La selección argentina podría haber durado hasta tres partidos más, hubiera sido un recontra milagro. La gente común se pegó a la tele cuatro veces, sufrió más de lo que gozó, aunque pudo desgañitarse gritando varios goles. 

Una eliminación más temprana no hubiera agravado la caída de popularidad del Gobierno. Una quimérica llegada a la final no hubiera relegitimado al presidente Mauricio Macri. La sociedad es compleja, poliárquicoel sistema democrático… nada se detiene durante semanas.

Cuando acaba la “Fiesta” de Joan Manuel Serrat, vuelve el rico a su riqueza y el pobre a su pobreza. Describe una comunidad pequeña y un festejo corto. En la sociedad argentina, la especulación financiera pedaleó a fondo, propició una trepada tremenda del dólar, lucró con tasas exorbitantes de Lebac. 

Muchos ricos acrecentaron su patrimonio en estas semanas de órdago. En simultáneo –o mejor dicho dialécticamente– numerosos trabajadores son más pobres por la pérdida de valor adquisitivo de los sueldos. O por haber sido despedidos, a veces en paralelo con los partidos.

La formidable movilización por la interrupción voluntaria del embarazo  incidió en la media sanción de Diputados, horas antes de la jornada inaugural. “Que sea ley”, claman con derechos las mujeres de todas las edades y van por más.

La huelga general antecedió al partido con Nigeria, el trance más grato para los hinchas. La protesta copa calles y plazas en todo el país, todos los días. Nadie armó una movida cuando jugaba la celeste y blanca pero nadie resignó reclamos por dos semanas.

El primer mundial sin Fútbol para Todos (FpT) no ofreció un servicio mejor al que había “antes”. en la época populista. 

Los especialistas en economía podrán calcular “cuántos años” de FPT se fueron por la canaleta de la timba financiera en una jornada bancaria sola, en dos, en decenas. Para esta reseña apurada, en una tarde gris de ausencia, basta decir que elsupuesto ahorro fiscal es un pretexto y una bicoca. La finalidad de esa privatización (que quebró una promesa electoral), como la de tantas otras, es enriquecer a empresas oligo o monopólicas, no mejorarles la vida a los ciudadanos-usuarios.

La imagen del abrazo al Hospital El Cruce de Florencio Varela es una gran postal de la Argentina (ver nota principal), aunque las del baile que nos dio Francia “roban cámara”. Vale la pena recordarla, enaltecerla, recuadrarla porque la historia, como ya se dijo, no se detiene.