Finalizó anoche la 33º Fiesta Nacional del Teatro organizada por el Instituto Nacional del Teatro en cogestión con el Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe y la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario. La movida que incluyó 32 obras provenientes de las diferentes provincias argentinas, tuvo este año un fuerte contenido político y reivindicativo de los temas recurrentes: Diversidad y violencia de género, la lucha por la despenalización del aborto y las reivindicaciones de la mujer enmarcadas en un fuerte apoyo al feminismo. Por otra parte el Instituto Nacional del Teatro que celebró sus 20 años con esta Fiesta, no pudo quedar al margen de los grandes tensiones que siempre intervienen la vida de las instituciones en tiempos de grandes divergencias a la hora de concebir las políticas culturales.

A muchos de los periodistas que venimos participado en ediciones anteriores de esta fiesta grande que organiza el INT, nos sorprendió en la noche de la inauguración la ausencia en el escenario de los principales responsables de esta movida que abarca todas las expresiones de las artes escénicas del país.

Una vez más la mirada poética de la Ministra de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe, através de un comunicado que leyó su discípula Mónica Discépola, puso la otra mirada política sobre este acontecimiento nacional.

"La profesión ha crecido y el Instituto regó de Salas el país con enorme esfuerzo de Teatreros y sistemas de fomento nacieron en la provincia más apoyos, más técnica, más escena santafesina", manifestó María de los Angeles "Chiqui" González. En los pasillos del Príncipe Asturias nos cruzamos con Federico Irazábal, ex representante del Ministerio de Cultura de la Nación en el INT, que había sido reemplazado por Florencia Pérez Riba, según el programa de mano de la Fiesta.

Otra figura destacada y reconocida que pasó raudamente por Rosario y cuya presencia resultó tan fugaz como la de Irazábal, fue la de el mismísimo director ejecutivo del INT, Marcelo Allasino que según el diario La Gaceta Tucumana, "partió de viaje oficial por el exterior".

"La ausencia de discursos oficiales de la conducción del Instituto Nacional de Teatro y del Ministerio de Cultura nacional en la inauguración de la Fiesta obligó a buscar los posicionamientos institucionales en las páginas de la carpeta que contiene la programación del encuentro", publicó el colega Fabio Ladetto en la edición del 15 de mayo publicada en el diario tucumano.

El colega recoge precisamente un fragmento de ese texto, donde Allasino comenta que "el INT llega al mayor evento escénico del país en plena consolidación de una serie de procesos iniciados en 2016, que llevamos a cabo a través de cuatro valores: Diálogo, transparencia, eficiencia e innovación", destacando que el Plan Nacional de Infraestructura alcanzó a 55 salas en todo el país.

Por su parte, Miguel Palma que tampoco subió al escenario el día de la inauguración, planteó a este diario que con la experiencia de 1998 -año en que la fiesta se hizo acá-, "yo dije con mucho coraje, si hay que hacerla la hacemos en Rosario. Es un orgullo que voy a compartir con mucha gente, vienen directores, vienen a compartir con nosotros, la gente se acuerda muy bien de esa fiesta. La historia me pone en un lugar reconfortante y yo lo agradezco", dijo el Representante local del INT.

A la hora de evaluar las propuestas de mayor repercusión entre el público local y la crítica especializada, se llevó todos los laureles la notable Todo tendría sentido si no existiera la muerte del talentoso dramaturgo porteño Mariano Tenconi Blanco, responsable también de la dirección.

Por muchas razones la obra conmovió y divirtió al público a lo largo de tres horas con intervalo incluido, y con una temática que se respiraba ya desde el título mismo, donde el amor y la muerte luchaban en un mismo espacio integrado por una familia muy particular.

También proveniente de CABA, se pudo ver Millones de segundos escrita y dirigida por Diego Casado Rubio, impactante historia con un elenco donde sorprende la actriz Raquel Ameri, en la piel de Alan, adolescente transexual con síndrome de Asperter. Un acontecimiento dramático inspirado en hechos reales, donde también la muerte juega una carta fundamental.

Y para completar esta trilogía que mostró lo mejor del teatro porteño de los últimos tiempos subió a escena la potente actriz Lorena Vega en ese maravilloso texto de Cristina Escofet: Yo, Encarnación Ezcurra, basada en las cartas de la mujer de Rosas a su marido.

Santa Fe, ya lo habíamos destacado, mostró dos productos bien diferenciados y de una riqueza poética que contó con la solvencia de dos elencos de dúctiles actores‑creadores: La Biunda un clásico de Carlos Carlino y esa rica experimentación dirigida por el destacado Edgardo Dib: (Esto no es) Calígula.

Otra plaza fuerte como lo es Córdoba tuvo el sello inconfundible del dramaturgo y director Gonzalo Marul con La Clase y Sergio Osses con su versión de Agamenón, volví del supermercado y le di una paliza a mi hijo de Rodrigo García.

Vairoleto, Pechito Libertario proveniente de Neuquén, puso una nota de alto vuelo poético para recordar a este luchador popular con títeres y música en vivo y Érase una vez... el lobizón de Formosa, reivindicó lo mejor del teatro popular basado en la historia de "Nazareno Cruz y el lobo".