En plena crisis del 2001, cuando el corralito ideado por Domingo Cavallo congeló los depósitos bancarios, Eugenio “Nito” Artaza emergió como un referente de sectores de clase media perjudicados por las medidas económicas del gobierno encabezado por la UCR. Desde entonces, el humorista y productor teatral llevó una intensa carrera política: fue senador nacional del radicalismo por Corrientes y candidato a gobernador en esa provincia, donde el año pasado acompañó en la fórmula al peronista Camau Espínola para pelear contra el radical Gustavo Valdés. En 2015, cuando en la Convención de Gualeguaychú la UCR aprobó la creación de Cambiemos, se alejó de su partido y hoy forma parte del Frente Renovador. Esta semana se incorporó a la mesa de unidad que impulsan los massistas Felipe Solá y Daniel Arroyo, que busca un gran acuerdo opositor con las distintas expresiones del peronismo. En diálogo con PáginaI12, este atípico dirigente recuerda aquellos años de la Alianza, advierte sobre la posibilidad de una crisis social y cuestiona al radicalismo por acompañar al PRO.

–¿Por qué se sumó esta semana a la mesa de unidad que vienen impulsando distintos sectores del peronismo?

–En mi caso soy un radical que está en el Frente Renovador y junto a Daniel Arroyo y Felipe Solá nos sumamos para aportar ideas para la gente. Yo aporto mi preocupación. Vengo de Bella Vista (Corrientes) donde tenemos 470 empleados suspendidos. Entiendo que hay que aglutinar a todos los que no compartimos la política de este gobierno. Hace falta un frente muy fuerte que esté del otro lado.

–Hay dirigentes del propio Frente Renovador que dicen que con el kirchnerismo no se puede construir una alternativa política. ¿Comparte esa postura? 

–No es el momento de construir ya la alternativa. Falta mucho. Eso va a surgir del hombre y sus circunstancias. El peronismo normalmente lo que busca es un liderazgo, es su naturaleza. Cada uno de los que tenemos un espacio en las diferentes provincias estamos viendo que lo que está sucediendo es tan grave que amerita aportar ideas. Hay antinomias que hay que dejarlas de lado y pensar en el bien común. Hoy estamos viendo despidos, ajuste, tarifazos, devaluación. El país que va a encontrar el próximo gobierno va a ser mucho peor de lo que estamos ahora. Tenemos que prepararnos y tener mucha responsabilidad.

–Usted fue senador por la UCR hasta 2015 y se sigue reivindicando radical, ¿cómo ve a su partido como integrante de Cambiemos?

–Desde el acuerdo de Gualeguaychú tomé distancia. Siempre voté dentro del radicalismo y del bloque de la UCR. Yo le digo a los viejos dirigentes de mi provincia que es como si, en otra época, mi padre me hubiera propuesto acompañar a Alzogaray para llegar a la Presidencia. Es incompatible con el radicalismo lo que propone Aranguren o Macri. Hay dirigentes, y me duele decir esta frase, que creo que la dijo parecida una vez Homero Manzi: tuvimos que tomar distancia de la UCR para seguir siendo radicales. Un partido que es antiimperialista en su naturaleza no puede llamar a Donald Trump para consultarle qué es lo que va a hacer, como hizo el Presidente. Yo pregunto, ¿nosotros que fuimos creadores de YPF podemos seguir siendo radicales cuando ni siquiera a Alvear se le hubiera ocurrido poner a un CEO de la Shell a manejar los recursos energéticos?

–Quedan pocas voces críticas dentro de la UCR, tal vez con la excepción de Ricardo Alfonsín y alguno más. ¿Cree que deberían irse del partido?

–Sí, creo que Ricardo debería dar un paso importante en romper esta contradicción de principios que está teniendo el radicalismo. Es una contradicción de esencia y fundamental. Debería convencer a la juventud radical y a la Franja Morada. Estoy hablando de los radicales que no coincidimos pero es necesario convencer también a los que toman decisiones. La cúpula que nos llevó al gran error ya no está (por el ex presidente de la UCR, Ernesto Sanz). Está sucediendo lo que habíamos advertido nosotros. El radicalismo iba a quedarse solamente con los costos. Nos costó salir de Cavallo y de la Alianza, ahora salir de esto. Temo que vamos a terminar perdiendo lo que quedaba del partido porque si le va bien es mérito de Macri y si le va mal es de todos. Van a estar los radicales para echarles la culpa. 

–Habló de liderazgos... ¿Sergio Massa debería ser candidato a presidente en 2019 en el marco de este acuerdo de unidad que se está conformando?

–Sin duda pero creo que la alternativa electoral hay que construirla después. Tiene que ser muy diferente a lo que se está haciendo ahora. Es decir, que haya una agenda para los trabajadores porque sino esto puede tener una descomposición social enorme. Y además convocar a la creación de un mercado de capitales interno, volver a recuperar el consumo interno.

–El gobierno acusó a la oposición de “demagógica” e “irresponsable” por el proyecto para frenar el tarifazo en el Congreso. ¿Qué le responde?

–La oposición fue bastante responsable desde el principio. Acompañó a un gobierno que no tenía mayoría legislativa. Pero además, ¿qué mayor irresponsabilidad que aumentar las tarifas un 1600 por ciento o 500 las eléctricas y proponer una paritaria del 15 por ciento de tu sueldo? Eso es lo irresponsable. No resiste el menor análisis. Además yo creo que la oposición a esta altura, lo digo con todo respeto, debe hacer oposición. Porque no puede avalar más ajuste. La oposición no puede ir en el barco con el gobierno proponiendo hacer acuerdos que después son las exigencias del FMI. No debemos alarmarnos desde el punto de vista institucional que un gobierno pueda tener un fracaso porque dentro de los mecanismos que tiene la democracia puede ser reemplazado sin mayores trastornos, siempre dentro de la democracia. Y debe tener una gran responsabilidad la oposición de construir una alternativa.

–Tal vez un punto de inflexión en su carrera fue el 2001, en plena crisis económica, cuando se implementó el corralito. En estas semanas volvió a agitarse ese fantasma, ¿la situación puede terminar igual?

–Sinceramente espero que no. Hoy los que corren más peligro con las Lebacs son las grandes corporaciones, a las que el Gobierno no les va hacer ningún corralito sino beneficiarlas con enormes intereses especulativos. Sí creo que puede haber una similitud, y en eso tenemos que estar atentos con gran responsabilidad y cordura, en los reclamos sociales. El Gobierno tiene que aceptar el reclamo social y no reprimir. 

–¿Qué le parece el acuerdo con el FMI?

–Yo recuerdo que llevamos la firma de 3600 ahorristas a la oficina de evaluación independiente del FMI, que sacó una conclusión en el 2003. El propio FMI dijo que fue co-responsable de la crisis de 2001. Ojalá no volvamos a cometer el mismo error.