En Colombia, un ballotage marcado por una extrema polarización dirimirá hoy quién será el próximo presidente, si el izquierdista Gustavo Petro o el uribista Iván Duque. Según un promedio de los últimos sondeos publicados, Duque, un joven senador y ex economista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sin experiencia de gestión pública, ganaría la segunda vuelta. Petro, quien fuera alcalde de Bogotá y senador nacional, representante de la izquierda, tendrá que superar tres obstáculos para ganarle al soldado de Uribe: la importante ventaja ganada por Duque en primera vuelta, la histórica alta abstención de los ciudadanos colombianos y la posibilidad de que hoy crezca el voto en blanco.

Pareciera que el voto en blanco podría ser la gran sorpresa de la jornada. El viernes, el candidato que quedó tercero en la primera vuelta con un 23 por ciento de los votos, Sergio Fajardo, tuvo la posibilidad de convertirse en el gran árbitro del ballotage y ratificó que no apoyará a ninguno de las opciones electorales en las urnas y que votará en blanco. “El voto en blanco permitirá mantener una independencia, respetuosa y constructiva, frente al gobierno que venga. Será fundamental para reconciliar a Colombia en el largo plazo, aún si, por un momento en la campaña, suscita algún insulto”, argumentó el ex gobernador de Antioquia en una carta difundida en las redes sociales.

Ante la posibilidad de que los votantes de Fajardo sigan su ejemplo, Duque y Petro hicieron campaña día y noche en las últimas semanas pasadas para conseguir convencer a los electores y achicar el número de votos en blanco. 

A lo largo de este último tramo de la campaña presidencial, Duque y la fuerza uribista Centro Democrático sumaron el apoyo de los principales partidos tradicionales de Colombia, el Conservador y el Liberal, y además la adhesión de Cambio Radical, la fuerza que sacó un 7,3 por ciento de los votos en la primera vuelta. Esta coalición de centro-derecha y derecha que se formó alrededor del candidato uribista es la misma que acompañó al presidente saliente Juan Manuel Santos durante los últimos años.

Por su parte, Petro sumó a las dos principales fuerzas políticas que apoyaron en primera vuelta a Fajardo, el Polo Democrático Alternativo - aunque algunos reconocidos legisladores se negaron a sumar su adhesión y llamaron a votar en blanco- y el Partido Verde. Este último dio libertad a sus militantes a elegir entre Petro y votar en blanco, pero su cúpula hizo campaña por todo el país junto al candidato de izquierda. 

En la última semana, Petro también recibió el apoyo de Ingrid Betancourt, quien estuvo secuestrada por la ahora ex guerrilla FARC durante seis años, entre 2002 y 2008. Su apoyo tuvo un gran peso simbólico ya que, tras la primera vuelta, la elección presidencial en Colombia quedó cristalizada entre Duque, un candidato apoyado por el partido más fervientemente opositor al acuerdo de paz firmado con las FARC en 2016, y Petro, un dirigente que promete defender ese acuerdo.

Si bien hay importantes dirigentes de su partido que piden destruir el acuerdo de paz, Duque se ha mostrado más moderado en campaña y pidió reformar dos puntos centrales: los escaños garantizados para la ex guerrilla en las dos cámaras del Congreso por ocho años y desvincular completamente el delito de narcotráfico de la justicia transicional que debe juzgar a los crímenes cometidos en el marco del conflicto armado. 

Los comicios, además, se realizan en medio de otro proceso de paz. A principio de esta semana, la guerrilla ELN  anunció un nuevo cese de fuego de cinco días para garantizar la normalidad de las elecciones. El cese comenzó el viernes y terminará el martes, cuando ya se conozca for el nombre del próximo presidente.