Noelia en el país de los cosos 

(Ignacio Minaverry / La Maroma)

“¿Por qué lo explicás todo con dibujitos? / Porque se me canta”, ese brevísimo diálogo entre dos personajes secundarios puede sintetizar todo el espíritu de Noelia en el país, en el que Minaverry no esconde su carácter de alegoría de la Argentina, el peronismo y los distintos conservadurismos. Y sintetiza, también, el volantazo que significó esa etapa de su obra, cuando tiró por la ventana el realismo impecable de Dora (pronta a volver, por cierto) en aras de un dibujo más suelto, cierta alma rockera en sus personajes y un universo fantástico con menos ataduras ataduras en todo aspecto: en la documentación, en la composición y narrativa de las páginas, en el color y en el humor.


 

El bar de la mesa tres

(Chelo Candia / Maten al Mensajero)

Una mesa de un bar cumple los deseos más profundos de sus parroquianos. Y el mozo de turno es el catalizador de esa experiencia, quien le da forma. Con esa premisa Candia amplía su registro de narrativas posibles. Si antes había explorado el policial, las cuestiones sociales y el humor negro, aquí incursiona en un realismo mágico atravesado por cierta metafísica. Y sale airoso. Y aunque quizás el guión es demasiado dialogado y explicativo, cumple la función de anclar al lector en lo que se pretende contar. Candia consigue mantener el interés de la lectura pese a trabajar todo el relato con apenas un par de escenarios, lo que habla de un buen dominio de la narrativa historietística.


Detrás del ruido

 (Pedro Mancini / El Hotel de las Ideas)

El hiperproductivo Mancini acomete aquí una suerte de biografía en torno a los primeros años de William Burroughs, reinterpretada a partir de su propio universo iconográfico de cosas que flotan y paisajes oníricos -del cual el norteamericano es evidente parte-. Lo que podría quedar en el mero homenaje gana espesor cuando se pone en relación con el resto de la obra del historietista y se advierten los paralelismos entre el discurso del niño-Burroughs y los personajes del autor en sus otros libros y tiras. Así las cosas, Mancini planta bandera de “diferente” y lo hace, curiosamente, no proponiendo una fantasía de corte autobiográfico, como acostumbra, sino la biografía de un referente.


 

 

Historieta LGBTI 

(Varios autores / Editorial Municipal de Rosario)

Fruto de un concurso del área de diversidad sexual de la Municipalidad de Rosario, Historieta LGBTI reúne una decena de trabajos, en su mayoría de autoras mujeres, las más involucradas en el movimiento. El libro es reflejo de la diversidad interna del movimiento: hay relatos de salidas del closet, encuentros que se viven con naturalidad y choques contra la incomprensión de la sociedad, historias de militancia, manifiestos sobre la disidencia sexual, una defensa de Higui, reflexiones sobre las elecciones y cómo se abordan las relaciones. Desde lo gráfico, el acercamiento al lenguaje de la historieta es bastante canónico desde lo formal, aunque en lo estilístico sí pone de manifiesto su alteridad.