Al comenzar una sesión:    –Norma, ¿estuviste alguna vez en un laberinto? –me pregunta Juan.

–No, ¿por qué? –le respondo. Él me había dictado previamente cuál debía ser mi respuesta.

–¡No sabes lo que te perdés!

Y ambos nos reímos.

Juan es un niño que tiene actualmente 12 años. Llega a una semana de cumplir sus 3 años al consultorio con un diagnóstico previo de autismo. Tuve que confirmarlo, a diferencia de la amplia mayoría de las veces que llegan niños con diagnósticos similares. Concurre actualmente al cuarto grado de una escuela pública común. Ese diagnóstico inicial, desde hace un tiempo, ya no representa su relación con el Otro. Esta escena me conmueve y la escribo en mis notas de registro: “Parecería que, una vez más, encontró la salida”. Hoy recuerdo aquel momento con emoción. Propone ese juego de palabras al inicio de una sesión, tenía 9 años, y la que estaba metida en el laberinto era yo, la investigación y escritura de mi tesis de doctorado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires.

El trabajo del juego, libro basado en esa investigación, encontró hace apenas unos meses la salida publicado por Eudeba. Debemos aclarar que las hipótesis, desarrollos y conclusiones, al igual que en todas las investigaciones, son provisorias y pasibles de ser modificadasi.

Su argumentación es una apuesta personal a la interlocución entre psicoanalistas y el debate interdisciplinario, con el deseo de que constituya un aporte a la práctica de aquellos que se ocupan, desde diferentes lugares, del complejo campo de  la infancia y sus problemáticas, en particular la clínica del autismo y las psicosis. Este trabajo, sus posibles aportes y propuestas, surgen de la dirección de la cura con bebés y niños con diferentes problemáticas en su desarrollo, y permiten circunscribir operaciones y procesos primordiales de constitución del sujeto en la infancia.

De esta manera, nuestro trabajo intenta contribuir con los profesionales de distintas disciplinas y ámbitos que se ocupan de diseñar y llevar a cabo las estrategias de la detección e intervención temprana en el campo de la infancia y sus problemas. La propia experiencia sostenida desde hace 30 años y de los colegas y/o equipos con amplio reconocimiento y trayectoria en este campo informa hace tiempo sobre las posibilidades de modificaciones o transformaciones fundamentales - que pueden llegar a lograrse a partir de una intervención psicoanalítica e interdisciplinaria temprana.

La ética del psicoanálisis puesta en acto en diversas prácticas con niños, en la clínica, educación y/o trabajo social comunitario, a la vez que muestra su eficacia, abre la chance a transformaciones  imposibles  de alcanzar desde otros cuerpos disciplinarios o paradigmas acerca del estatuto del sujeto y el desarrollo en la infancia.

Las discusiones en la actualidad existentes en el campo del autismo infantil dan testimonio de ello. Mis encuentros con niños con autismo y/o psicosis u otras problemáticas graves me informan aún que hay diferentes puertas de  entradas y salidas del laberinto. Aun si ese se llama autismo (o psicosis).

Es posible situar en la amplia bibliografía actual un consenso general: existe una serie de características que se presentan en los bebés y niños para la bibliografía actual sobre autismo, TGD, TEA. Estas serían:

1. La ausencia de establecimiento de relaciones con el semejante y/o fallas

graves en las relaciones afectivas o emocionales con las personas.

2. Un deseo persistente y/o compulsión de repetición que gobierna su actividad de mantener la igualdad en todos los aspectos de la vida. Como consecuencia de esto, la incapacidad o ausencia de posibilidades para aceptar las diferencias en todas las áreas de la vida en general.

3. La ausencia y/o trastornos cualitativos de la comunicación y del lenguaje.

4. La ausencia y/o incapacidad y/o pobreza de la actividad imaginativa (juego simbólico).

5. Trastornos del sentido de la actividad (se agrega en el DSM V).

¿Qué lógicas gobiernan las series de transformaciones que el desarrollo humano y la constitución del sujeto o construcción del aparato psíquico requieren? ¿Qué proceso daría cuenta de la creación de las diferentes instancias psíquicas y sus modos de funcionamiento? ¿Cuáles los procesos psíquicos que pueden inscribir en lo real la serie de diferencias simbólicas gracias a las cuales el sujeto de manera encarnada y no anónima se informa y toma forma?

Es justamente para dar cuenta del surgimiento de la serie de transformaciones  simbólicas necesarias para la creación de las diferentes instancias psíquicas y sus modos de funcionamiento que el psicoanálisis ha desarrollado sus investigaciones por ciento veinte años: las identificaciones primordiales.

No se trataría, en este caso, de una relación de identidad fenoménica (empatía y/o imitación) sino, como intento proponer en la investigación, de la lógica de las transformaciones operadas por los sistemas de significaciones: el lenguaje.

Dado que las fallas del lenguaje constituyen una de las características de mayor consenso en el cuadro del autismo, resulta a todas luces plausible considerar dentro del campo etiológico (complejidad etiológica) la problemática de las fallas de la identificación. La tesis intenta mostrar, entonces, la existencia de una lógica de transformaciones en común que presentan todas las características aceptadas mayoritariamente para el autismo (y la psicosis) en la infancia: los procesos identificatorios primordiales y sus fallas.

Y situaremos la pregunta por las identificaciones primordiales en relación a la escena del mundo de los niños, aquella que eligen con ahínco para su ocupación por excelencia, la del juego y el jugar.

Desde 1986,  ya hace 30 años y en esta investigación de nuevo, partimos de la siguiente observación o hecho verdadero al que vinimos intentando desde diferentes lugares poder formalizar o escribir:

Al jugar un niño y solo mientras juega transforma lo preexistente y, al mismo tiempo crea, inventa o descubre algo nuevo que lo transforma a él como sujeto.

Todo intento de definición posible de hacer del juego un concepto implicaría a los procesos de transformaciones psíquicas primordiales y, por ende, nos enfrenta a la pregunta por la lógica de dichas transformaciones y sus diferentes formas o modalidades.

El proceso de las identificaciones primordiales sería uno de nuestros intentos de respuesta a la pregunta por el proceso de transformaciones psíquicas que el juego produce como efecto.

Si en el terreno de las identificaciones reina en la historia y la bibliografía psicoanalítica la mayor de las heterogeneidades, otro tanto ocurre respecto al juego infantil y como dijimos anteriormente también en el del autismo y las psicosis en la infancia. En la investigación y en este trabajo que intenta narrarla, no hemos tenido empacho en  adentramos en  terrenos  movedizos,  heterogéneos y donde reinan fuertes controversias. Con esfuerzo de lectura surge una coincidencia que nos validó: Tanto el jugar como las identificaciones primordiales producen  transformaciones y creación de diferencias simbólicas  constitutivas para el sujeto y el desarrollo infantil.1

Desde el nacimiento y hasta aproximadamente los cinco años pudimos recortar en  los niños o niñas, que no exhiben dificultades en su estructuración subjetiva y desarrollo,  la presencia de una  serie o conjuntos de matrices lúdicas o formas de juegos “típicos “, a las que propusimos como “juegos de las identificaciones primordiales “ o juegos unarios.”

La hipótesis de partida  consistió en que tanto el juego en la infancia como las identificaciones primordiales operan efectos de engendramiento de un nuevo orden del significante y/o del sujeto. Ambos, el juego y las identificaciones primordiales, son procesos psíquicos inconscientes de inscripción y escritura de los trazos, huellas y marcas que permiten reconocer el paso del sujeto en la escena del mundo en la infancia.

De esta forma, el eje alrededor del cual gira esta investigación se centrará en darle respuesta a la siguiente pregunta: ¿cuál es la relación entre el proceso de identificaciones  primordiales, especialmente en sus particularidades en el autismo y las psicosis, y la formación del (y de lo) inconsciente como tal a través del modo central en que esto se opera en la infancia, es decir, el juego?

Retomamos para profundizar las hipótesis y problemas derivados de nuestras investigaciones y publicaciones anterioresii.

No supone esta cuestión –necesariamente– por ello, un ordenamiento secuencial de lectura. La publicación de esta investigación ha requerido un gran trabajo de corrección y cambio de estilo. Hemos buscado alcanzar un estilo amable de comunicación e intentar, en lo posible, evitar toda jerga sin quitar rigurosidad conceptual y dejar planteados problemas para futuras indagaciones. 

En una investigación anterior y en Duelos en Juegoiii, había ubicado vías posibles, facilitadas en aquellos con compromisos orgánicos, por las cuales el cuerpo y el niño capturado en la insignificancia fálica no pudieron subirse o si había logrado hacerlo se cayó del escenario del juego.

Encontramos relaciones estrechas entre el trabajo del duelo y el del juego, en oposición a la que nombré como “melancolía en la infancia”. Posición que si se perpetúa y no modifica durante la infancia, es una de las puertas de entrada principales al autismo o a las psicosis (no decididas ni definitivas).2

Ahora, en El Trabajo del Juego, voy a proponer a los juegos de las identificaciones primordiales o juegos unarios infantiles como el escenario por excelencia donde transcurre el ingreso de la estructura en un niño y /o el niño se juega su ingreso a la cultura y sus leyes, y por ello, puede ir configurando su desarrolloiv.

En los bebés y niños en posición melancólica se produce un fracaso en la recreación  o creación de la escena lúdica, en los juegos primordiales, y por ende también en las identificaciones primordiales. En su lugar asistimos a las formaciones clínicas del triunfo de la repetición y del retorno en lo real de la identidad absoluta lograda (real) como testimonio del rechazo, de manera activa, de la identificación (simbólica/imaginaria). 

En el autismo, el niño, al estar excluido de la identificación primaria primordial, pasa a sostener activamente una posición de identidad absoluta.

Justamente, el autismo muestra clínicamente que la identidad y la identificación son exactamente lo opuesto para el nacimiento del sujeto.

Si en lugar de la afirmación e inscripción simbólica del juego, sus bordes y superficies, se inscribe en lo simbólico el vacío de juego,  este retorna en lo real del autismo o las psicosis infantiles y sus formaciones clínicas. En este sentido, autismo y psicosis en la Infancia son los nombres dados a consecuencias subjetivas de la caída real (y en lo real) del sujeto en el agujero negro del juego y su vacío o que se inscriba  el vacío de juego.

Del vacío de juego al vacío del juego podría resumir nuestra propuesta y dirección clínicav.

El juego y el jugar constituyen el lugar y tiempo primordial para los intercambios entre el niño y el Otro (y otros) y sus circuitos. Las clínicas con bebés y niños testimonia y denuncia las consecuencias que tienen, en la constitución del sujeto, las dificultades o la ausencia de la formación, afirmación y/o represión del juego y su vacío, ya que el juego y su vacío (privación fundamental) no están garantizados ni asegurados en la infancia. 

Hacer el pozo, marcar, inscribir, trazar en lo real el lugar vacío del juego es condición de posibilidad para que el juego pueda ser jugado. A veces los bebes y niños o sus padres no encuentran la forma de hacer el pozo, saltar el foso y nos piden ayudar para  lograrlo.

El vacío del juego permite hacer las versiones del juego mientras que el vacío de juego es el que propongo como a-versión del sentido del juego (niños con autismo) o el de las versiones elementales (niños con diversas psicosis) en la infancia.

El lugar vacío del juego (el pozo) da cuenta de la identificación primaria primordial, con el lugar vacío del padre, según Freud, con el rasgo o trazo unario, según Lacan), y articula con los juegos primarios primordiales, constitutivos y constituyentes –de allí  “juegos unarios”–.

Cuando el vacío del juego es producido por el niño que juega, allí se abre un pozo y en este pueden transcurrir las historias encantadas del juego. En la clínica con bebés y niños con autismo o psicosis, se trata de producir las transformaciones primordiales necesarias para que el vacío de juego pueda pasar a ser vacío del juego.

La transferencia analítica despuntará en las formaciones del juego y sus destinos, dependerá del analista o/y el equipo formar parte del juego.

El trabajo del juego puede ser una contribución para lograrlo.

* Psicoanalista. Especialista en Problemas en el desarrollo infantil. Doctora en Psicología y magíster en Psicoanálisis por la Universidad de Buenos Aires. El presente texto resume la investigación recopilada en el libro El trabajo del juego, publicado por Eudeba.

  1. De todos modos, creo que el proceso de transformaciones que el juego implica requiere una formalización y precisión aún más rigurosa, que continuaré desarrollando en investigaciones subsiguientes. 
  2. Vale la pena recordar que así como se puede ubicar  diferentes caminos y puertas de entradas al autismo o psicosis,  hay diferentes tipos de salidas. 
  • i El título de mi tesis de doctorado en psicología. UBA : “Contribución de las diferentes formas del juego para la formación de las identificaciones primordiales”. La investigación fue iniciada en el año 2006,  presentada en octubre del año 2013 y defendida de manera oral y pública el 7 de noviembre del año 2014. Los directores han sido el Dr. Alfredo Jerusalinsky, y el Prof. David Laznik, a quienes agradezco su acompañamiento.
  • ii Norma Bruner, (2008) Duelos en juego. Letra Viva  Buenos Aires (4ª edición 2015)
  • iii Norma Bruner, (2008) Op cit
  • iv Ver los tiempos de ingreso de la estructura y los de las identificaciones en Yankelevich, H, Amigo, S.
  • v Capítulo 7 El vacío del juego y capítulo 8 El vacío de juego.