Hubo un tarifazo que llevó los precios de los servicios a niveles impagables o difíciles de pagar para una gran parte de la población. Pero ese tarifazo fue antes de la devaluación. O sea que tiene que venir otro tarifazo más, aparte de los que están planificados. La represión a los trabajadores del subte fue innecesaria desde el punto de vista del conflicto. El viernes se había cumplido una medida similar en forma pacífica en las otras líneas. Esta vez, el gobierno quiso dar una lección de disciplinamiento. Una advertencia.

Las columnas de tortugas ninja en los túneles del subterráneo convirtieron a la ciudad en un escenario de ciencia ficción. Túneles, gases y balazos que resonaban en el eco, escenas de pánico, de furia y de fuga, de empujones y detenciones. La medida de fuerza se hubiera levantado al mediodía. Ahora tienen un paro por tiempo indefinido hasta que liberen a los detenidos.

Al gobierno de la ciudad no le importa el tremendo caos consiguiente en la superficie. Un tránsito que ya ha sido totalmente obstaculizado por un metrobús con el que quisieron reemplazar el subte, fue doblemente paralizado por el conflicto bajo tierra. El desquicio de la ciudad era más caótico aún de lo que se había vivido durante la represión en los túneles.

Pero cuando se termine de sentir en los precios el coletazo de la devaluación, sumado a la inflación de arrastre, la situación será más complicada. Los gremios tendrán que renegociar rápidamente sus paritarias. El 15 por ciento que negoció la mayoría en casi todos estaba fragmentado en dos o tres partes, con lo cual ya ha sido superado por la inflación. La carestía de la vida va mucho más rápido que ese aumento fragmentado.

La represión contra los trabajadores del subte es una señal del gobierno. Está diciendo que “están dispuestos al diálogo, pero que no rediscutirán paritarias”. Que tome nota el resto del movimiento obrero.

Existe una inquina particular con los trabajadores del subterráneo. El gobierno no oculta su interés en descabezar a la organización gremial para reemplazarla por la actitud más dócil de la Unión Tranviarios Automotor (UTA). La Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP) había demostrado que tenía mayoría de afiliados en esa rama del transporte por lo que se le había concedido la personería gremial. En marzo la Corte le hizo un regalo al gobierno y le retiró la personería para concedérsela a la UTA. Ahora, la empresa Metrovías informó que ya había enviado más de cien telegramas de suspensión. Fue otra advertencia a los sindicatos combativos.

Pero como está la situación, hasta los dirigentes más conciliadores se verán obligados a tomar medidas de acción para recuperar el quebranto del salario producido por la triple vía de tarifazo-devaluación-inflación. Cuando el gobierno dijo que se terminaba el gradualismo, las tortugas ninjas de los grupos de choque policiales percibieron que iban a tener más trabajo. Serán los portavoces del gobierno en el pretendido diálogo.