manifestaron a este diario que "hay elementos suficientes para citar a los policías, que insólitamente siguen cumpliendo funciones". Por ahora, el expediente judicial tiene cinco cuerpos y la causa sigue caratulada como “Homicidio”. El planteo es que cambie a homicidio agravado en exceso de legítima defensa. 

La fiscal Giannoni suspendió dos veces la declaración indagatoria a los dos policías. La excusa que dio a los abogados de la familia Ferreira y la de Juan, el otro chico que sobrevivió a la balacera, fue que aguarda los resultados de análisis hechos a las armas utilizadas en el operativo.

Según se estima, el Laboratorio Regional del NOA, con sede en Salta, enviará sus conclusiones a mediados de este mes. Mientras tanto, Montes de Oca y Díaz Cáceres, quienes esa noche aplicaron la Doctrina Chocobar de disparar antes de intentar detener, siguen patrullando las calles de Tucumán.