Javier Martínez, Claudio Gabis y Alejandro Medina. Casi no se necesita más presentación. Junto a Almendra y Los Gatos, Manal fue un pilar fundamental del rock argentino, que sentó bases en las que muchos supieron apoyarse. Fue, también, una supernova de breve vida, que dejó un par de discos fundamentales (el álbum de “la bomba” acaba de ser reeditado en vinilo) y se disolvió, producto de fricciones internas y la partida de Gabis a España. En 1980 hubo una reunión de la formación original –también breve–, pero aquellos que nunca llegaron a verlos en vivo ya habían perdido las esperanzas. Hasta que, el 1° de octubre de 2014, milagro: el trío volvió a subir a un escenario, para un único concierto preparado en secreto y ofrecido a un selecto auditorio reunido en Red House, la sala de conciertos, bar y estudio de grabación de Jorge “Corcho” Rodríguez, impulsor de la iniciativa. Ahora, ese momento único puede ser recreado en la tranquilidad del hogar: el sello Sony Music y la productora La Roca acaban de lanzar Manal Vivo en Red House, una bonita caja que integra el CD y el DVD con el registro de la inesperada reunión. Y allí está todo lo que puede esperar el fan de esa leyenda del blues hecho en Argentina, por añadidura con el perfecto sonido que sólo puede garantizar un experto como Adrián Taverna. Y sí, está todo o casi todo: de la apertura con “Informe de un día” al cierre de “Jugo de tomate”, pasan clásicos inoxidables como “Avenida Rivadavia”, “No pibe”, “Avellaneda blues”, “Una casa con diez pinos”, “No hay tiempo de más”, “Para ser un hombre más” y “Doña Laura” (con Chizzo Napoli como invitado especial, por demás apropiado). Al ver y escuchar el material, qued apor demás claro que los músicos se metieron en la sala de ensayo y se aplicaron a fondo: a pesar de las tres décadas transcurridas, Manal suena como Manal, abrevando no solo el blues de siempre sino también en esos giros jazzísticos y hasta funkeros que hicieron del trío una experiencia irrepetible del rock argentino. Ante la evidencia de que la reunión quedó exclusivamente en esa noche de magia negra, Manal Vivo en Red House puede entenderse como un lanzamiento de tenencia obligatoria.