La crisis de la DAIA tendrá una primera definición en la asamblea ordinaria convocada para mañana. Durante este fin de semana continuó el estado asambleario en las instituciones judías, algunas de las cuales –entre ellas el Partido Laborista, Avodá– decidieron que no concurrirán e insisten en que la totalidad del Ejecutivo de la DAIA debe renunciar sí o sí. La dimisión del Ariel Cohen Sabban como presidente no figura en el temario, pero se supone que será la cuestión esencial. Los actuales directivos hicieron trascender que no tienen la intención de renunciar, aunque parece obvio que lo harán si no les queda más remedio. Hasta ahora hubo pronunciamientos trascendentes para que den un paso al costado y se convoque a elecciones. 

En el centro de la escena no sólo está el acoso sexual y el ocultamiento por una semana de esos hechos, sino fundamentalmente el escandaloso manejo de fondos, no para beneficio personal de Cohen Sabban sino como un estilo extorsivo y oscuro. Se vio en el caso de Esmeralda Mitre pero se habla también de que a cambio de cifras importantes entregadas por gobernadores o dirigentes gremiales se adjudicaban una especie de certificados de inmunidad ante denuncias de discriminación o antisemitismo. El Consejo Federal de la DAIA, que agrupa a las filiales del interior, también pidió la renuncia del Ejecutivo y menciona un caso de manejo poco claro de una donación –containers de ropa del Ministerio de Desarrollo Social– así como el pago de viajes a periodistas y funcionarios judiciales elegidos a dedo por Cohen Sabban. 

Estilo I

El ahora ex presidente de la DAIA llegó al cargo de la mano del rabino Samuel Levin, líder del Bloque Unido Religioso (BUR). El religioso exhibió siempre una postura recalcitrante respecto de las mujeres: “ningún puesto de la dirigencia puede ser ocupado por una mujer. Que las mujeres se queden en casa y no hablen más”, sostuvo Levin. 

Es posible que semejante mirada haya forjado una forma de actuar de Cohen Sabban, pero lo cierto es que el caso del supuesto acoso respecto de Esmeralda Mitre –“intentó besarme, me tocó un pecho”– no aparece como el único. La modelo y conductora Ursula Vargués percibió lo mismo ante una sugerencia de Cohen Sabban de visitarla en su casa, aparecieron algunas maestras de Talpiot mencionando acosos y el periodista Jorge Rial señaló que en un reciente viaje a Israel organizado por la DAIA también se produjo algún incidente de esa naturaleza. 

El cuestionamiento que se le hace al Ejecutivo es que tardó más de una semana en exigir la renuncia de Cohen Sabban y hasta están los que sostienen que los directivos debieron hacer la denuncia judicial ya que la visita del ex presidente a Mitre, en su domicilio, se hizo invocando el cargo de titular de la DAIA. En la asamblea, la conducción actual tratará de contestar ese argumento.

No faltan tampoco los que argumentan que sólo un clima de personalismo y descontrol, supuestamente permitido por todo el Ejecutivo, es el trasfondo de esos comportamientos. 

Estilo II

Esa forma de actuar aparece nítidamente en maniobras de recaudación protagonizadas por Cohen Sabban, quien no se llevaba dinero a su bolsillo, pero usaba los fondos para crear poder. El pedido de dinero a Mitre, en el medio de una controversia sobre el Holocausto, exhibe un mensaje con un tinte extorsivo: “Poné 80.000 dólares y lo que dijiste sobre el Holocausto se arregla mejor”, parece ser el sentido del pedido. A esto hay que agregar que todo se realizó en el inadecuado marco de una visita a la casa y en una diálogo individual, no institucional. 

  • Ya en su momento Cohen Sabban tuvo que renunciar como tesorero de la DAIA porque derivó dinero al colegio Talpiot, del que era presidente. Ante las críticas, en una reunión del Ejecutivo, fue famosa la escena en la que sacó 20.000 dólares de una media para restituir plata que se consideró mal manejada. A raíz de eso, le pidieron la renuncia. 
  • En las últimas horas trascendió que a varios gobernadores y dirigentes gremiales se le pidieron sumas millonarias a cambio de un certificado de inmunidad ante denuncias por discriminación o antisemitismo. Es decir que se manejaría de forma privilegiada cualquier controversia de ese estilo que surgiera en su provincia o sindicato. En términos humorísticos algunos los llamaban “certificados de libre humo”. 
  • El Consejo Federal, que agrupa a las filiales de DAIA del interior, pidió la renuncia del Ejecutivo y exigió explicaciones sobre una donación de containers de ropa del Ministerio de Desarrollo Social. Parte de las prendas entregadas por el gobierno aparecieron vendiéndose en negocios, es decir que alguien vendió esas ropas. Los hechos ocurrieron hace un año y el Consejo Federal sostuvo en su comunicado que ni Cohen Sabban ni el resto de los directivos explicaron nunca qué fue lo que pasó. 
  • También el Consejo Federal preguntó por la forma en la que se seleccionaron a los quince periodistas para la invitación a Israel, pagada por la DAIA. Lo que sugieren las filiales es que todo se hizo de forma personalista y de acuerdo a las conveniencias de Cohen Sabban, privilegiando a los periodistas –principalmente del grupo Clarín– afines al presidente.

 

Política

Los numerosos pedidos de renuncia –de la federación que agrupa a los grandes clubes, de 28 rabinos, del Consejo Federal, del partido Avodá, de periodistas y escritores afines a Cambiemos y la DAIA– hacen foco en el caso de acoso sexual, sobre todo a partir del hecho más incriminatorio: que Cohen Sabban fue al departamento de Mitre. 

Hasta ahora, entró poco en debate la política de adhesión a Cambiemos de los últimos años, incluyendo la distancia de los dirigentes respecto de la mayoría de las agrupaciones de familiares de las víctimas del atentado contra la AMIA. Esto se verificó claramente en el juicio por encubrimiento que se desarrolla en Comodoro Py donde la querella de la DAIA virtualmente jugó el papel de defensor de los acusados y pidió las penas más leves. 

También la DAIA terminó como protagonista principal en la acusación contra Cristina Fernández de Kirchner y el ex canciller Héctor Timerman por el memorandum de entendimiento con Irán. La denuncia de Alberto Nisman –fiscal detestado durante años por la DAIA porque acusó al ex presidente Rubén Beraja– había sido desechada por la justicia, pero la conducción de la DAIA, en sintonía con Cambiemos, logró incluso una grotesca acusación por traición a la patria contra la ex presidenta y el ex canciller. La DAIA aceptó sumarse al viejo cliché de los antisemitas: acusar a un funcionario judío (Timerman) de traidor a la patria.

Los cuadros del PRO surgidos de la DAIA –el diputado Waldo Wolff, el rabino Sergio Bergman y en menor medida el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj– se asociaron al pedido de renuncias. En su momento los dos primeros apoyaron la campaña de Cohen Sabban: ahora se despegan de forma urgente, pese a los servicios prestados en la alianza DAIA-Casa Rosada.

[email protected]