"El título estuvo antes que el texto, más de 20 años antes, aunque con coordenadas semejantes. A mediados de los '90, el título de esta obra no era el mismo; el original era «El día que mataron a Charly García»", dijo el periodista y escritor Carlos Polimeni acerca de El día que mataron al ministro de Energía, texto que le pertenece, recientemente estrenado en Rosario y en Buenos Aires, e interpretado por el actor Christian Alvarez, mentor y gestor de este proyecto.

El año pasado, el actor rosarino se conectó con Polimeni y lo invitó al Centro Cultural La Toma, donde el periodista porteño se presentaba con Voces, un encuentro de radio, café concert, poesía, música y política.

"A partir de allí se generó muy buena relación; me animé a pedirle si tenía algún monólogo para mí y me propuso un texto que tenía escrito. Viajé a Capital Federal y allí en un bar, cerca de Radio Del Plata, me leyó el texto. Al finalizar, se acercó la dueña del bar y nos dijo que eso estaba muy bueno, nos agradeció y nos invitó los desayunos que habíamos consumido", evocó Alvarez al destacar un gesto que acompañaría la relación creativa gestada entre autor y actor.

El actor se hizo cargo de la puesta y convocó a Gisela Bernardini para que dirija la propuesta. En ella colaboran, además, aportando su voz en un tema musical, Sebastián Oficialdegui en arte y escenografía, y Luis Schiappapietra en la asistencia técnica.

El día que mataron al ministro de Energía es, según sus responsables, "un monólogo para un actor desesperado. El protagonista se plantea en una circunstancia extrema de su vida, decir sus verdades relativas a lo humano y sus miserias. Hablar de sistemas políticos, culturales y sociales que agobian y te quitan energías, o se valen de ellas para mitigártelas".

"Las claves -dice el protagonista- nos la dio el personaje: un actor medianamente conocido que desarrolla su trabajo interpretando clásicos y que en un momento clave de su vida recibe una noticia negativa sobre su salud, decide realizar una "obra donde valga la pena gastar hasta el último aliento y decir lo que tenga ganas de decir, pero de verdad".

En ese tránsito -según Alvarez- el actor escucha mal la noticia de un magnicidio y ese deseo de decir lo que piensa genera en él una tensión que lo lleva a preguntarse si vale la pena pasar a la acción. Su tendencia setentista lo envuelve en una vorágine verborrágica en la que plantea su visión de la realidad: la historia política nacional y como poner en cuestión distintos aspectos sociales y de salud.

-- ¿Cómo planteaste la puesta en escena para que contenga y enriquezca un texto dramático tan potente?, preguntó Rosario/12.

-- Generamos un dispositivo escénico que se desarrolla en un ámbito que trastoca, y puede ser el living de su casa, un lugar de ensayo, un estudio de TV o un hospital. Abordamos el concepto lumínico que juega con el claroscuro del estado de ánimo del personaje y la situación actual del país. Mientras tanto, en lo musical, el espectador se encontrará con música incidental y una joyita a partir de la versión de un tema de Fito Páez, interpretado por Gisela Bernardini, con coros de Ciro de Oña y arreglos, instrumentación y dirección musical de Mauro Cachorro González, -revela Alvarez.

Al plantear las similitudes del texto con los procedimientos utilizados en El día que mataron a Charly García, Polimeni dijo que se trata de "utilizar una falsa noticia de alto impacto emotivo para describir el derrotero que produce en la mente de un actor al que se le viene encima la realidad pesada de un país que a veces es inexplicable".

El autor se refirió a varios factores que motivaron esta escritura, como la angustia del entorno, un país en el que se repiten historias que no deberían repetirse.

"Se trata de un actor que, cansado de ser portavoz de los textos de los autores, se rebela. Le pasan muchas cosas, pero, por sobre todo, está dominado por la bronca, por la impotencia; quizás dirá cosas incorrectas, frases de las que se arrepentirá, pero al menos no repetirá las palabras de otro; a veces los desesperados dicen verdades que el resto calla", afirma Polimeni.

-- ¿Este texto significó un desafío dentro de tu trayectoria como actor?

-- Si bien el personaje es un actor, es un actor con características de trabajo distintas a la mía, lo cual ha sido un interesante anclaje de abordaje, el cual encaré desde el concepto del gran Tato Pavlovsky que planteaba a sus personajes como Voces ‑dice Alvarez.

A partir de esto, el actor piensa cualquier texto con una idea que rompe con los cánones más clásicos, pero no reniega de la creación desde parámetros claros y principios que permiten subjetividades más abiertas.

"Se trata de un juego intensamente libre que solo es posible en un tiempo y espacio determinado por la ficción, y así poder vivir un aquí y ahora intenso y orgánico; es un texto de pura actualidad atravesado por el fundacional «ser o no ser»".

El día que mataron al ministro de Energía, producida por la Cooperativa Los Titiriteros, se podrá ver en Rosario, los viernes de junio a las 21.30 en Espacio Dorado ‑ Centro Cultural La Toma (Tucumán 1349) y en Buenos Aires, los sábados a las 20.30, en Teatro Pan y Arte (Av. Boedo 876)