Las mujeres fueron uno de los grandes actores políticos del año en la Argentina. Salieron a las calles el 3 de junio por segundo año consecutivo contra las violencias machistas y además, por la despenalización del aborto, entre otras demandas. Y volvieron a marchar en el histórico 19 de octubre, movidas por la crueldad misógina que dejó sus marcas indelebles en el cuerpo de una adolescente marplatense, Lucía Pérez: mientras la CGT deshojaba la margarita en un contexto de ajuste y precarización laboral, sin animarse a llamar a una huelga general, el Colectivo Ni Una Menos, en articulación con un centenar de organizaciones políticas, sindicales, estudiantiles, lanzó el primer paro nacional de mujeres, para denunciar la desigualdad histórica que nos afecta y que genera ese caldo de cultivo que alimenta cotidianamente a los femicidas. Sin autonomía económica, las mujeres son más vulnerables al sometimiento de una pareja o ex pareja. Pero no solo las someten en el hogar: también en el mercado laboral. 

Cierra un año en el que la violencia machista ganó la tapa de los diarios, donde la voz de las mujeres se escuchó con potencia, tal vez, más que nunca en los últimos tiempos, pero donde las respuestas gubernamentales fueron débiles, con fuertes retrocesos en términos de políticas públicas, en un contexto de represión de la protesta, con una mujer presa política, y perspectivas de una profundización del ajuste y tarifazos, que dejará a más mujeres sin empleo o más precarizadas. Ojalá que el 2017 sea mejor.