La cumbre en Helsinki, Finlandia, entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, que tendrá lugar hoy está empañada por nuevas acusaciones en el llamado Rusiagate. El viernes, el fiscal especial Robert Mueller acusó a 12 agentes rusos de haber hackeado los correos electrónicos de los demócratas durante la campaña electoral de 2016. Se trata de la primera vez que se acusa directamente al servicio secreto ruso GRU de ser responsable del golpe de imagen contra quien era la adversaria de Trump, Hillary Clinton.

En la entrevista con la cadena estadounidense CBS se le preguntó a Trump si pediría la extradición de esos 12 rusos por el supuesto robo y difusión de datos electrónicos de la campaña de Clinton. “Bueno, podría. No lo pensé, pero sin duda lo consultaré”, respondió el mandatario. De todas formas, el asesor de seguridad del presidente, John Bolton, le dijo a la cadena ABC News que Estados Unidos no tiene acuerdo de extradición con Rusia. El hecho de que el fiscal general adjunto Rod Rosenstein presentara la acusación tres días antes de a cumbre con Putin muestra, una vez más, que Trump y su Gobierno no siguen una misma línea en lo que respecta a Rusia. Las autoridades estadounidenses venden armas a Ucrania, aplican sanciones contra Moscú, expulsan a diplomáticos rusos, acusan al Kremlin de violaciones de los derechos humanos, pero Trump no parece apoyar realmente estas medidas. Aunque el mandatario dice que nadie ha seguido una política más dura contra Moscú que él, socava constantemente la línea oficial, por ejemplo al sembrar la duda de que Estados Unidos pueda reconocer la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia.  

A pesar de la simpatía que ha mostrado hacia el presidente ruso, el mandatario estadounidense no se mostró muy optimista frente a la cumbre. “Voy con pocas expectativas. No voy con expectativas altas”, dijo Trump en la entrevista emitida ayer por CBS. “Pero creo en tener reuniones con Rusia, China o Corea del Norte. No va a salir nada malo de ello, y quizás salga algo bueno”, agregó el mandatario.

En la misma línea, el inquilino de la Casa Blanca dijo que Rusia sólo era un enemigo en ciertos aspectos, mientras que la Unión Europea (UE) era un enemigo por su política comercial. “Pienso que la Unión Europea es un enemigo por lo que nos hace en el comercio (...)  Rusia es un enemigo en ciertos aspectos. China es un enemigo económico, sin duda son un enemigo. Pero eso no quiere decir que sean malos, no significa nada. Significa que son rivales”, apuntó, y agregó que la UE era muy difícil. 

Se espera que los principales temas a tratarse en la cumbre, además de asuntos bilaterales y la presunta interferencia rusa en las elecciones estadounidenses del 2016, serán el papel de Irán en la guerra de Siria, el desarme nuclear y el conflicto en el este de Ucrania.

El asunto en el que es más probable que se llegue a algún tipo de acuerdo es Siria, según coinciden en señalar la mayoría de expertos, que apuntan que Estados Unidos quiere limitar la presencia militar iraní, especialmente en el suroeste del país y, a la vez, planificar su retirada de este conflicto. A pesar de que es difícil que ambos líderes alcancen algún tipo de acuerdo en cuanto al desarme nuclear, se espera que expresen nuevos matices en sus posicionamientos, según estimaron observadores internacionales. Muchas voces han llamado a Putin y Trump, por ejemplo, a aprovechar el encuentro de Helsinki para prolongar el New START, un acuerdo de Estados Unidos y Rusia para reducir sus respectivos arsenales nucleares, cuya vigencia se acabaría en 2021. No obstante, Washington y Moscú mantienen en este asunto intereses cruzados y quieren ligar la extensión del New START a otras cuestiones en política armamentística. Moscú ha criticado en repetidas ocasiones el despliegue de sistemas de misiles estadounidenses en Europa del este y EEUU ha denunciado múltiples veces violaciones rusas del Tratado INF, que eliminó todos los misiles nucleares y convencionales de rango corto y medio. 

Ucrania es el cuarto punto de la agenda. El conflicto en el este del país entre el ejército de Kiev y los rebeldes prorrusos apoyados por Moscú lleva meses enquistado y los últimos alto el fuego pactados han sido ineficaces. Así, dejando de lado las declaraciones de Trump -refutadas desde su propia administración- sobre un posible reconocimiento estadounidense de la ilegal anexión rusa de Crimea, el único posible avance viable podría estar relacionado con la propuesta de Putin de una misión de cascos azules para la zona. 

Según la presidencia finlandesa, que acoge el encuentro, la cumbre comenzará con un encuentro cara a cara de Trump y Putin sobre la una de la tarde (hora local, siete de la mañana en Argentina), al que seguirá una comida de trabajo a la que se sumarán los principales asesores de ambos políticos y, luego, una rueda de prensa. 

Ya ayer se iniciaron protestas en la capital finlandesa por la visita de los líderes. En este caso las manifestaciones se dirigían principalmente contra la política de derechos humanos y los límites a la libertad de prensa en Rusia.