Empezó el año alzando el Balón de Oro de la temporada anterior, obtuvo el torneo español de 2015/16, la Supercopa de España y la Copa el Rey, hizo goles para todos los gustos, recogió el 83 por ciento de los puntos que jugó con la camiseta de la Selección Argentina, volvió a deslumbrar con su juego como viene haciéndolo desde varios años, e hizo mucho para que Argentina disputara la final de la Copa América Extra, pero cometió algunos pecados capitales: no ganó esa Copa del Centenario y para colmo erró uno de los penales en la definición luego del empate con Chile; no consiguió la Champions League que esta vez fue para el Real Madrid, y no hizo doblete con el Balón de Oro que en esta oportunidad se entregó por segunda vez en un año, y encima se lo llevó Cristiano Ronaldo.

Perdió por puntos su eterna disputa con el portugués Ronaldo y perdió mucho más que eso, en la consideración de cierto público ultraresultadista que abunda en los círculos futboleros de aquí y de España. “Mal año para Messi” llegaron a decir como balance de 2016, algunos medios madrileños.

Más allá de circunstancias de juego, lo más saliente en el año de Lionel Messi hay que buscarlo por la fenomenal corriente de afecto que desató en la Argentina su decisión de abandonar el seleccionado nacional, luego de la frustración que significó una nueva final perdida. Cuando fue entrevistado en caliente, después de aquella noche en Estados Unidos, Messi dijo casi sin pensarlo que había llegado el momento de dar un paso al costado en la Selección. Al menos por un tiempo el eje periodístico empezó a correrse, y se convirtó en un pedido unánime de que reviera su posición. Es que se tomó conciencia de que se venía una seguidilla de encuentros vitales en las eliminatorias: Uruguay y Colombia como locales, y Paraguay y Brasil como visitantes, y sin Messi imperaba la sensación de que no había nada que hacer y que Argentina se podía empezar a despedir de Rusia 2018. Muchos de los que le cuestionaban que en el equipo nacional no rinde lo mismo que en el Barcelona empezaron a entender el peligro que se avecinaba.

Con el cambio de entrenador, la prioridad de Edgardo Bauza fue la de convencer a Messi de que su vuelta era esencial, aunque nunca lo planteara en esos términos. “Vamos a hablar de fútbol”, decía una y otra vez el técnico, para frenar la ansiedad periodística del periodismo que quería saber cómo iba a hacer para recuperarlo. La súplica masiva, que incluyó marchas y banderazos, sumada al éxito alcanzado por Bauza dándole un incondicional respaldo favorecieron el retorno. Volvió Messi y tras un remate suyo desviado en un defensor Argentina venció a Uruguay. Lesionado, no jugó contra Paraguay, estuvo en la noche de la paliza de los brasileños y se convirtió en figura indiscutible del equipo que le ganó 3-0 a Colombia, alimentando la esperanza de una clasificación directa para el Mundial que evite el repechaje.

La fenomenal actuación de Messi contra Colombia dejó en segundo plano el dato de que el equipo sigue sin jugar bien, y depende de los chispazos individuales de los jugadores, especialmente de él. Ante los colombianos, están frescas las imágenes de la producción del mejor jugador argentino de estos tiempos:

1) Metió un tiro libre fenomenal, después de una falta que le cometió Barrios a él mismo.

2) Le dio un fantástico pase aMercado, cuyo cabezazo salió rozando un palo. 

3) Arracando por la derecha picó la pelota, por detrás del último hombre, milimétrica para que Pratto cabeceara a la red.

4) Entrando por la izquierda, sin mirar, habilitó a Di María para que rematara libre. La pelota dio en el palo.

5) Como puntero derecho le dio un pase de taco a Enzo Pérez, que se fue por la raya pero perdió la pelota. Messi corrió, la peleó, la recuperó, se fue paralaleo a la linea de fondo y la tiró al medio para Higuaín (que se pasó) o Di María (que esta vez no falló). Iban 84 minutos, cuando Messi peleó esa pelota como si fuera la primera del partido. Realmente resulta difícil de entender a quienes lo acusan de “pecho frío”.

A mediados de este año Messi va cumplir 30. Está físicamente entero y sigue mostrándose feliz cada vez que entra a un campo de juego. Y si disfruta él, disfrutaremos todos...

Además del gol a Colombia, Messi, en su producción de 2016, se deben anotar otros dos golazos de tiro libre en la Selección (uno contra Panamá y otro ante Estados Unidos), y uno como regalo de Reyes ante Espanyol, en el clásico catalán, el 6 de enero.

EFE