Psicóloga, militante feminista y defensora del proceso de paz. Con un destacado paso por el Congreso colombiano, Ángela María Robledo acompaña a Gustavo Petro en la fórmula presidencial del movimiento Colombia Humana, el cual ha sorprendido a propios y extraños por la masividad con la que viene siendo acompañado por el pueblo en las calles y plazas públicas del país, y por las posibilidades que se le adjudican a pocos días de las elecciones presidenciales. Se trata de un hecho novedoso, que da cuenta de las transformaciones que vive la sociedad colombiana, donde la progresiva consolidación de un escenario político común ayuda a que la disputa política ya no esté restringida a las variantes de los sectores dominantes.
–¿Cuáles son las expectativas que tienen en las vísperas de las elecciones?
–Esperamos ganar en primera vuelta. En una democracia que ha sido precaria como la colombiana, no solo por la guerra sino por lo que implica vivir en uno de los países más desiguales del mundo, se siente un ambiente de mucha esperanza, de mucha expectativa. Las plazas de Colombia se han llenado con la presencia de Gustavo, con la propuesta de este programa de la Colombia Humana hacia una era de paz…y esperamos que el próximo 27 de mayo podamos darle una oportunidad histórica a este país. Llevamos siglos gobernados por los mismos, con las mismas formulas, por un “establecimiento” que se ha consolidado a sangre y fuego, y esperamos que esta vez sea una oportunidad para la política de la vida, promovida por distintas fuerzas de izquierda y también democráticas de centro que nos están apoyando.
–Previo a esta candidatura, integrabas la Alianza Verde, que apoya a Sergio Fajardo en esta elección. ¿Qué es lo que te acercó Gustavo Petro?
–Yo llegué a la política representativa con Antanas Mockus, y desde allí construí un vínculo común con Gustavo, ya que él fue una de las personas que impulsaron a Mockus a la Alcaldía de Bogotá…es decir, ya había una afinidad ideológica con las propuestas de Gustavo. En estas elecciones, no me sentí representada por la propuesta de Sergio Fajardo para Colombia, me parece tibia, me parece que no toca de fondo los desafíos que están en nuestra Constitución, que suponen hacer realidad el Estado Social de Derecho, y por eso cuando Gustavo me invitó a ser parte de su fórmula como candidata a la vicepresidencia, renuncié a la Alianza. Digo que mi adn es mockusiano, pero siento que muchas de las propuestas de Gustavo recogen de manera más profunda, más integral, más radical, la aspiración de dejar de ser uno de los países más desiguales y violentos del mundo.
–¿Cómo sintetizarías las principales propuestas de Colombia Humana?
–Gustavo las ha sintetizado de manera simbólica llegando a algunos debates con la Constitución en la mano. Eso significa que queremos hacer realidad lo que está en la primera parte de esa Carta Magna del ´91, que es desarrollar en profundidad el Estado Social de Derecho. No solo ser un país de “derecho”, en términos de tener el monopolio de las armas -que no lo hemos tenido por siglos en Colombia-, sino también hacer realidad las aspiraciones de las mayorías a la educación, a una salud sin intermediación de los sectores financieros, a una profunda revolución en el sector rural para que tengan acceso a la tierra más de 800,000 familias de campesinos que hoy no la tienen, y que marque el pasaje de una economía extractivista a una economía que proteja la tierra y los recursos, que democratice la producción, el crédito, las tecnologías, y la tenencia de la tierra. Además, proponemos una reforma judicial, que rompa la perpetua relación entre los partidos tradicionales y la justicia, que en Colombia tiene índices altísimos de impunidad. Y una reforma política, que finalmente fortalezca los partidos políticos y la participación de las mujeres.
–¿Cuáles han sido las dificultades para que no hubiera una convergencia de los sectores de izquierda y progresistas detrás de una candidatura única?
–Gustavo, desde el año pasado, antes incluso de que las encuestas empezaran a serle favorables, llamó a una gran unidad de todas las fuerzas que tuviéramos miradas comunes frente al proceso de paz, la desigualdad social, etc. No hubo eco en su momento. Sin embargo, valdría la pena resaltar que hemos sido las tres candidatas vicepresidenciales: Claudia López (Sergio Fajardo), Clara López (De la Calle), y yo quienes hemos mantenido el diálogo abierto. Creo que la enorme fragilidad de los partidos políticos en Colombia ha hecho que la política se plantee alrededor de figuras, de caudillos, y eso dificulta las alianzas, y las posibilidades de tener un proyecto de país común. Pero ojalá entendamos el próximo 27 de mayo, que los verdaderos adversarios están del lado de la derecha y de la ultraderecha, me refiero a Germán Vargas Lleras e Iván Duque.
–¿En caso de balotaje, se puede conformar un frente en defensa de la paz?
–Yo participé en el Frente Amplio hace 4 años que impidió que Oscar Iván Zuluaga –el candidato de Uribe– llegara a la presidencia. Esperaría que ocurriera algo por el estilo en este momento. De hecho, hay muchos integrantes del Polo, de los Verdes, de Liberales, incluso algunos Conservadores, que se han venido acercando a nuestra campaña. Esperamos que nuestra propuesta se imponga, y que si hay una segunda vuelta, se pueda retomar lo que significó aquel frente, pudiendo en las tres semanas de campaña para el balotaje, aunar esa gran alianza para defender lo que se ha avanzado, y no volver a la guerra, haciendo trizas los acuerdos.
–¿En qué medida el proceso de paz generó distancias al interior de los sectores dominantes que pueden favorecer la candidatura de Petro?
–A partir del Acuerdo de Paz de la Habana, hay que empezar a tejer un acuerdo nacional sobre compromisos mínimos. Ojalá lo logremos, de nuestro lado está toda la disposición para hacerlo. Esta misma campaña, incluso, le ha hecho decir a un hombre como Iván Duque –que sabemos que si gana él gobernaría Uribe–, que hay cosas del proceso de paz que va a proteger, cuando hace 3 o 4 años decían que no, que lo peor era haber acordado una paz negociada. No es fácil la tarea, pero también hay elementos de esperanza. En el Senado colombiano, que tiene cerca de 110 integrantes, el 28 por ciento es ya una bancada con una mirada alternativa.
–¿Cómo ves los avances en las luchas por la igualdad de género que se están dando en diversos países? ¿Cómo es hacer política en Colombia siendo mujer?
–Las culturas patriarcales, los micromachismos –que de manera sutil van buscando oradar nuestra condición de habitar de manera libertaria la vida, los territorios– son algunas de las vallas que tenemos que enfrentar las mujeres en el mundo. Estamos en esa tarea. En esta elección, hay cuatro candidatas vicepresidenciales mujeres; algunas mucho más tradicionales, otras reconocidas como feministas, dando una señal de que hay que estar en estos lugares. Desmontar estas vallas y promover la igualdad de género, es parte de mi tarea si llego a ser vicepresidenta de Colombia, y como estoy acostumbrada a hacerlo de manera colectiva, ojalá podamos hacerlo en América latina. A las mujeres nos están matando en el mundo entero, y eso hay que denunciarlo. Pero nos matan también política y culturalmente, y tenemos la tarea por el bien de todos de deconstruir el patriarcado.
–Después de tres lustros de avances, hoy asistimos a una ofensiva conservadora en algunos países de la región. ¿Cómo analizan este presente latinoamericano y qué relación establecen con el proceso colombiano?
–Como viene señalando la academia, creemos que detrás del proceso que se viene dando en la región hay un proyecto transnacional de la derecha que ha sido bastante efectivo, y que va a exigir que se despierten todos los micropoderes que existen en la región. Por supuesto hay una responsabilidad de los gobernantes y de los dirigentes, pero tenemos como ciudadanías el poder de denunciar, de indignarnos, de salir a las calles, de exigir cambios. Ojalá esta sea una oportunidad para entender que nos están arrebatando lo que hemos logrado. Y por supuesto también, hay que desnudar los intereses de los grandes medios de comunicación en lugares como Argentina o Colombia, donde están atados a grandes intereses económicos. A nosotros nos toca vivir y enfrentar muchas estigmatizaciones, pero estamos aquí para denunciarlos y enfrentar estos grandes poderes.
* Sociólogo y profesor de Política Latinoamericana, UBA.
** Politólogo y Maestrando en Estudios Sociales Latinoamericanos, UBA.