Mario Esteban tiene un dilatado currículum musical. Licenciado en Artes Musicales, a la vez que profesor de dirección coral y de guitarra, ha integrado entre otros el Coro Nacional de Jóvenes, Trilce, y el Grupo de Canto Coral. Hoy dirige el octeto vocal Oigo Voces y dos coros, el de la Asociación Docente de la UBA y el de chicas y chicos de Almagro. También ha compuesto dos operetas muy bien recibidas: Fausto Criollo y Las medias de los flamencos. Pero lo que prima hoy en su hacer no es lo uno ni lo otro, sino una nueva presentación de La Sinfónica Rock, agrupación surgida en 2011 que ha hecho honor a su nombre mediante cuatro puesta: “Un concierto redondo 1”, “Un concierto redondo 2”, “Un concierto García” y “Un concierto Divididos”.
Lo que vuelve puntualmente es el homenaje a Charly García, cuyo estreno se produjo hace diez años en el Teatro Margarita Xirgu bajo el propósito de recrear Clics modernos en clave de música académica. “Charly me ha acompañado durante toda la vida. La calidad de sus composiciones es sublime y me pareció que trabajar sobre ellas podría dar resultados muy bellos”, introduce el arreglador y director, días previos al concierto que sucederá el sábado 30 de agosto a las 21 en la Sala Caras y Caretas (Sarmiento 2037).
-Se sabe del vínculo de Charly con la música clásica, sobre todo sus comienzos, su período pre Sui Generis. ¿Hasta qué punto gravita ese pasado al momento de recrear sus piezas en clave sinfónica?
-Al momento de desmenuzar la obra de García para componer una versión, sale a la luz la maestría de la que es dueño como creador. Maneja un lenguaje complejo y su abanico de recursos armónicos es amplísimo. Y esto por supuesto hace más familiares muchas de sus canciones con el lenguaje sinfónico. Sin embargo, Charly también tiene características muy particulares en el aspecto rítmico que están muy alejadas de dicho lenguaje. Esto redunda en que, si bien resulta sencilla la elaboración melódica y contrapuntística, versionar para cuerdas los sofisticados patrones de batería electrónica es realmente muy complejo.
La complejidad no ha sido escollo para que Esteban la enfrente con sus herramientas habituales (una orquesta con viola, cello, contrabajo, piano, teclado, guitarra y dos violines) más un coro mixto de ocho voces. “En la Argentina, los coros y grupos vocales estuvieron de moda durante los '60 y poco de los '70, pero después la actividad fue sufriendo menosprecio al punto que hoy en día es difícil atraer a los jóvenes a esta práctica tan hermosa. Por eso, si bien se trata de shows mayormente instrumentales, lo vocal en La Sinfónica Rock ocupa un lugar de relevancia”, considera el director, focalizando en la buena que metió Il Coretto, coro juvenil que participó en “Un Concierto Redondo”. “Ojalá los chicos que vengan a ver el show se vayan con la idea de que cantar a voces es maravilloso”.
El motivo que instó a Esteban a recrear Clics modernos de manera integral pasa porque lisa y llanamente se trata de un disco icónico de la historia del rock. Sus nueve canciones sonarán bajo particular forma, entonces, en el mismo orden que figura en el disco, y habrá bonus. “Yendo de la cama al living”, “Superhéroes” y “Rezo por vos”, entre ellos. “Trabajamos mucho las versiones, dado que el proceso de realización de los arreglos es muy largo. Puede llevar hasta seis meses obtener las partituras para un espectáculo integral”, comenta el músico sobre el proceso de trabajo de la Orquesta. “Incluso, una vez que la música está en papel, las partes vocales son las que llevan más ensayo, sobre todo si son arreglos corales complejos como los que realizamos nosotros”.
-¿Cómo les fue en este sentido cuando se metieron con los Redondos y con Divididos?
-Los dos conciertos que presentamos sobre los Redondos fueron tremendos. La mezcla dio por resultado timbres muy exóticos que al público ricotero le agradaron muchísimo. El concierto sobre Divididos, en cambio, es muy joven y todavía no ha rodado lo suficiente. Nos fascinó realizarlo por la multiplicidad de géneros que abarca la banda, desde el rock más crudo hasta gatos y chacareras, pasando por hermosísimas canciones. Ahora estamos pensando experimentar con arreglos sobre el repertorio Stone. Aquí hay un desafío extra muy atractivo, ya que ese repertorio puede estar demasiado lejos de lo académico. Mezclar estos extremos suele dar por resultado un material muy interesante, raro y disruptivo.
-¿Qué tiene que tener un músico académico para ser convocado a una agrupación que, como decís, busca lo raro y lo disruptivo?
-No tiene que ver solamente con ser dueño de un gran nivel técnico. Han pasado por La Sinfónica Rock excelentes intérpretes que no disfrutan este tipo de repertorio. Sus gustos pasan por otro lado y estas canciones no pasan por sus almas. Esto es excluyente. Todos quienes formamos parte hoy gustamos tanto del rock nacional e internacional como del folklore, la música clásica, el cancionero latinoamericano y el infinito resultado que se genera de las mixturas.