El equipo económico licitó Letes a un año con una tasa del 5,5 por ciento en dólares. Este rendimiento, que es casi el doble respecto de lo que se pagaba en 2017, es una señal de los niveles de riesgo que tiene la Argentina. Los bonos de largo plazo (20 años) de otros países de la región ofrecen una tasa similar a la de este título de 379 días. La economía local se transformó en una timba financiera en dónde los inversores hacen sus apuestas sobre cómo evolucionará la probabilidad de pago de la deuda argentina. No hay espacio para pensar en la economía real vinculada con el empleo, la producción y el consumo. Las tasas en pesos, al igual que los rendimientos en moneda extranjera, subieron en forma desproporcionada en los últimos meses. Las Lebac ofrecen una ganancia del 60 por ciento en el mercado secundario, una tasa que se traslada al resto de instrumentos financieros como los descuentos de cheque, los préstamos al consumo o los hipotecarios.  

La licitación de Letes de esta semana fue especial porque los inversores podían adquirir el título con pesos, dólares o con Lebac. El Ministerio de Hacienda informó que este canje voluntario de Lebac por Letes alcanzó 295 millones de dólares. Esto implica que la deuda del Banco Central bajó en unos 8200 millones de pesos, una cifra que equivale a apenas el 1 por ciento del stock de Lebac. El ministro Dujovne dijo el martes que debió extender hasta ayer la posibilidad de cambiar Lebac por Letes por la gran cantidad de pedidos de los inversores. El equipo económico mejoró el precio al que aceptó las Lebac y el tipo de cambio para hacer el canje de los títulos. Pero la cantidad de inversores que aceptaron la oferta fue muy moderada.

La estrategia de los funcionarios, que apuntó a la baja deuda de Lebac que vence en menos de 10 días e incrementar el pasivo en dólares a 379 días, no movió el amperímetro del balance contable del Banco Central. El próximo 18 de julio vencerán 530 mil millones de pesos en Lebac y la autoridad monetaria, si convalida la tasa del mercado secundario, deberá subir los rendimientos de estas letras a cifras superiores al 60 por ciento. Lo que se intercambió ayer de letras en pesos por Letes en dólares fue menos de 2 por ciento de estos vencimientos. El objetivo del canje voluntario era ofrecer cierta certeza al mercado de que en el próximo vencimiento de letras la tasa no iba a dispararse ni el dólar iba a anotar un nuevo pico de demanda. Pero la iniciativa no fue lo suficientemente tentadora para el mercado. 

Los consultores más optimistas evaluaron que la baja adhesión del canje puede leerse como un dato positivo, indicando que con el rendimiento actual de las Lebac nadie quiso dolarizarse y prefirieron apostar por el negocio de la tasa. Esto equivale a decir que el inversor no considera que el dólar vaya a subir más de un 4 por ciento en las próximas semanas. Otros analistas más criticos mencionaron que la variable que mira el mercado es la liquidez en moneda extranjera, lo que explica que la cotización de la divisa sigue en torno de los 29 pesos a pesar que las Lebac rinden 60 por ciento. El correr de los días dirá qué consultores tuvieron la mejor intuición. 

El Ministerio de Hacienda se encargó de informar el resultado de la licitación de Letes, en un comunicado técnico, en el que no se ofrecieron conclusiones sobre los montos que canjearon con Lebac. “Se adjudicaron 422 millones de dólares en Letes a 379 días (con vencimiento el 26 de julio de 2019)”. El 70 por ciento de este monto se suscribió a partir de letras en pesos del Banco Central. La mayor parte de las Lebac intercambiadas por Letes vencían en julio y agosto. La cartera a cargo de Nicolás Dujovne detalló que las Lebac a cancelar el 18 de julio sumaban unos 4217 millones de pesos, mientras que las de agosto equivalían a 2315 millones. Estos montos que antes adeudaba el Central en pesos ahora lo adeuda el Tesoro y deberá pagarlos en dólares en julio del próximo año con una tasa de interés en moneda dura de 5,5 por ciento. 

La suba de los rendimientos que reconoció el equipo económico muestra la dificultad para convencer al mercado de prestar capital. Hace un año, el ministerio de Finanzas licitaba Letes a tasas cercanas al 2,8 por ciento anual, la mitad que ahora. Los bonos de largo plazo argentinos ya rinden por encima del 9 por ciento anual, cuando en los países vecinos de la región la cifra está entre el 4 y 5 por ciento. Las apuestas sobre qué pasará con la economía local se convirtieron en el fetiche de los inversores internacionales: quienes ven con sorpresa que los seguros contra default argentino ya son más caros que los de la deuda griega. La timba financiera en la ingresó la economía local por la apertura indiscriminada a los movimientos de capitales hace imposible tener el mínimo de previsibilidad para invertir en una actividad productiva, incrementar la plantilla laboral de un establecimiento o hacer algún gasto en bienes de consumo por fuera de las compras que se realizan para el día a día.