En las profundidades del monte santiagueño, la guaracha encontró la temperatura ideal para afincarse y desarrollarse con fuerza. La cosa es que este joven y popular estilo tropical en 6x8, patrón rítmico muy característico de la música afro que también está presente en el joropo y la salsa, se encuentra en plena expansión. Y ahora también pide pista en las fiestas y bailes porteños. Los principales responsables de traducir esta música rural a un lenguaje urbano y actual son Los Arcanos del Desierto, una potente orquesta de vientos y percusión afrocubana que acaba de lanzar su tercer disco, Trópico del Monte.

La guaracha es sinónimo de festividad, de alegría, y representa el compartir: desde los bailes en el interior bien metido en los montes pasando por fiestas tradicionales, pero siempre dirigida hacia un sector o clase”, explica el santiagueño Mariano Sarquiz, bajista y director musical de Los Arcanos. “Pero actualmente la guaracha se insertó en todos los santiagueños sin discriminar festival, fiestas o reuniones, y logró tener un fuerte peso en nuestro folklore”, completa.

Los Arcanos subieron la apuesta y le aportaron a la guaracha un enfoque latinoamericano y una instrumentación bien salsera, con los bronces al frente. “La idea era romper con la estructura tradicional del estilo: ningún grupo tiene esta formación de big band, una concepción musical tan jazzera ni solos de guitarra”, dice la trombonista Felicitas Rocha, oriunda de Buenos Aires. Los doce integrantes de la orquesta se reparten entre la city porteña y la provincia norteña.

Este formato es bastante nuevo; quizás hasta controversial. Pero desde un comienzo los mismos guaracheros tradicionales de Santiago se acercaron a felicitarnos por la búsqueda, lo que nos empujó a seguir explorando este ritmo”, resalta Sarquiz. “Al principio era bastante riesgoso ya que ni nosotros sabíamos qué iba a resultar, porque no se conocía este timbre para esta música”, reconoce. Allí, en Santiago del Estero, se encuentra la comunidad árabe más grande del país y esa cultura se filtra en su estética y en canciones como Guaracha del lugar o Trópico del Monte.

En el primer disco, Le Temple Mishki (2014), le rindieron homenaje a la legendaria banda de guaracha Kalama. “La idea era romper el hielo con interpretaciones de éxitos populares en la zona pero también haciendo notar nuestra fuerte impronta”, dice Sarquiz. Luego vino Teriantropia (2015), en el que versionaron piezas frenéticas y espirituales de los hermanos Santiago y Juan Cruz Suárez, de El Vislumbre del Esteko, como Ligado con tu esencia, Fiebre de amor y Siente bien.

Y en el nuevo disco terminaron de definir una identidad sonora y se animaron a grabar canciones propias, como la guaracha-cumbia Médula o Guarabe. “Nos embarcamos en llevar nuestra música a un lugar nuevo, buscando otros colores, como melodías de Medio Oriente o la interpretación de canciones de artistas de otros géneros”, explican. De este modo, hacen en clave guarachera African Village (McCoy Tyner) y una zarpada versión de Post crucifixión, de Pescado Rabioso: “¡Es una canción con una fuerza incomparable!”, dicen.

* Sábado 9 a las 23.30 en el Club Cultural Matienzo, Pringles 1249, junto a Sonora Marta La Reina.