La Municipalidad lanzó ayer un paquete con las nuevas licitaciones para la explotación comercial de cinco bares y un minimercado en Rambla Catalunya. Son los negocios que controlaba desde hacía más de 25 años el empresario Mario Cornaglia, hasta que la intendencia se los quitó el año pasado, cuando la EPE lo denunció por hurto de energía eléctrica. La nueva etapa asoma en medio de demandas judiciales cruzadas entre el municipio y el empresario gastronómico. Curados de espanto, y habiendo pagado costo político por esa polémica concesión, en el Palacio de los Leones quieren que cada bar tenga un dueño diferente y que la licencia dure seis años. Mónica Fein no quiere repetir la experiencia vivida con el titular de Sol Eventos Catering y Naturaleza Urbana SRL. El cánon por cada comercio mejorará algo respecto de la ganga que abonaba el concesionario anterior. Pero tampoco será significativo: un promedio de 118.000 pesos mensuales por la explotación de los cinco bares y un minimercado, serán 8,5 millones de pesos que terminaría embolsando el tesoro municipal al cabo de seis años.

"Esperamos encontrar concesionarios a la altura de lo que la ciudad necesita".

El último escándalo de Cornaglia como multiconcesionario de la costa vino desde un lugar inesperado: la Empresa Provincial de la Energía lo denunció penalmente en octubre pasado luego de que sus inspectores descubrieran una conexión clandestina desde la red de alumbrado público hasta uno de los bares a cargo de Sol Eventos Catering. El robo quedó al descubierto porque la EPE detectó que el contador de la red de alumbrado público en la Rambla seguía corriendo aún durante el día, a pesar de que las farolas de las calles estaban apagadas.

El Ejecutivo rescindió enseguida todas las licencias conferidas a Cornaglia y le entabló una demanda judicial por incumplimiento de contrato: como concesionaria, la empresa debía realizar obras en el entorno de la playa pública y sólo ejecutó menos de la mitad. A su vez, Cornaglia demandó a la Municipalidad por la interrupción unilateral de la concesión, y por el uso de vajillas y mobiliario durante la continuidad de los locales.

Los bares-restaurantes (dos de ellos, con amenización musical habilitada) eran ya un clásico de la costa norte: Natural Mystic, Primavera, Caracolas, Sr. Arenero y Mordisco. Y además, el minimercado. Luego de la quita de concesión, Cornaglia obligó al municipio a desistir de esas marcas comerciales. Desde entonces los bares se llaman Kinston Roots, Serena, Chulavista, Hemingway y Rambler, respectivamente. Los administra la empresa del Estado municipal Costanera Rosario.

"Fue un momento muy complejo, nos agarró entrando en la temporada alta y la intendenta decidió que el municipio se haga cargo de las prestaciones. La premisa era concreta: preservar los puestos de trabajo", dijo ayer Gustavo Leone, secretario de Gobierno, en alusión al grupo de 70 trabajadores gastronómicos que se emplean en esos comercios. Los pliegos licitatorios que están disponibles desde ayer imponen como requisito que se garantice la continuidad laboral del personal.

Los pliegos imponen como requisito que se garantice la continuidad laboral del personal.

 

"Esperamos encontrar concesionarios a la altura de lo que la ciudad necesita, más en una zona que suma obras que trasciende la temporada de verano y necesita servicios y prestaciones", dijo Leone.

El presidente de Costanera Rosario, Lucas de la Torre, aclaró que cada interesado podrá ofertar solo por dos comercios, no más. "Para fomentar la competencia", dijo. Y para no repetir la etapa anterior. También por ello, el plazo de concesión será de seis años con opción a uno más. Y el mantenimiento de la playa no será responsabilidad de los concesionarios, sino que seguirá a cargo de Costanera Rosario. "Lo ideal sería que hubiera un titular para cada uno. Pedimos antecedentes económico contables y una propuesta gastronómica para cada lugar", acotó Leone.

Los cánones difieren según la envergadura de cada negocio. El minimercado tiene un presupuesto oficial estimado de 396.000 pesos por todo el período de concesión. Luego, dos bares cotizan 1.350.000 cada uno como cánon global; y los tres bares restantes lo hacen por 1.800.000 pesos.

La retribución diferirá según sea temporada alta o baja. De octubre a marzo, el nuevo concesionario abonará por cánon 35.000 pesos mensuales -o 25.000, si es de los más baratos-, y desde abril hasta setiembre pagará $15.000 al mes -o 12.500-.

Leone valoró que los cánones establecidos son superiores a lo que pagaba -muchas veces con retraso- la concesionaria anterior. De todos modos, no es significativo: la UTE presidida por Cornaglia abonaba 10.300 y 23.400 mensuales, en temporada baja y alta, respectivamente.

En el anuncio realizado ayer en el Palacio de los Leones, estuvo el secretario general del Sindicato de Gastronómicos de Rosario, Sergio Recúpero, quien rescató el desenlace de la situación tras la rescisión de la licencia municipal de la que dependen 70 empleados. "El trabajo de todos nos permite arribar a este momento, se respetaron los puestos de trabajo, la antigüedad y los derechos de cada trabajador", valoró.

Los pliegos estarán a la venta hasta el 10 de julio, y al día siguiente será la apertura de sobres con las ofertas.