El subterráneo porteño volvió a parar. Esta vez fue la línea C, donde los trabajadores realizaron una medida de fuerza a raíz de la falta de medidas de higiene y seguridad básicas. El paro, que comenzó a última hora del miércoles y se prolongó hasta entrada la tarde de ayer, tuvo lugar a un mes de la muerte de Matías Kruger, trabajador del taller Colonia de la línea H, por una descarga de alta tensión.

La muerte de Kruger, junto con el paro que afectó el servicio de la línea C, puso en evidencia que Metrovías y Sbase, la empresa estatal propietaria de la re de subterráneos, no dieron respuesta a las fallas de seguridad denunciadas reiteradamente por la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro. Kruger fue el sexto muerto en los últimos años, y a pesar que se trataba de un joven muy conocido, los trabajadores afirmaban ayer que nada ha cambiado bajo tierra.

La empresa en un comunicado indicó que el reclamo estaba relacionado con un pedido de reducción de jornada y mayor cantidad de tiempo de descanso, lo cual fue desmentido por el sindicato del subte. “Desde la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) repudiamos tales afirmaciones, ambas emitidas desde cómodas oficinas, lejos del lugar donde los trabajadores y trabajadoras de la Línea C de subterráneos sufren condiciones precarias de trabajo. Se ha dejado en claro que se solicitan baños en cantidad y calidad suficiente, vestuarios de acuerdo a lo reglamentado para la cantidad de trabajadores y trabajadoras, personal de seguridad y matafuegos para prevenir incidentes”, expresaron los metrodelegados.

Pasado el mediodía los operarios de la línea C suspendieron la medida de fuerza que habían comenzado el miércoles en reclamo de condiciones de seguridad y laborales en la estación San Juan, que la empresa Metrovías quería utilizar como cabecera provisoria mientras Constitución esté cerrada por obras. A pesar de haber calificado de “incomprensible, injustificada y sorpresiva” la protesta, la concesionaria del subterráneo porteño accedió a que se utilice como cabecera la estación Independencia, y que el servicio se preste de manera reducida con la mitad del personal.

El metrodelegado Néstor Segovia había advertido que el paro seguiría de manera indeterminada hasta que Metrovías accediera a brindar “todas las condiciones” para los trabajadores. El cierre de Constitución provocó que los empleados se queden sin vestuarios y sin comedor. “No somos animales, queremos un baño como la gente, un cuarto como la gente, ayer no teníamos agua para tomar así que el paro no se levanta hasta que la empresa nos dé todas las condiciones”, afirmó Segovia.

El sindicato de trabajadores del subte denunció también que el andén provisorio de madera de la estación San Juan no soporta los 350 mil usuarios que lo transitan a diario, que la catenaria de 1500 voltios está al alcance de los pasajeros y que no hay salidas suficientes.

Finalmente, Metrovías aceptó los reclamos tras una reunión con los gremialistas. “La empresa se comprometió a hacer un comedor para nuestros compañeros, y mientras tanto va a trabajar la mitad de la gente”, anunció Segovia. Cerca de las 16 el servicio comenzó a regularizarse entre las estaciones Retiro e Independencia, que será la nueva cabecera provisoria mientras se hagan las obras

En el marco del paro, Claudio Dellecarbonara, miembro del secretariado ejecutivo de la AGTSyP, declaró que “el jefe de Gobierno de la Ciudad Horacio Rodríguez Larreta, que sólo se sube a un subte cuando está en campaña, sigue siendo cómplice de una empresa no hace las inversiones correspondientes y es responsable de un pésimo servicio, así como de la muerte de seis trabajadores en los últimos años”.