Ni reactivar la economía ni crear empleo, las principales tareas que el presidente Mauricio Macri le encomendó al flamante ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, son “reducir el déficit fiscal”, “proponer una reforma fiscal” y “bajar impuestos distorsivos”. Con esos lineamientos, el desembarco del funcionario a partir del lunes representará una continuidad de la reducción del gasto público en términos reales implementada durante la gestión de Alfonso Prat-Gay desde el Ministerio de Hacienda y Finanzas. Para terminar de organizar su desembarco en el quinto piso del Palacio de Hacienda, Dujovne mantuvo ayer nuevas reuniones en la Casa Rosada. Restan definir algunos casilleros del organigrama y el reparto de algunas funciones entre los dos nuevos ministerios en los que se repartirá Hacienda y Finanzas, como la representación del país en los distintos foros, dos del ministerio. A la dupla de vicejefes de Gabinete compuesta por Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, a la que estará subordinado durante su gestión, se sumaron ayer el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. En esa mesa también participó el ascendido ministro de Finanzas, Luis Caputo. Antes de entrar en funciones el próximo lunes, los nuevos ministros brindarán una conferencia de prensa en la Casa Rosada esta mañana, que será encabezada por Peña. 

“En este primer año hicimos una corrección en el gasto. Gastamos más de 400 millones de pesos de más de lo que se paga de impuestos, no le podemos pedir más impuestos a la gente, para eso hay que ir priorizando el gasto público”, recalcó Macri al retomar la idea del “gradualismo” en el ajuste. Desde la visión dominante de la economía en la que se enrola el Gobierno, la existencia de “finanzas sanas”, eufemismo para el equilibrio en las cuentas públicas, es condición necesaria y suficiente para bajar la inflación e impulsar la inversión privada. Convertir al resultado fiscal en el objetivo excluyente de la política condiciona y restringe la capacidad de intervención del Estado en la economía. 

La gestión de Dujovne buscará “equilibrar el frente fiscal”, y lograr ese objetivo a través de una reforma tributaria –iniciativa contemplada en la ley ómnibus que habilitó el blanqueo, la moratoria y los pagos a los jubilados– y la eficiencia en el gasto. El funcionario que hoy tendrá su debut desde el atril de la Casa Rosada, recomendó en sus últimas intervenciones mediáticas impulsar leyes de responsabilidad fiscal que restrinjan la expansión del gasto público y cuestionó la expansión del empleo en el sector público, aunque él mismo figura como empleado del bloque de la UCR en el Senado. Propuso, además, reducir los “costos laborales”. La historia argentina o la experiencia europea reciente revelan que esas recetas no sólo no lograron revertir los déficits fiscales sino que profundizaron los escenarios recesivos. 

“Estamos lejos de donde tenemos que llegar. Pero lo importante es que nos pusimos en marcha”, aseguró ayer el mandatario durante una entrevista radial en sintonía con el auto-elogioso diagnóstico que realizó Alfonso Prat-Gay el martes pasado. El funcionario que hoy dejará sus oficinas ofreció entonces un panegírico de su gestión donde destacó como éxitos la devaluación, la desregulación cambiaria, el acuerdo con los fondos buitre y el regreso a los mercados. Con esas políticas se aceleró la inflación, no mejoraron las exportaciones de las economías regionales, la lluvia de inversiones devino en un goteo amarrete y la economía entró en recesión. “El camino que hemos decido es el correcto y lo hemos reafirmado, lo que hay ahora es una forma de organizar el trabajo distinta”, insistió Macri al referirse a los cambios en la estructura del disperso equipo económico del Gobierno.