El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil empezó a juzgar denuncias de corrupción y lavado de dinero contra la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, y su esposo, el exministro Paulo Bernardo, en el marco de la Operación Lava Jato. En una nota, Hoffmann –que fue ministra de la Casa Civil de la presidenta Dilma Rousseff– dijo que encara con “serenidad” el juicio y afirmó que fue “injustamente denunciada, sin ninguna prueba o indicio de crimen”. Una condena contra la senadora  asestaría un nuevo y duro golpe al PT, cuyo principal referente, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, purga desde abril una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero. Las denuncias de corrupción son pasibles de condenas de 2 a 12 años de cárcel y las de lavado de 3 a 10 años, pero en caso de ser declarada culpable la legisladora no podría ser detenida de inmediato, por beneficiarse de fueros parlamentarios y por disponer de la posibilidad de presentar recursos. La sentencia contra Hoffmann, al frente del PT desde junio de 2017, debe ser pronunciada por una corte de cinco magistrados. La duración del proceso es indeterminada, pero el magistrado encargado de dirigir las deliberaciones, Ricardo Lewandowski, dijo que el caso podría resolverse en una sola sesión, “dependiendo del consenso”.