“Ay ay ay que risa que me da... si vive en un baldío que le den un plan social”, le cantaron ayer organizaciones sociales al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, en la puerta de su caserón en el barrio de Belgrano. También le instalaron una mesa en la calle con una cacerola comunitaria. Dujovne fue escrachado porque si bien vive en una mansión de 282 metros cubiertos, distribuidos en tres plantas, en Belgrano, la propiedad está registrada en la Administración Gubernamental de Ingresos Públicos (AGIP) de la Ciudad de Buenos Aires como un terreno baldío. Habitar un descampado le ofrece al funcionario un importante beneficio impositivo ya que abona apenas 2458,11 pesos mensuales de ABL e impuesto inmobiliario. La cifra es significativamente inferior a la que correspondería si Dujovne hubiera declarado correctamente la propiedad, en torno a 6500 pesos.

Un rato después de la manifestación frente a su casa, Dujovne encabezó en Hacienda la segunda reunión del “gabinete económico”. El principal objetivo de ese convite es planificar el ajuste fiscal para cumplir con las condiciones que el FMI exige para el otorgamiento del salvataje financiero. A la reunión asistieron los ministros de Trabajo, Producción, Finanzas, Modernización, Transporte, entre otros, junto al vicejefe de Gabinete, Mario Quintana y el titular de la Anses, Emilio Basavilbaso. Dujovne presentó a Gadano como coordinador intragabinete, mientras que Guido Sandleris asciende a viceministro.