En 1978, un Diego Maradona en estado puro, de sólo 17 años, se quedó afuera del Mundial de Argentina y generó quejas y protestas de la sociedad futbolística de aquel entonces. César Luis Menotti quiso protegerlo pero con el tiempo, dijo haberse arrepentido de la decisión.

La pelea entre Maradona y Ramón Díaz convenció a Carlos Bilardo de dejar al riojano fuera de Italia ‘90, cuando era el delantero más importante del Calcio, y más acá en la historia, en 2002, Marcelo Bielsa y en 2010 Diego ya como DT tuvieron el atrevimiento de excluir a Juan Román Riquelme de sendos Mundiales. En 2006, José Pekerman laudó a favor del capitán Juan Pablo Sorín, su enfrentamiento con Juan Sebastián Verón, quien debió mirar por televisión la Copa de Alemania cuando era, sin dudas, uno de los mejores mediocampistas del mundo. Y en 2014, Alejandro Sabella, tal vez por pedido u orden de Julio Grondona, le cerró las puertas de Brasil a Carlos Tevez cuando hacía goles en todos los partidos de la Juventus

Siempre o casi siempre hubo ausentes ilustres en las listas mundialistas. Jugadores imprescindibles e indiscutibles que debían estar y que no estuvieron. Esta vez no. No hay “jugadores del pueblo” por quienes reclamar. Para algunos, Mauro Icardi ocupa ese puesto luego de haberse consagrado como máximo goleador de la liga italiana. Pero ni siquiera el mediático artillero del Inter llena la totalidad del formulario. Sobre todo porque Jorge Sampaoli lleva dos delanteros de alto calibre y actualidad potente como Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín y otro como Paulo Dybala, que también puede jugar allá arriba y hacer goles.

Si Franco Armani no hubiera sido incluido, tal vez habría convocado al clamor popular y a la queja periodística. En un Mundial lo que valen son los momentos y el del arquero de River parece inmejorable. Pero tampoco era número puesto. Nunca jugó en la Selección y habría que ver sus respuestas en el momento de las grandes definiciones. Nadie quebrará una lanza porque Nahuel Guzmán se quedó afuera del arco tras cuatro años de convocatorias ininterrumpidas. Lautaro Martínez todavía estaba verde para la parada mundialista. Y tampoco reunían Ricardo Centurión, Guido Pizarro y los Pérez (Pablo y Enzo) el fervor de las mayorías, aunque recién se hayan quedado al margen del Mundial en los últimos metros de la corrida.

Es todo un dato que no haya jugadores por quienes hacer un poco de ruido. Acaso la demostración más nítida de que en estos tiempos no ha salido nadie que rompa los esquemas. La renovación indispensable se esboza en Lo Celso, Lanzini, Meza, Pavón y Dybala. Está bien que Sampaoli se haya jugado por ellos. Pero si hubiera decidido no hacerlo, nadie lo habría demandado por cerrarle las puertas al futuro.